Ginebra (24 de septiembre de 2010) - “Quisiera dar a conocer a todos los interesados que en los últimos días he mantenido contacto permanente con el Gobierno de Chile, sosteniento conversaciones y un intercambio de información acerca de la situación de las 34 personas mapuche que han estado en huelga de hambre por más de dos meses en diversos centros de la región del Bío Bío y de la Araucanía. He expresado mi más profunda preocupación por esta situación y la necesidad de avanzar hacia la solución de los varios asuntos relacionados a las demandas de las personas en huelga de hambre.
“Las 34 personas en huelga de hambre se encuentran entre las 58 personas mapuche y sus simpatizantes que han sido procesadas o condenadas bajo la ley antiterrorista (Nº 18.314) de Chile. Entiendo que los presos mapuche en huelga de hambre demandan al Estado: (1) el término de la aplicación de la ley antiterrorista en causas que les
involucran; (2) el término del procesamiento de algunos de los presos mapuche por la justicia militar; (3) la desmilitarización de las zonas mapuche en que las comunidades reivindican derechos humanos políticos y territoriales; y (4) la restitución de tierras ancestrales mapuche.
“Tanto yo como mi antecesor, Profesor Rodolfo Stavenhagen, hemos expresado nuestra preocupación sobre la aplicación de la ley antiterrorista en este contexto y hemos hecho varias observaciones y recomendaciones específicas al respecto. Asimismo, varios órganos de tratados de los Naciones Unidas, incluyendo el Comité de Derechos
Humanos, el Comité contra la Tortura y el Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial, han expresado su preocupación por la aplicación de la ley antiterrorista en este contexto. A pesar de ello, los acontecimientos recientes de la huelga de hambre indican una falta de implementación adecuada de estas recomendaciones, y ponen en evidencia el descontento existente en torno a los problemas de fondo que dan origen a la protesta social.
“Tal como he expresado anteriormente, desapruebo el uso de la violencia como medida de protesta, aún cuando la protesta sea por reivindicaciones legítimas, al igual que repruebo la falta de respeto a los derechos de los pueblos indígenas que puedan llevar a la conflictividad. A la vez, estoy más que convencido que la aplicación
de la ley antiterrorista en este contexto conlleva una serie de problemas procesales y de fondo que solamente puedan agravar la situación, y que la calificación de los delitos imputados como actos de terrorismo podría ser inconducente e inapropiada dentro de la normativa internacional pertinente. Cualquier procesamiento penal de
personas mapuche por hechos delictivos en este contexto debería ser a través de la justicia penal ordinaria, con todos las grantías aplicables del debido proceso.
“Junto con reiterar las recomendaciones citadas, insto al Gobierno a desarrollar el máximo esfuerzo para iniciar un diálogo de buena fe con los representantes de los presos mapuche, como paso fundamental para la búsqueda de soluciones constructivas orientadas a responder a las preocupaciones y solicitudes de la huelga.
“Al respecto, he recibido información por parte del Gobierno que, con el aval de las autoridades, el obispo de Concepción está ejerciendo buenos oficios para buscar una solución concreta. Quisiera instar al Gobierno a que en ese proceso de diálogo se hagan los esfuerzos por generar la confianza necesaria para llegar a una resolución exitosa de esta situación y que se exploren todas las alternativas de soluciones jurídicas y políticas. Igualmente, quisiera instar a las personas mapuche en huelga de hambre así como los demás líderes y miembros del pueblo mapuche interesados a que también realicen esfuerzos de buena fe para dialogar constructivamente con el Gobierno a fin de encontrar soluciones a sus demandas.
“Tomo nota de la información proporcionada por el Gobierno sobre los proyectos de ley para modificar la ley antiterrorista y la ley sobre justicia militar que están siendo considerados por el Congreso actualmente. Quisiera reiterar que es crucial que el Estado reforme la ley antiterrorista, adoptando definiciones precisas de los tipos penales de delitos de terrorismo ajustados a las normas internacionales aplicables, así como asegurar que las reformas de estas leyes se ajusten a los estándares internacionales sobre derechos humanos, en particular respecto al debido proceso. Considero de igual importancia es que se faciliten espacios de participación y consulta a representantes del pueblo mapuche en los procesos de reforma de estas leyes, las cuales han tenido una efecto directo sobre sus miembros.
“Asimismo, he recibido información del Gobierno, respecto al anuncio del establecimiento de una mesa de diálogo paralela integrada por el Gobierno, representantes del pueblo mapuche, las iglesias católica y evangélicas y organizaciones civiles para tratar programas de desarrollo regional.
“Valorando la disposición del Gobierno de iniciar un diálogo de fondo con representantes del pueblo mapuche, quisiera señalar al Gobierno que es esencial asegurar que todo proceso de diálogo se realice en un marco de confianza y buena fe, y de acuerdo a las normas de consulta y participación que impone el Convenio 169 de la OIT en vigor en Chile.
“Finalmente, reitero que los distintos poderes del Estado deben abordar, en conjunto con los pueblos indígenas, los asuntos de fondo de la actual crisis, los cuales se relacionan con la falta de implementación cabal de los derechos de los pueblos indígenas, en especial sobre sus tierras ancestrales, recursos naturales, consulta
previa, así como a la participación en las decisiones que les conciernen. Al respecto, enfatizo que la Declaración de los Derechos de los Pueblos Indígenas de la ONU y el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo—que cumplió un año de vigencia en Chile—ofrecen los estándares y puntos de referencia aplicables para los procesos de diálogo y la búsqueda de soluciones a la situación actual y garantizar el respeto de los derechos de los pueblos indígenas en Chile.”
link: http://www.politicaspublicas.net/panel/re/nws/684-comunicado-relator-anaya-chile.html
9/29/2010
ONU. Comunicado Relator Anaya sobre huelga de hambre mapuche.
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Las FARC-EP de Colombia despiden a uno de sus principales comandantes.
Con profundo dolor, con el puño cerrado y el pecho oprimido de sentimiento, informamos a nuestro pueblo colombiano y hermanos latinoamericanos, que el comandante Jorge Briceño, nuestro bravo, altivo y héroe de mil batallas, comandante desde las épocas gloriosas de la fundación de las FARC-EP, ha caído, en su puesto de combate, al lado de sus hombres y al frente de sus responsabilidades revolucionarias, como resultado de un cobarde bombardeo al estilo de las blitzkrieg del ejército Nazi. Junto a él cayeron otros 9 camaradas a quienes también rendimos nuestro sentido homenaje.
Ha dejado de existir un hombre excepcional, de singulares virtudes personales, gran amigo y Camarada de extraordinario talento organizativo y militar. Un revolucionario ejemplar que dedicó por entero su vida a la causa de los humildes, maestro, preceptor y conductor de guerrilleros revolucionarios. Combatiente indoblegable, que durante más de cuatro décadas hizo morder el polvo de la derrota al ejército de los falsos positivos, aliado de los paramilitares, vasallo del imperio yanqui y enemigo jurado de los cambios sociales y de nuestro pueblo.
No nos quejamos. Como revolucionarios somos conscientes de los riesgos de una lucha como la que enfrentamos, obligados por las circunstancias, contra un enemigo implacable, en el tránsito por alcanzar la paz democrática con justicia social.
Nuestro compromiso con el cambio social y la Nueva Colombia no se doblega por los golpes que podamos sufrir en la lucha por conquistarla o por la caída en combate de nuestras unidades, que aunque nos duelen profundamente, también nos comprometen y estimulan a continuar adelante con mayor ahínco como homenaje a su memoria, a sus enseñanzas, a su ejemplo heroico, a su entrega y sacrificio.
Desde muy joven, “el Mono”, como fraternalmente le llamábamos, abrazó la lucha revolucionaria. Siendo un campesino adolescente se vio envuelto en la vorágine de la violencia oligárquica contra el pueblo, que devino después del asesinato de Gaitán en 1948.
