8/17/2009

SOBRE EL AUMENTO DE LA PRESENCIA MILITAR NORTEAMERICANA EN COLOMBIA

Ismael Triana
PCCC

Nos empujan a esa lucha; no hay más remedio que prepararla y decidirse a emprenderla
Che Guevara. Mensaje a la Tricontinental

Estar preparados para lo peor. Es una lección marxista que la historia ha corroborado hasta el cansancio. Y que hoy recobra más importancia, cuando la oligarquía colombiana y los Estados Unidos han decidido profundizar la guerra contra los pueblos de Nuestra América. Les incomoda la independencia de algunos gobiernos democráticos de la región, les atemoriza la posibilidad de levantamientos populares frente a la crisis capitalista mundial, les estorba el ejemplo bolivariano y antiimperialista que el pueblo colombiano simboliza, levantado en armas durante casi medio siglo, luchando por la emancipación.

Ya es evidente que Obama representa la política imperialista y ultra conservadora de los Estados Unidos. A pesar de su retórica de “cambio” en la política exterior, ha aumentado el presupuesto del Comando Sur, incrementado la financiación de las organizaciones “civiles” que patrocinan partidos y sectores de oposición en Venezuela, Bolivia y Ecuador, con el objeto de desestabilizar sus gobiernos, y ha auspiciado el golpe de Estado en Honduras. Ahora pretende aumentar su presencia militar en Colombia (sumado a los ya 800 militares norteamericanos y casi 600 mercenarios que hoy hacen presencia en nuestro territorio). No hay duda, el imperialismo es el peor enemigo de nuestros pueblos. Y las miserables oligarquías locales sus más dóciles clientes.

Ya desde la Doctrina de la “Seguridad Nacional” de hace décadas, los Estados Unidos han modelado una política contra insurgente en América Latina para eliminar toda posibilidad de una revolución, y garantizar la expoliación continental. La lucha contra el “enemigo interno” (las mayorías explotadas y excluidas de Nuestra América) se convirtió en la razón de ser de las fuerzas armadas Latinoamericanas que fueron educadas sistemáticamente para convertirse en verdaderos verdugos armados de nuestros pueblos, siempre combatiendo, según las circunstancias políticas, la “amenaza comunista” , el narcotráfico o el “terrorismo”. En Colombia, antes de que nacieran las guerrillas revolucionarias en los 60´s, ya las fuerzas armadas y el Comando Sur diseñaban los planes para desplegar una estrategia de contra revolución preventiva, que implantó macabras prácticas como el asesinato de mujeres campesinas embarazadas para evitar el nacimiento de un “potencial guerrillero”, la tortura y desaparición de lideres sociales, la conformación de las “Juntas de Autodefensa”, que luego en los 80´s dieron lugar a los escuadrones de la muerte paramilitares auspiciados por el Estado y patrocinados por narcotraficantes, empresarios y ganaderos, con la asesoría de la CIA y el ejercito colombiano. La CIA estableció alianzas con traficantes de droga colombianos (Pablo Escobar) en los 80´s para financiar la Contra Nicaragüense, asesoró la conformación y el entrenamiento de los grupos paramilitares, aplicando la experiencia aprendida en la lucha contra insurgente en otros países, así como también recogiendo lo aprendido por el ejercito francés en las guerras de liberación de sus colonias Africanas, y por los Nazis en Alemania en su guerra de exterminio. Y hoy, cínicamente pretenden legitimar el aumento de su presencia militar con el sofisma de una “cooperación” para combatir el narcotráfico y el terrorismo.

Esta no es más que una nueva fase de la política Norteamericana que pretende acabar con la insurgencia antiimperialista, cercar militarmente a Venezuela, e intimidar a Ecuador y Bolivia. Y de paso fijar un precedente amenazante para los demás piases de la región, incluyendo Brasil.

Queda corroborada aquella famosa frase del Che Guevara: “No se puede confiar en el imperialismo, ni tantito así”. Y cobra extraordinaria vigencia su estrategia política hecha propia por la insurgencia colombiana: “Combatir al imperialismo donde quiera que se encuentre”.

A propósito, ¿que las FARC EP son una excusa para el imperialismo?