Desde 1968, empuñó las armas en defensa de su vida y de su pueblo. Aguerrido y audaz combatiente de primera línea durante toda su vida, fue, con Manuel Marulanda Vélez, Jacobo Arenas, Efraín Guzmán y una pléyade de revolucionarios, insigne constructor de las FARC-EP, por lo que siempre lo llevaremos en nuestro corazón al lado de ellos y de Jacobo Prías Alape, Isaías Pardo, Hernando González Acosta, Raúl Reyes, Iván Ríos y tantos otros que han ofrendado su vida en el altar de la patria por la liberación de nuestro pueblo de la opresión militarista y oligárquica, por una Colombia democrática con dignidad, paz y justicia social.
Pasado el tiempo, se borrarán y olvidarán todas las calumnias, comparaciones e infamias difundidas sobre él, por sus enemigos de clase, por los gacetilleros y pirañas informativas al servicio de la desinformación y la guerra mediática, y será recordado eternamente por su pueblo, por los revolucionarios y los guerrilleros, como uno de sus más resueltos y firmes representantes, ejemplo de lealtad al ideario bolivariano, dignidad, transparencia, espíritu de sacrificio y valor a toda prueba.
En instantes como el actual, con profunda emoción y plenas convicciones, el Secretariado, El Estado Mayor y la guerrillerada reiteramos nuestra fidelidad a la causa de las FARC - EP, firmeza con sus principios revolucionarios y bolivarianos de independencia, justicia, dignidad y cambio social, banderas que jamás arriaremos!
Informamos que el Comandante Pastor Alape, es nuevo integrante pleno del Secretariado del Estado Mayor Central. También que el Bloque Oriental de las FARC - EP se llamará a partir de la hoy “Bloque Comandante Jorge Briceño” que continuará el desarrollo de sus planes bajo el mando del Comandante Mauricio Jaramillo.
Una vez más, como desde hace 45 años lo hemos manifestado, reiteramos nuestra disposición a buscar la solución política del conflicto que logre abrir caminos de convivencia atacando y superando las causas que lo generan. Pero, en el entendido que iniciar un dialogo no puede condicionarse a unas exigencias unilaterales y a unos inamovibles, que como la historia reciente lo evidencia, todo lo que logran es dificultar cualquier intento de acercamiento.
A los combatientes revolucionarios del país los convocamos a redoblar la lucha y los esfuerzos por los objetivos de la libertad y los cambios. Los desesperados y mentirosos llamamientos de la oligarquía a abandonar nuestras convicciones, decisiones e ilusiones, solo pretenden llevar un mensaje de desesperanza a nuestro pueblo, que siente en las banderas de lucha guerrillera revolucionaria la posibilidad real de un futuro amanecer que lo reivindique y colme sus aspiraciones.
¡Gloria eterna a los héroes caídos en la resistencia al opresor!
¡Gloria eterna a todos los combatientes que han entregado su vida por la
causa de la liberación de nuestro pueblo!
¡Comandante Jorge Briceño, héroe de la Libertad, la Nueva Colombia, la Patria Grande y el socialismo: Presente, hasta siempre!
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Chile: El reverso del bicentenario de los que mandan
Cuando este texto se encuentre frente a los lectores ya habrá pasado la fiebre aparatosa del bicentenario, ampliada como espejos repetidos por los medios de comunicación dominantes. Los aspectos centrales, las puestas en escena y la luminaria en 3D de La Moneda serán parte de la resaca nacional. Las celebraciones oficiales y por arriba del Bicentenario, bien amuebladas por la retórica de la unidad nacional -ficticia en una sociedad tan desigual como la chilena- se volverán registros en el anuario de las direcciones políticas de la Derecha y la Concertación. Mientras tanto, el pueblo profundo habrá bailado su cueca en lo oscuro como remedio peregrino.
“…aportemos grandes esfuerzos, para que el segundo siglo de vida de esta república sea una era sin interrupción, de verdaderos progresos morales que eleven grado a grado el valor y la dignidad de los seres que formamos esta comunidad hasta llegar a un estado tal de perfección donde haya desaparecido todo vestigio de inmoralidad, todo sedimento de injusticias, y sin dolorosas transiciones lleguemos a vivir en un verdadero y completo estado de felicidad y amor.”
Extracto de una conferencia dictada en Rengo – Chile por Luis Emilio Recabarren en la noche del 3 de septiembre de 1910, en ocasión del Centenario de la Independencia de Chile.
Sin embargo, la coyuntura, marcada a fuego por la huelga de hambre de los prisioneros mapuche, los altos índices de desempleo, el malestar generalizado de la población ilustrada en las encuestas ante a la mala vida, habrán opacado la pirotecnia de los de arriba.
Adelante se dan a conocer las miradas reflexivas, independientes y críticas de personas, profesionales, trabajadores, y mapuche en torno a una juerga bicentenaria, tan cerca del poder concentrado de los pocos, y tan lejos de la vida cotidiana de los muchos.
LA MISMA HISTORIA
Oscar Ortiz es historiador, académico y fue el secretario personal del legendario dirigente Clotario Blest que en octubre cumple 20 años desde su fallecimiento. Ortiz aclara que “Lo más increíble de todo esto es que de nuevo se celebró el 18 de septiembre de 1810, es decir, la caída de O’Higgins. La independencia del país es el 12 de febrero de 1818. Y cuando derribaron definitivamente a O’Higgins y no quedó ningún vestigio de él, cambiaron la fecha.”
En similar sentido, el economista Patricio Guzmán dice con ironía que “Al menos en los últimos años, hemos estado dando muestras de una seriedad de la palabra empeñada de nuestras clases dominantes, porque como el 18 de septiembre original lo que se juró fue lealtad a ‘nuestro amado’ rey Fernando VII que estaba en prisión entonces, y con el paso del tiempo el compromiso se ha cumplido. Hemos entregado las aguas a empresas españolas, las carreteras, el 40 % de la banca. En consecuencia, continuamos leales a nuestro monarca.”
LOS PERIODISTAS ACUSAN
Uno de los principales periodistas del territorio que infatigablemente ha hecho gala de su autonomía en el trabajo de interpretar la actualidad, es Paul Walder, editor de www.elclarin.cl y colaborador de innumerables publicaciones web y de papel.
-¿Qué hay que celebrar en el Bicentenario?
"Junto a la institucionalidad, bajo la simbología y la retórica de la chilenidad, es bien poco lo que podemos celebrar. Mejor dejárselo a la oligarquía, a la publicidad y al consumo de masas. Pero desde otra mirada, sí hay algo que celebrar para este Bicentenario, que ha coincidido, y en un verdadero acto simbólico, con los mineros sepultados y la huelga de hambre de los presos mapuche. Es como si la historia, como relato interesado y sesgado, haya resentido su artificialidad con la presencia hoy día de un pasado negado durante 200 años. Creo que es una oportunidad de abrir todos esos pliegues oscuros que no aparecen en esta historia novelada del Bicentenario y exhibirlos, para su reflexión y protesta, como el verdadero carácter de estos 200 años."
Otro periodista inagotable y lúcido, residente en Francia –pero siempre de recorridos frecuentes por Chile y medio mundo-, Paco Peña, inscribe con belleza atronadora que “Los Tedéums celebratorios y jubilosos, la Santa Alianza y la Unión Sagrada que va desde los Ochocientos hasta Teillier y compañía, declaran con voz engolada : « La patria celebra dos siglos de vida independiente ». ¿La Patria ? ¿Cuál Patria ? ¿independiente ? ¿qué Independencia ? Esta conjuración pretende esconder y disimular que lo que hoy pretende celebrar con tanto boato nunca ha sido puesto en tela de juicio con tanta fuerza y convicción por tantos hombres libres en nuestro país y en el extranjero. Los azules hijos de Lautaro, de Caupolicán, de Galvarino, de Fresia y de Guacolda, de Pelantaru y de Lientur, los hijos de los volcanes, ríos, selvas y costas de Araucanía, han echado la puerta abajo de este jolgorio anunciado y han retornado de la tierra, han renacido como plantas eternas, que no tienen sólo algunos siglos o escasos años en nuestro territorio, sino que han crecido de lo más profundo de nuestro suelo. Durante siglos se ha tratado de exterminarlos y desde la mazmorras del sur hoy nos interpelan. Desde ahora habrá un antes y un después de la huelga de hambre de los treinta y cuatro hermanos recluidos en La Araucanía. Pero la luz vendrá como dijo el poeta, a pesar de los puñales, de los mercaderes, de la soldadesca y de los carceleros. »
CHILE, PAÍS DE POETAS
Por razones misteriosas, el país ha producido extraordinarios poetas. Será el riesgo de habitar las faldas de la cordillera, hundida a pique en el mar ; o por esa forma lateral de nombrar las cosas que distingue a los chilenos.
Lo cierto es que el poeta Alejandro Lavquén asegura que "Los doscientos años fueron celebrados por un gobierno derechista neoliberal con raíces pinochetistas, un gobierno con carácter de patrón de fundo y populista. Todo dentro de una democracia que no es lo que parece. Una democracia que permite, entre otras cosas, la represión al pueblo Mapuche mientras a quienes están condenados por atropellos a los derechos humanos se les permite dar conferencias de prensa desde la cárcel; acusar de terroristas a jóvenes por el simple hecho de adherir al anarquismo o repudiar el sistema neoliberal; aceptar unas fuerzas armadas doctrinariamente facistoides, hipócritas y arrogantes; que la libertad de prensa sea limitada por los recursos económicos; y que se pretenda distorsionar la historia, haciéndonos creer que tipos como, por ejemplo, Diego Portales, Gabriel González Videla, Gonzalo Vial o Jaime Guzmán han sido un ejemplo de lo que debe ser un demócrata".
Por su lado, el ex-poeta y ex-tremista, José Ángel Cuevas (« Para qué quiero otro Amor »), con simpleza veterana anota que “Sólo deseo saludar al pueblo de Chile, ese que llevó adelante la nacionalizaciòn del cobre en 1971, y la Reforma Agraria; ese pueblo que cayó masacrado, golpeado y perseguido.
Le solicitaría, eso sí, a la UDI y Renovación Nacional que le pidan perdón al país por los 17 años en que tuvieron a Chile sin libertad, que instigaron a las FF.AA. a hacer abandono de sus deberes, permitieron la intromisión de EE.UU. en los asuntos internos, que crearon la DINA-CNI para defender las privatizaciones, la destrucciòn de las universidades, los fondos de los trabajadores y etc. Así sea.”
El vate Jorge Héctor Alvarado, carga contra la miseria cultural del país actual, "La pobreza omnipresente, la indiferencia y lo indolente, la consagración y persistencia de la esterilidad hacen que la reconstrucción intelectual de Chile sea un pastiche, que la obsesión virulenta y esterilizante del poder que ostenta la derecha destapada disimulan la decrepitud de este suelo, de esta libero-democracia; que cualquier celebración del Bicentenario es un comodín excéntrico, que las lobotomías parecieren ser el antídoto para no convivir con la sal de la pobreza: la conciencia supina, la soberbia ignorancia".
LOS TRABAJADORES DICEN
Directo y al hueso, el presidente de los trabajadores subcontratistas de Codelco-El Teniente, SITECO, Jorge Peña, denuncia que “Los trabajadores no tenemos nada que celebrar ya que vivimos como esclavos, al igual que en 1810. La inmensa mayoría de los trabajadores, y por lo mismo sus familias, y la mayoría de los chilenos, tenemos sueldos que nos sirven sólo para mantenernos vivos. Las leyes laborales no se respetan, la seguridad en el trabajo tampoco, las jornadas de trabajo sobrepasan las 10 horas diarias. Para los trabajadores nunca se ha concretado la promesa de libertad y mucho menos la de progreso. Nuestras nuevas cadenas son las tarjetas de crédito, los préstamos bancarios, los préstamos de las cajas de compensación, los avances en efectivo de las casas comerciales. Tampoco son nuestros el cobre, el agua (dulce y salada), no lo son los bosques, la tierra, las comunicaciones, los servicios básicos. Todo es de extranjeros. Por lo tanto no tenemos patrimonio, y por esa misma razón, mucho menos tenemos patria. La inmensa mayoría de los chilenos, no tenemos nada, pero absolutamente nada que celebrar.”
Desde una perspectiva complementaria, Jorge Bustos, presidente de la Confederación de la Gente del Mar, analiza el estado de cosas a la hora del Bicentenario cuando evalúa que la fecha “Nos encuentra con la clase obrera atomizada y dividida en varias centrales, producto de la instalación de agentes sindicales en sus cúpulas de escasa o nula representatividad, con una intelectualidad auto secuestrada y muda salvo honrosas acepciones, en sus 4x4 y parcelitas de agrado, con una clase política derrotada por sus ansias neoliberales y una izquierda socialdemócrata que busca una salida por las alturas y deja de lado lo popular. Así las cosas no tenemos nada que celebrar, pues además celebrar el Bicentenario, es en definitiva reafirmar nuestra dependencia cultural, política y económica de Europa y potenciar el neo colonialismo”.
LA INDIGNACIÓN JUSTA: LOS MAPUCHE
El Colectivo Informativo Mapuexpress – www.mapuexpress.net-, la Corporación Urracas de Temuco, el Hogar y Centro Cultural Mapuche We Liwen, el Parlamento Mapuche Koz Koz – Koyagtun, la Organización Salvemos Cobquecura, la Casa de Arte Mapuche, el Observatorio Latinoamericano de Conflictos Ambientales – OLCA, Gvbam Logko Pikun Wiji Mapu (Consejo De Logko), la Corporación de Mujeres Mapuche "Aukiñko Zomo", la Coordinación de Comunidades Mapuches en Conflictos socio Ambientales – Región de la Araucanía, y el Grupo de Trabajo Por Derechos Colectivos, mancomunadamente expresan que “La celebración que desde el poder se promueve de 200 años es para festejar a un Estado patriarcal, genocida, explotador, colonialista, unicentrista, etnocentrista, capitalista mercantil, antidemocrático, oligárquico, policial, lo que para nada es el reflejo verdadero de los pueblos que conviven en este país llamado Chile, quienes en su gran mayoría han tenido que soportar el fomento de las desigualdades sociales, exclusión, avasallamiento, discriminación y racismo. Llamar a festejar así, estableciendo la relación que un Estado es igual a una Nación, la chilena, es anclarse a doctrinas arcaicas y violentistas y es, a su vez, negar la pre existencia en miles de años de los pueblos originarios, ocultando las invasiones, los despojos territoriales y las violaciones de derechos cometidos por el Estado, con crímenes de Lesa Humanidad”, y suman que “Por ello, no podemos olvidar que hay un territorio ancestral transfronterizo llamado wallmapu, territorio del pueblo mapuche extendido de mar a mar (en el cono sur de América), territorio que hasta fines del siglo 19, hace tan solo 129 años, fue libre y soberano, con organización propia, invadido bélicamente de manera simultánea y coordinada por agentes militares del estado chileno y argentino, con masacres y genocidios, causando progresivamente el reduccionismo, el desplazamiento forzado y el empobrecimiento, hechos que en el presente se reclaman por justicia. Y en vez que se restituyan derechos, el Estado ha optado por reprimir y criminalizar toda demanda y protesta a estas razones, existiendo miles de mapuche judicializados y cientos de personas violentadas. En este llamado Bicentenario levantamos nuestras voces para seguir avanzando por los caminos que abren a nuevas realidades, a nuevas propuestas de vida y comencemos a celebrar cada acto de justicia que se obtenga. En este llamado Bicentenario decimos: Mucho por cambiar, Todo para Transformar.”