La estrategia de expansión, expoliación y dominación Norteamericana, sus planes regionales y mundiales, y su agenda política, tienen una razón de ser desde hace decenios que no nació con las FARC. Ni la incursión a Panamá, ni la Contra Nicaragüense, ni la agresión a Cuba, ni la invasión a República Dominicana, ni el oprobioso dominio colonial de Puerto Rico, ni el establecimiento de las dictaduras de “Seguridad Nacional” en el Cono Sur en los 70´s apoyadas por los Estados Unidos, ni las bases yanquis establecidas en varios países de nuestra América,…, ni las innumerables agresiones, invasiones e intervenciones de más de un siglo y medio por parte del imperialismo Norteamericano, nacieron con las FARC.

Al contrario, las FARC EP nacen como respuesta a la política agresiva de la oligarquía y sus amos imperiales. La guerra nos la han impuesto los privilegiados que quieren seguir explotando al pueblo con la mayor impunidad. Ellos son los agresores, los de billeteras abultadas, los dueños de tierras, empresas, bancos y naciones. Ellos, que le han declarado la guerra a todo un continente, y han encontrado manos listas para empuñar las armas en defensa de la dignidad, ahora pretenden ser las victimas, con sus oligarquías, de la violencia que han desatado. Ellos, que desde siempre han saqueado nuestros recursos, pisoteado nuestras banderas, explotado nuestros pueblos, endeudado nuestras naciones, acabado nuestras culturas y embargado nuestro futuro, tienen el cinismo de llamar a las FARC EP terroristas. Han abortado el sueño de la Patria Grande, han divido a nuestros pueblos y los han puesto a pelear entre ellos. Las oligarquías locales, incluyendo a Uribe, no conocen más patria que la que ven a través del lente del imperio. Sus intereses están íntimamente ligados a los de los Estados Unidos. No tienen, y nunca han tenido un proyecto de Nación. Las fuerzas armadas de Nuestra América, y hoy más que nunca las de Colombia, son un ejército de ocupación, al servicio de los intereses de los ricos y poderosos, entrenados y dirigidos por el ejército Norteamericano. “No hay más cambios que hacer, revolución socialista o caricatura de revolución”, sentenciaba con justa razón el Che. Nunca ha existido una “burguesía nacional”, ni en Colombia ni en Nuestra América, capaz de hacerle frente al imperialismo. Son sus lacayos, sus más serviles clientes.

O el pueblo se levanta y toma el poder para expulsar al imperialismo e instaurar un proyecto de Nación viable y en beneficio de las mayorías, o seguirá siendo explotado y engañado por una oligarquía vende patria y genocida.

Es necesario preparase para emprender la lucha, para organizar la resistencia. Llegó la hora de emprender la batalla decisiva por nuestra segunda y definitiva independencia.

Porque hoy existen dos posibilidades: el proyecto Bolivariano por nuestra emancipación, el sueño del Libertador de una Patria Grande, digna, que le de la mayor suma de felicidad posible a nuestros pueblos, o la profundización del yugo imperialista y la posibilidad real, tarde o temprano, de un guerra fratricida entre los pueblos que sólo beneficia a los poderosos.

La guerra revolucionaria que emprendamos ahora, contra los poderosos, construirá la verdadera paz futura del continente. Nuestros enemigos, los enemigos de la verdadera paz, los que se lucran de la industria de la guerra, viven de la muerte, de la miseria y de la explotación. Ellos son el verdadero peligro para la paz continental, y sólo se les podrá vencer si los pueblos de Nuestra América se unen para enfrentarlos con todos los medios posibles. La unidad contra el enemigo común, la oposición contra una guerra entre los pueblos, que es lo que busca el imperialismo. No habrá paz mientras exista una oligarquía guerrerista y un imperialismo voraz.

Las FARC EP seguirán enarbolando la bandera antiimperialista que como llama ardiente encenderá todo el continente. Los pueblos de Nuestra América sabrán librar las batallas necesarias para liberar definitivamente nuestras tierras del yugo imperialista. Dignos herederos de la rebeldía de Bolívar, jamás nos resignaremos a ser esclavos en nuestro propio suelo.

Esta guerra no la elegimos nosotros, pero estamos dispuestos a enfrentarla, y a entregar la vida por la libertad de nuestros pueblos.



Por La Nueva Colombia, la Patria Grande y el Socialismo

Partido Comunista Colombiano Clandestino PCCC

Agosto de 2009

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