De la misma forma, Pascual Pichún Paillalao, Lonko; Aucán Huilcamán Paillama, del Consejo de Todas las Tierras; Galvarino Reiman Huilcamán, de la Asociación Ñancucheo Lumaco; y José Santos Millao, presidente nacional Admapu, recuerdan que “durante 1810- 1881 el pueblo mapuche tuvo una vida independiente y soberana por más de 70 años ante el Estado de Chile y que éste, en un acto unilateral, lo invadió militarmente, hecho conocido como la Pacificación de la Araucanía, provocando un despojo del territorio y anexando ilegal e ilegítimamente a su soberanía que no tiene”.
A su vez, consideran que “el Estado de Chile, desde la invasión militar unilateral consumado durante 1881, ha impuesto la doctrina de la negación de los Pueblos Indígenas y su derecho, y en particular del Pueblo Mapuche. Esta doctrina se ha mantenido invariable en el tiempo y tal como están las cosas se prevé que esta política se extenderá más allá del Bicentenario”.
El 18 de setiembre 2010 con motivo al Bicentenario de Chile, los dirigentes mapuche concurrieron desde su ancestral territorio –wallmapuche- al Cerro Welén- Santa Lucía, donde afirmaron “nuestra voluntad colectiva para transitar por un proceso político organizativo e instalar un Autogobierno Mapuche y, al mismo tiempo, hacer un llamado a todos los Mapuches interesados para trabajar conjuntamente y materializar el inherente derecho a la autodeterminación.”
¿Qué quedó después de la algarabía artificial, el ruido vacío de las fondas, las latas arrugadas, los viva Chile como pretexto del arrebato chovinista y sin más contenido que las risas fotográficas de los mandantes? Un martes 21 de septiembre que asoma una nueva primavera que todavía no termina de llegar para las grandes mayorías.
Por Andrés Figueroa Cornejo
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Carta abierta a la comunidad geográfica y a la sociedad en general.
A la luz del actual panorama político por el que transita la sociedad de este lado del sur del mundo, nos parece pertinente poner en cuestión el llamado “conflicto mapuche” por tratarse mas bien del conflicto del Estado chileno y agentes privados nacionales y transnacionales con el pueblo mapuche en resistencia. Esta situación la entenderemos como un conflicto territorial.
El conflicto territorial es un desacuerdo, un no acuerdo, un choque de distintas visiones respecto del uso del territorio y sus recursos (ya sean el agua, la tierra, los bosques, el mar). Este conflicto se manifiesta a través de los actores que están involucrados en el territorio: el Estado como agente regulador, el mercado como mecanismo de articulación y las comunidades locales como sujetos receptores de políticas e inversiones.
En términos simples, el conflicto territorial se produce cuando un grupo de poder articula el espacio en función de su modelo de desarrollo, y en esa acción desarticula otros modos de vida locales que no necesariamente comparten la misma visión de desarrollo. Este proceso puede ser entendido como desterritorialización.
La desterritorialización es una manera de referirse al despojo o usurpación del territorio por parte de agentes externos a los pueblos o comunidades locales históricamente arraigadas a la tierra. En la acción, representa la imposición de un modelo de desarrollo y una cosmovisión (en este caso capitalista - occidental) mediante la cual los pueblos son despojados de su capacidad de conducir bajo sus modelos de desarrollo y su cosmovisión, la forma en que se relacionarán con la madre tierra (ñukemapu). En concreto, el Estado chileno y los consorcios empresariales son los agentes desterritorializadores de la realidad local mapuche.
Sin embargo, el panorama se vuelve aún más complejo si consideramos que el pueblo mapuche está en un proceso contrario, el de reterritorialización. Son cada vez más las comunidades de las distintas identidades territoriales que conforman el pueblo mapuche las que están en un proceso de recuperación de lo que representa el ser gente de la tierra. Este proceso se manifiesta en la recuperación de la lengua, del kimun, y de la tierra, como partes componentes de una gran lucha tendiente a mantener viva la cultura y la forma de vida de un pueblo que quiere SER y EXISTIR.
Para dimensionar en parte el concepto de territorio mapuche, las palabras de un lonko de la identidad territorial bafkehche son pertinentes“…cada espacio geográfico en una dimensión territorial esta supeditado a una fuerza que es superior a nosotros, que no tenemos que atropellar o pasar por alto, sino que vivir y convivir con esa diversidad con respeto a los elementos de la naturaleza. Si nosotros como seres humanos no respetamos una planta, una hierba medicinal, estamos atentando a nosotros mismos…”
En concreto, el conflicto territorial entre el Estado chileno y el pueblo mapuche se manifiesta en una zona particular del wallmapu que corresponde administrativamente a las regiones del Bio-Bio, Araucanía, Los Ríos y Los Lagos.
El concepto de desterritorialización se materializa por la presencia del Estado chileno como agente regulador de los territorios y del mercado como mecanismo de articulación del espacio. Recordemos que al tradicional destino triguero y forestal con el que se especializó la producción de esta zona luego de su ocupación durante el siglo XIX y XX, actualmente habría que agregar las explotaciones mineras en Lleu-Lleu, la producción salmonera en Melipeuco, la instalación de plantas de celulosa en Mininco, la contaminación del mar en Mehuin, la generación de energía eléctrica en Ralco y la generación de energía geotérmica en Sollipulli, solo por mencionar algunos ejemplos. Todas, en beneficio del desarrollo y el progreso de las chilenas y chilenos concentrados en las ciudades y “el granero de Chile” como era conocida esta parte del país, no fue ni ha sido capaz de alimentar a los hijos de su tierra.
Por otra parte, el concepto de reterritorialización se enmarca dentro de un proceso de lucha. “… Somos un pueblo que ha resistido muchos siglos por lo tanto el llamado es que nuestra gente asuma su ser y su identidad íntegramente y que luchemos por nuestros derechos fundamentales como el derecho a la vida y al territorio. Es una visión, una forma de vida la que defendemos y no podemos dejarla morir…” es el mensaje de un peñi a su pueblo.
Para finalizar, el silencio cómplice de las esferas del conocimiento formal no nos sorprende. Muchos geógrafos se han manifestado en la prensa sobre el reciente terremoto en el país, por tratarse de un tema “científico”, pero cuando se trata de asumir una postura política respecto de un conflicto territorial, el Geógrafo apela a la neutralidad de la ciencia, pese a definirse como un “especialista del territorio”.
Esta condición la entendemos, porque hoy la Geografía es una disciplina secuestrada en poder de los militares, las sociedades geográficas, los departamentos universitarios y el aula escolar. Al contrario y en abierta oposición a estas posturas, consideramos que es valido definir el ámbito investigativo de la geografía desde los problemas y tensiones sociales expresadas territorialmente y asumir el compromiso político del quehacer geográfico.
Esperamos haber contribuido con otros puntos de vista respecto de la actual situación de la huelga de hambre de los prisioneros políticos mapuche, que hoy cumplen 80 días de ayuno. Manifestamos nuestro apoyo y compromiso con la causa del pueblo mapuche y enviamos un especial saludo a los peñi y lamgen que nos han permitido conocer parte de su cultura y su cosmovisión.
NUTUAY IÑ TAIÑ MAPU
WEICHAN MAPU MEW
Colectivo de Geografía Crítica y Social Gladys Armijo.
29 de septiembre de 2010
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POLÉMICA JESUÍTA: ÁLVARO URIBE PROFESOR EN UNIVERSIDAD
Carta al Padre John Dear, S. J., jesuita estadounidense que ha recorrido muchas zonas de guerra del mundo como activista de la paz y ha sufrido la cárcel por oponerse a las políticas criminales de su país. Ha publicado muchos libros sobre espiritualidad cristiana de la paz y ha visitado varias regiones de Colombia.
Estimado y recordado John: Recibe un fraterno y cariñoso saludo. Te escribo muy preocupado por el hecho de que en nuestra universidad jesuita de Georgetown hayan vinculado como docente al Presidente saliente de Colombia, Álvaro Uribe Vélez. No ceso de recibir mensajes de personas y grupos que sufrieron enormemente durante su gobierno, que reclaman y cuestionan la actitud de nuestra Compañía o su falta de discernimiento ético al tomar este tipo de decisiones.
Es posible que las directivas de Georgetown hayan recibido conceptos positivos de colombianos de altas posiciones económicas o políticas, pero es difícil que ignoren al menos las profundas controversias éticas que levantó su gobierno y los cuestionamientos y sanciones que recibió de muchos organismos internacionales que tratan de proteger la dignidad humana. El sólo hecho de que durante su carrera política, desde que era Gobernador del Departamento de Antioquia (1995-1997) hubiera fundado y protegido tantos grupos paramilitares, llamados eufemísticamente “Convivir”, que asesinaron y desaparecieron a millares de personas y desplazaron multitudes cometiendo otras muchas atrocidades, ya implica una exigencia de censura ética para encomendarle cualquier responsabilidad en el futuro. Pero no sólo continuó patrocinando esos grupos paramilitares sino que los mantuvo y los complementó con un nuevo modelo de paramilitarismo legalizado, como son las redes de informantes, las redes de cooperantes y el nuevo tipo de empresas de seguridad privada que involucran a varios millones de civiles en actividades militares relacionadas con el conflicto armado interno, mientras le mentía a la comunidad internacional con una falsa desactivación de los paramilitares.
Además, fue escandalosa durante su gobierno la práctica de los “falsos positivos” consistente en asesinar civiles, principalmente campesinos, y después de muertos vestirlos de combatientes para justificar su muerte. Con ello pretendía mostrar victorias militares falsas sobre los rebeldes y eliminar a los activistas de los movimientos sociales que buscan justicia.
La corrupción durante su gobierno fue más que escandalosa, no sólo por la presencia de narcotraficantes en los puestos públicos sino porque el Congreso y muchos cargos de gobierno fueron ocupados por delincuentes. Hoy hay más de cien congresistas en procesos criminales, todos ellos del entorno electoral más cercano del Presidente Uribe.
Fue escandalosa la compra de conciencias para manipular los aparatos de justicia, lo que terminó destruyendo, en niveles muy profundos, la conciencia moral del país. También fue escandalosa la corrupción con que sus ministros más cercanos manejaron la política agraria para favorecer a los más ricos con los dineros públicos, mientras impedía y estigmatizaba los proyectos sociales. La corrupción de sus hijos, para enriquecerse a costa de ventajas de poder, escandalizó en su momento a toda la nación. También utilizó el organismo de seguridad que estaba directamente bajo su control (el Departamento Administrativo de Seguridad) para espiar mediante controles telefónicos clandestinos, a las Cortes de Justicia, a los políticos de la oposición, a los movimientos sociales y de derechos humanos.
Fueron en extremo escandalosos los mecanismos corruptos de los cuales se valió para lograr su reelección a la Presidencia en 2006, lo cual ha llevado a ministros y colaboradores cercanos suyos ad portas de la cárcel. El manejo que hizo de coordinación entre el Ejército y los grupos paramilitares llevó a que durante su período se produjeran 14.000 ejecuciones extrajudiciales. Sus estrategias de impunidad para quienes desde el Estado o el Paraestado perpetraron crímenes de lesa humanidad, pasarán a la historia por su atrevimiento.
La decisión de los jesuitas de Georgetown de ofrecerle una cátedra a Álvaro Uribe, no sólo ofende profundamente a los colombianos que aún conservan principios éticos sino que pone en alto riesgo la formación ética de los jóvenes que acuden a nuestra universidad en Washington. ¿Dónde queda la ética de la Compañía de Jesús?
Te escribo estas líneas porque estoy seguro que tú compartes nuestras preocupaciones y quizás podrás hacerlas llegar a los jesuitas de Georgetown y a otros círculos de opinión en tu entorno de simpatizantes por la justicia.
Recibe un fuerte abrazo.
Javier Giraldo Moreno, S. J.
Version en inglés:
My Dear John:
I send you brotherly and loving greetings.
I write to you with great concern regarding the fact that Georgetown, our Jesuit University, has hired the outgoing president of Colombia, Álvaro Uribe Vélez as a professor. I am constantly receiving messages from individuals and groups who have suffered enormously during his term as president. They are protesting and questioning the mind-set of our Company, or its lack of ethical judgment in making a decision of this kind.
It is possible that decision makers at Georgetown have received positive appraisals from Colombians in high political or economic positions, but it is difficult to ignore, at least, the intense moral disagreements aroused by his government and the investigations and sanctions imposed by international organizations that try to protect human dignity. The mere fact that, during his political career, while he was governor of Antioquia Province (1995-1997) he founded and protected so many paramilitary groups, known euphemistically as “Convivir” (“Live Together”), who murdered and “disappeared” thousands of people and displaced multitudes, committing many other atrocities, that alone would imply a need for moral censure before entrusting him with any responsibility in the future.
But not only did he continue to sponsor those paramilitary groups, but he defended them and he perfected them into a new pattern of legalized paramilitarism, including networks of informants, networks of collaborators, and the new class of private security companies that involve some millions of civilians in military activities related to the internal armed conflict, while at the same time he was lying to the international community with a phony demobilization of the paramilitaries.
In addition, the scandalous practice of “false positives” took place during his administration. The practice consists in murdering civilians, usually farmers, and after killing them, dressing them as combatants in order to justify their deaths. That is the way he tried to demonstrate faked military victories over the rebels and also to eliminate the activists in social movements that work for justice.
The corruption during his administration was more than scandalous, not just because of the presence of drug traffickers in public positions but also because the Congress and many government offices were occupied by criminals. Today more than a hundred members of Congress are involved in criminal proceedings, all of them President Uribe’s closest supporters.
The purchase of consciences in order to manipulate the judicial apparatus was disgraceful. It ended up destroying, at the deepest level, the moral conscience of the country. Another disgrace was the corrupt manner in which the Ministers closest to him manipulated agricultural policy in order to favor the very rich with public money, meanwhile impeding and stigmatizing social projects. The corruption of his sons, who enriched themselves by using the advantages of power, scandalized the whole country at one time.
In addition, he used the security agency that was directly under his control (the Department of Administrative Security) to spy on the courts, on opposition politicians, and on social and human rights movements, by means of clandestine telephone tapping. The corrupt machinations he used to obtain his re-election as President in 2006 were sordid in the extreme, with the result that ministers and close collaborators been close to jail.
He manipulated the coordination between the Army and the paramilitary groups that resulted in 14,000 extrajudicial executions during his term of office. His strategies of impunity for those who, through the government or the “para-government”, committed crimes against humanity will go down in history for their brazenness.
The decision by the Jesuits at Georgetown to offer a professorship to Álvaro Uribe, is not only deeply offensive to those Colombians who still maintain moral principles, but also places at high risk the ethical development of the young people who attend our university in Washington. Where are the ethics of the Company of Jesus?
I am writing you these lines because I am sure that you will share our concerns and perhaps you can forward them to the Jesuits at Georgetown and to other circles of thoughtful persons you know and to those who are in sympathy with justice.
With a fond embrace,
Javier Giraldo Moreno, S.J.
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Invitación Silvio Rodríguez Segunda cita
Creo que la Revolución Cubana dignificó a nuestro país y a los cubanos. Y que el Gobierno Revolucionario ha sido el mejor gobierno de nuestra Historia.
Sí: antes de la Revolución La Habana estaba mucho más pintada, los baches eran raros y uno caminaba calles y calles de tiendas llenas e iluminadas. Pero, ¿quiénes compraban en aquellas tiendas? ¿Quiénes podían caminar con verdadera libertad por aquellas calles? Por supuesto, los que "tenían con qué" en sus bolsillos. Los demás, a ver vidrieras y a soñar, como mi madre, como nuestra familia, como la mayoría de las familias cubanas. Por aquellas avenidas fabulosas sólo se paseaban los “ciudadanos respetables”, bien considerados en primer lugar por su aspecto. Los harapientos, los mendigos, casi todos negros, tenían que hacer rodeos, porque cuando un policía los veía en alguna calle “decente”, a palos los sacaban de allí.
Esto lo vi con mis propios ojos de niño de 7 u 8 años y lo estuve viendo hasta que cumplí 12, cuando triunfó la Revolución.
En la esquina de mi casa había dos bares, en uno de ellos, a veces, en vez de cenar, nos tomábamos un batido. En varias ocasiones pasaron marines, cayéndose de borrachos, buscando prostitutas y metiéndose con las mujeres del barrio. A un joven vecino nuestro, que salió a defender a su hermana, lo tiraron al suelo, y cuando llegó la policía ¿con quién creen que cargaron? ¿Con los abusadores? Pues no. A patadas por los fondillos se llevaron a aquel joven universitario que, lógicamente, después se destacaba en las tánganas estudiantiles.
Ahí están las fotos de un marine meando, sentado en la cabeza de la estatua de Martí, en el Parque Central de nuestra Capital.
Eso era Cuba, antes del 59. Al menos así eran las calles de la Centrohabana que yo viví a diario, las del barrio de San Leopoldo, colindante con Dragones y Cayo Hueso. Ahora están destruidas, me desgarra pasar por allí porque es como ver las ruinas de mi propia infancia. Lo canto en “Trovador antiguo”. ¿Cómo pudimos llegar a semejante deterioro? Por muchas razones. Mucha culpa nuestra por no haber visto los árboles, embelesados con el bosque, pero culpa también de los que quieren que regresen los marines a vejar la cabeza de Martí.
Estoy de acuerdo en revertir los errores, en desterrar el autoritarismo y en construir una democracia socialista sólida, eficiente, con un funcionamiento siempre perfectible, que se garantice a sí misma. Me niego a renunciar a los derechos fundamentales que la Revolución conquistó para el pueblo. Antes que nada, dignidad y soberanía, y asimismo salud, educación, cultura y una vejez honorable para todos. Quisiera no tener que enterarme de lo que pasa en mi país por la prensa de afuera, cuyos enfoques aportan no poca confusión. Quisiera que mejoraran muchas cosas que he dicho y otras que no.
Pero, por encima de todo, no quiero que regrese aquella ignominia, aquella miseria, aquella falsedad de partidos políticos que cuando tomaban el poder le entregaban el país al mejor postor. Todo aquello sucedía al tibio amparo de la Declaración de los Derechos Humanos y de la Constitución de 1940. La experiencia pre-revolucionaria cubana y la de muchos otros países demuestra lo que importan los derechos humanos en las democracias representativas.
Muchos de los que hoy atacan la Revolución, fueron educados por ella. Profesionales emigrados, que comparan forzadamente las condiciones ideales de “la culta Europa”, con la hostigada Cuba. Otros, más viejos, quizá algúna vez llegaron a "ser algo" gracias a la Revolución y hoy se pavonean como ideólogos pro capitalistas, estudiosos de Leyes e Historia, disfrazados de humildes obreros. Personalmente, no soporto a los "cambiacasacas" fervorosos; esos arrepentidos, con sus cursitos de marxismo y todo, que eran más papistas que el Papa y ahora son su propio reverso. No les deseo mal, a nadie se lo deseo, pero tanta inconsistencia me revuelve.
La Revolución, como Prometeo (le debo una canción con ese nombre), iluminó a los olvidados. Porque en vez de decirle al pueblo: cree, le dijo: lee. Por eso, como al héroe mitológico, quieren hacerle pagar su osadía, atándola a una remota cumbre donde un buitre (o un águila imperial) le devore eternamente las entrañas. Yo no niego los errores y los voluntarismos, pero no sé olvidar la vocación de pueblo de la Revolución, frente a agresiones que han usado todas las armas para herir y matar, así como los más poderosos y sofisticados medios de difusión (y distorsión) de ideas.
Jamás he dicho que el bloqueo tiene toda la culpa de nuestras desgracias. Pero la existencia del bloqueo no nos ha dado nunca la oportunidad de medirnos a nosotros mismos.
A mí me gustaría morir con las responsabilidades de nuestras desdichas bien claritas.
Por eso invito a todos los que aman a Cuba y desean la dignidad de los cubanos, a gritar conmigo ahora, mañana, en todas partes: ¡Abajo el bloqueo!
Fuente: http://segundacita.blogspot.com/2010/09/invitacion.html
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9/22/2010
Eduardo Galeano: “Los hombres tienen miedo a la mujer sin miedo”
Eduardo Galeano ha denunciado durante una conferencia en España los siete “pecados capitales” de la sociedad actual con la lectura de varias “historias con minúscula” que, como el propio autor reconoció, no pasarán a formar parte de los anales de la Historia.
El autor de Las venas abiertas de América Latina citó, en primer lugar, el racismo, “que produce amnesia”. Porque todos somos, según Galeano, africanos emigrados. “De África sólo sabemos lo que nos enseñó el señor Tarzán”, pero fue allí donde “empezó el viaje humano en el mundo”. Aunque no es sólo una cuestión de piel, explicó: “La guerra de Iraq también es racismo”.
También censuró la tradición machista, para lo que se valió de una paradójica anécdota de la Revolución Francesa: los símbolos de las victorias por la defensa de los derechos ciudadanos eran femeninos. En cambio, dijo, cuando las mujeres reivindicaron sus derechos como ciudadanas fueron pasadas por la guillotina.
La legalización del matrimonio homosexual en Argentina, pionero en Latinoamérica, le valió para criticar la intolerancia al diferente, un pecado más al que sumó el desprecio al trabajo. En este mundo al revés, “donde las jornadas de trabajo se miden con los relojes derretidos de Salvador Dalí [...], es el precio lo que fija el valor y no al revés”.
Los muros contemporáneos
Galeano también se refirió a “la tendencia de los medios de comunicación a mentir”, por lo que afirmó que el mundo miente. El escritor uruguayo reflexionó en este sentido sobre la importancia absoluta que se le dio en su momento al muro de Berlín y lo poco que se habla actualmente sobre los muros de la frontera de México, de Ceuta y Melilla, de Cisjordania o del Sáhara Occidental. “Ni se conocen”, ironizó Galeano, que se cuestiona quién lanzó las bombas sobre Hiroshima y Nagashaki. “¿Sería Irán?”.
Respecto a la actual crisis económica, Galeano comentó con sorna que tenía la impresión de que no había sido responsabilidad de los especuladores de Wall Street, sino que “la culpa la tiene Grecia”.
Sexto pecado: el mundo mata. “La paz mundial está en manos de aquellos que fabrican más armas”. Y hoy en día, afirmó Galeano, se invierte más en gastos militares -”criminales”, según él- que en acabar con el hambre. “Se fabrica hambre: hambre de pan, hambre de abrazos”.
Finalmente, el mundo fabrica enemigos, y lo hace a través del miedo. “La democracia tiene miedo a recordar, las armas tienen miedo a la falta de guerra y los hombres tienen miedo a la mujer sin miedo”, concluyó Galeano, no sin antes recordar un dicho africano que refleja que la mano que da siempre está arriba y la que recibe, abajo. “Hay una relación jerárquica”, dijo para matizar dos conceptos clave: “La solidaridad es igualdad, la caridad es un riesgo”.
33 número de muerte y resurrección. Hernán Rivera Letelier
Me han pedido mucho que escriba sobre los mineros sepultados en la mina San José, de Copiapó. Me han llamado medios de distintos países, me han ofrecido estipendios por artículos de tantas palabras o caracteres en diarios, en revistas, en sitios de Internet, y hasta me han ofrecido hacer un guión para una película. "Porque usted fue minero, nos interesa su visión de lo que está ocurriendo con esos 33 hombres". Yo me he negado sistemáticamente. Solo he aceptado entrevistas. Ahora escribo para explicar por qué me he negado. Me he negado justamente por eso, porque también fui minero, y escribir ahora sobre estos compañeros sepultados, hacer literatura con su tragedia, sería como sentarme a escribir un cuento o un poema ante el lecho de muerte de mi padre, de mi hijo, o de mi hermano. No sirvo para eso. Mi ética no me lo permite. Puedo ser un hijo de puta en muchos aspectos, pero nunca en algo como esto. Mi ética es mi estética y viceversa. Estoy sufriendo la tragedia como la estamos sufriendo todos, he llorado como hemos llorado todos, grité de felicidad como todos cuando supe que estaban vivos -no salí a tocar la bocina de mi auto porque no tengo auto, pero en casa izamos una bandera rayada con un mensaje de fuerza y esperanza-, y aunque nunca fui ni seré un patriotero -me carga por ejemplo que toquen el himno nacional en los partidos de fútbol- el corazón se me puso como un puño cuando oí sus estrofas saliendo desde las fauces de la tierra, épicamente desentonadas por la voz ronca de estos 33 chilenos humildes.
Yo andaba por Centroamérica cuando me enteré de la noticia. Al primer medio que me llamó desde Chile -los mineros llevaban cuatro o cinco días enterrados- les dije que si esos hombres no habían muerto sepultados por el derrumbe, iban a sobrevivir hasta que los encontraran. Dije textualmente que me los imaginaba allá abajo organizándose, dándose ánimo entre ellos, narrándose historias, contándose chistes, inventando mentiras. Que los mineros, como los pescadores, eran hombres acostumbrados a luchar contra la adversidad, contra la fuerza de la Naturaleza, que eran ingeniosos, que eran aperrados, que no se echaban a morir fácilmente. Que eran muy creyentes. Ahora que saben que sabemos que están vivos, ahora que saben que sus familias los esperan, y entienden que tendrán que soportar aún una larga espera, su ánimo no desmayará, seguirán resistiendo. De eso estoy seguro. Son 33, un número sagrado. Yo cuando era niño y vendía diarios por las calles -en uno de mis libros lo consigno-, solo vendía 33 diarios, con eso me alcanzaba para comer y nunca me quedaba con diarios que regresar. Treinta y tres era la edad de Cristo, y eso me daba suerte. Soy supersticioso igual que todos los mineros. El 33 es el número de la muerte y la resurrección.
Ellos estaban muertos y resucitaron. Dos cosas solicito para estos mineros, si es que se pudiera. Solo dos cosas. La primera, al Gobierno, que no desaproveche esta oportunidad de oro que tiene de pasar a la historia -junto a los 33-, haciendo cambios profundos en la legislación laboral de la pequeña minería, para que nunca más vuelvan a ocurrir desdichas como esta -y de pasadita que haga colgar de los testículos a los dueños de la minera-. La segunda va para los medios de comunicación: que no transformen esta larga temporada en el infierno de nuestros compatriotas en un vulgar reality show. Una vez que estén afuera que hagan el espectáculo que quieran -con su anuencia o sin ella-, pero por ahora que respeten el dolor, el suplicio, el padecimiento indecible que significa estar ahí, con millones de toneladas de roca encima, a 700 metros por debajo de la vida, en la boca del estómago del mismísimo infierno. Pónganse en su lugar. A ver si alguien puede siquiera imaginarlo.
Hernán Rivera Letelier es escritor chileno, premio Alfaguara de Novela 2010 con El arte de la resurrección. Durante 30 años trabajó en las minas de Atacama, en la Pampa chilena
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Carta de la niña mapuche Relmutray Cadin, al presidente de Chile, Sebastián Piñera.
Lo primero que quiero decirle es que escribo esta carta con mucha tristeza. Mi nombre es Relmutray Cadin Calfunao, de 12 años de edad, en estos momentos vivo en Suiza, y desde el 10 de Septiembre del año 2008 estoy a la espera del resultado de mi solicitud de asilo político en este país. Soy la hija menor de la lonko Juana Calfunao Paillalef, presa política mapuche que se encuentra encarcelada en la cárcel de Temuco por más de 4 años, sentenciada por ofender la a autoridad.
A pesar de la buena conducta de mi madre, y no haber herido ni causado daño a nadie, las autoridades judiciales le han negado en tres ocasiones la solicitud de libertad incondicional. En estos momentos, mi madre está enferma, producto de las torturas, tanto físicas como psicológicas, de las que ha sido objeto durante su detención.
La mala salud de mi madre se ve agravada por la tristeza que la embarga al observar que la vida de su hijo Waikilaf, quien se encuentra en huelga de hambre por más de 50 días, se consume lentamente. Mi hermano Waikilaf se encuentra en huelga de hambre desde el 12 de julio, junto a otros 32 hermanos mapuches. Además de la tristeza que me causa la mala salud de mi madre y de mi hermano, quien en los últimos días ha sido llevado de urgencia al hospital para salvarle la vida, ayer me enteré que otros tres niños mapuches se sumaron a la huelga de hambre, protestando por su inocencia y por haber sufrido torturas en las cárceles chilenas.
Sr. presidente, yo no entiendo de política, porque soy solo una niña, pero me pregunto, ¿porque existe tanta represión contra mi pueblo? Los mapuches que llevan años encarcelados, como mi madre, no han matado ni robado a nadie, mientras que policías, que en los últimos años han matado a cinco jóvenes e hicieron desaparecer otro, están libres. ¿Dónde está la justicia?
Sr. presidente, como exiliada mapuche solicito que atienda usted las siguientes demandas que están solicitando mis hermanos mapuches en huelga de hambre:
No aplicación de la ley antiterrorista
Derogación del doble procesamiento, civil y militar
La desmilitarización de las comunidades mapuches, y no más violencia contra los niños y niñas mapuches
Respeto al debido proceso (juicios justos)
La retirada de nuestro territorio de las empresas forestales y de las empresas contaminantes
Sr. presidente, a pesar de las pesadillas que me causan el brutal asalto de mi casa, los allanamientos reiterados de mi comunidad y el apaleo de mi madre que observe cuando pequeña, mi gran deseo es volver a mi tierra. Si esta represión cesara en nuestra comunidad y tuviera un hogar, libres de allanamientos y además se respetara a los niños, yo bien podría volver a mi comunidad a disfrutar del paisaje de los ríos y de la naturaleza de mi tierra y volver a estar junto a mis padres y hermanos. De usted depende, señor presidente.
Atentamente.
Relmutray Cadin Calfunao, exiliada política mapuche
Suiza, 2 de Septiembre 2010
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Chile, ese país con vista al mar. Luis Sepúlveda
Los méritos literarios de Isabel Allende están fuera de cualquier discusión, pero es necesario hacer algunas consideraciones respecto del premio nacional de literatura. En todos los países en los que se da este tipo de premios se supone que se trata de un reconocimiento a toda una vida dedicada a la escritura, en ningún caso se asimila el posible éxito de ventas de una escritora o escritor al potencial general de las exportaciones, sean estas de cobre o de papas fritas, porque esto es confundir el culo con las témporas. Tampoco se suele hacer del premio la polémica del año, pero en Chile, como el presente es -terremoto incluido- bastante sucio, se remplaza entonces con la actualidad burda y banal que llena las televisiones y casi todos los espacios permitidos.
De cara al mundo hay que tapar un hecho, ocultarlo, negar su existencia, porque los 32 mapuche que sostienen una prolongada huelga de hambre, con más que evidente peligro de sus vidas, es algo que ensucia la actualidad protagonizada por una especie de debate intelectual burdo y banal. Para la mayoría de los chilenos, sean estos escritores, escritoras, o gente dedicada al deporte de la chilenidad, los mapuche no existen, y si por casualidad se acepta que están ahí desde antes de la llegada de los europeos, es para considerarlos, o bien molestos en tanto no asumen su rol de decoración “ étnica”, o gente del campo cuyo único futuro es proporcionar mano de obra barata. Mapuchitas para el servicio doméstico, aunque las peruanas son más baratas, o mapuchitos para servir de “hombrecitos” que saben de jardinería, gasfitería, capan gatos y entienden de yerbas silvestres.
Durante doscientos años se ha ocultado, ignorado, negado, un hecho que forma parte de nuestra historia más sucia, y ese hecho es el expolio, el robo, la usurpación de la tierras pertenecientes a ese gran conglomerado humano llamado pueblo mapuche.
Desde la declaración de una independencia dudosa y amañada por los primeros hijos y nietos de encomenderos -¿se puede celebrar esto?- hasta la recuperación de una democracia diseñada por el corset de la dictadura de Pinochet, los reclamos a toda luz justos de los mapuche han sido ignorados o relegados al carpetón de los problemas que se solucionan con el tiempo, es decir hasta cuando desaparezcan como pueblo, como nación, como etnia, como parte del todo cultural americano.
Incluso durante los mil días del gobierno de Allende apenas se rasguñó el problema aplicando los beneficios de una reforma agraria que ignoró el sentir cultural de los mapuche, que omitió su especial relación con la tierra, con el habitat imprescindible para la Gente de la Tierra.
A veces siento asco cuando, luego de unas rondas de pisco sour, rubiecitas y rubiecitos de todas las edades y pelajes sociales, manifiestan su orgullo de llevar algunas gotas de sangre mapuche en las venas. Entonces, “ hay que llevar a este escritor, oye”, me invitan a su parcela o fundo en la región de la Araucanía, para que vea a los mapuche y esas cosas tan lindas que hacen en los telares. Si hay suerte -agregan- es posible que haya alguno tocando la trutruca.
Una huelga de hambre sostenida por más de una semana ocasiona alteraciones peligrosas en el organismo. Resulta evidente que una huelga de hambre mantenida por más de un mes lesiona de manera irrecuperable. Las alteraciones de ritmo cardíaco, de presión, aceleran la cercanía de la muerte, pero de la muerte de unos mapuche, de unos hombres y mujeres sobrevivientes de la Pacificación de la Araucanía –son muy porfiados estos mapuche -agregan- que se niegan a aceptar pasivos el final de su vida como pueblo despojado de una tierra sin la cual no saben, no pueden ni quieren vivir.
En el desierto de Atacama hay 33 mineros atrapados bajo una montaña. Son hombres valerosos que no deberían estar bajo toneladas de rocas si la empresa minera hubiera cumplido con las normas internacionales de seguridad laboral, que estarían con sus familias si en Chile la exigencia de cumplir con las normas no fuera considerada un atentado a la libertad de mercado. Esos mineros y la posibilidad legal -porque las leyes las hacen los patrones para beneficio de ellos mismos- de que la empresa no les pague los días que llevan sepultados, los días que permanecerán sepultados hasta que los rescaten, es parte del presente sucio de Chile, un presente inalterable desde el día en que la dictadura entregó al país a los caprichos del mercado, de ese mercado generador de fortunas dudosas como la del actual presidente. Y ese presente también ha sido ocultado, negado, o ignorado por todos los que han gobernado para mayor poder y gloria del mercado.
Da asco la epidemia de patrioterío burdo y banal que ha generado la tragedia minera. Da asco ver a sujetos como Leonardo Farkas, ese millonario de bronceado eterno made in Miami, de ricitos y porvenir político al estilo de Berlusconi o Piñera, regalando cinco millones de pesos a cada familia de los mineros atrapados, “ sin intenciones políticas”, evidentemente. Cuando esos mineros sean rescatados -y deben ser rescatados cueste lo que cueste- , si a alguno de ellos se le ocurre insistir en un compromiso estatal que vele por la seguridad del trabajo, ¿le aplicarán la legislación anti terrorista?
Los mineros de Atacama, tal como el premio nacional de literatura, son parte de esa actualidad que tapa, oculta, niega, el presente más sucio, y ese es el largo presente de los mapuche.
Treinta y dos hombres del sur están en peligro de muerte porque piden la libertad de los prisioneros políticos de una democracia vigilada por los intereses de mercado. Piden el beneficio legal consagrado en un Estado de Derecho, piden que se les deje de aplicar la odiosa legislación anti terrorista que elimina la presunción de inocencia, y permite acusaciones de testigos encapuchados, juicios a puerta cerrada, tinieblas pseudo legales que los condenan a una toma de posturas radicales –y eso es lo que busca el Estado chileno- que justifique el exterminio, la “solución final” del problema mapuche.
En Chile, ese extraño país con vista al mar y atendido por su dueño, la actualidad inventada se come al presente cargado de suciedad e ignominia. Ahora, la actualidad serán los fastos del bicentenario, se babeará chilenidad en las fondas, hasta la mierda olerá a patriotismo, el bárbaro lema nacional “por la razón o la fuerza” será el himno aglutinador de millones de analfabetos sociales, y el en sur, en el profundo sur, los mapuche, la Gente de la Tierra, continuará su justa lucha negada, ignorada, oculta, reprimida, falseada por los paladines de la chilenidad que, según ellos, “llevan con orgullo gotas de sangre mapuche en las venas“.
Esos 32 mapuche que se juegan la vida en cárceles del sur, son la gente a la que cantó Ercilla cuando escribió sobre la tierra austral:
“la gente que la habita es tan altiva / tan soberbia, gallarda y belicosa / que no ha sido por rey jamás vencida / ni a extranjero dominio sometida”.
Luis Sepúlveda, Gijón, 3 de septiembre de 2010
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9/05/2010
LLAMADO A MOVILIZACION GENERAL MAPUCHE POR LA VIDA DE LOS PRESOS POLITICOS MAPUCHE EN HUELGA DE HAMBRE Y RECHAZO A 128 AÑOS DE INTROMISION DEL ESTADO
REPORTES DEL PROCESO DE DESCOLONIZACION, A 128 AÑOS DEL INICIO DE INVASION CHILENA EN EL PAIS MAPUCHE.
REPORTE DEL 2 septiembre 2010
1. A partir de hoy, pu Logko reunidos convocan a todos los mapuche a MOVILIZACION GENERAL MAPUCHE POR LA VIDA DE LOS PRESOS POLITICOS MAPUCHE EN HUELGA DE HAMBRE. De acuerdo a lo expresado, los logko señalan que ante la grave situación debe olvidarse cualquier diferencia de opinión y sumarse a la defensa de nuestros peñi que sufren la tortura y el secuestro permanente, al igual como lo sufrieron nuestros antepasados que fueron secuestrados y esclavizados por una supuesta paz y una supuesta religión del invasor. Su huelga es por una vida digna que es lo único válido ante la actual perspectiva de esclavitud mental y física.
2. Toda acción es importante para esta movilización señalan y por ello los Logko concurrirán a un gillanmawvn (rogativa) con los Presos Políticos Mapuche en Concepción el próximo Lunes 6 de septiembre, marcando así el refuerzo de las movilizaciones en todo lugar donde haya mapuche rakizuam (análisis mapuche). En el mismo sentido señalan que la vida mapuche debe expresarse también en la defensa de nuestra gente y no solo en actividades culturales pues de lo contrario se está realizando una actividad folclórica sin relación con la realidad.
3. A la vez, los lofche reunidos condenaron la manipulación que intenta realizar el gobierno chileno convocando a celebrar un bicentenario falso del invasor, a mapuche que desconocen el daño que provocarían a la soberanía de la Nación Mapuche. Ello, mas aún, cuando en el territorio mapuche hay sólo 128 años de presencia del estado chileno, sin que haya podido hasta ahora dominar totalmente este espacio, a pesar de sus capacidad de matar, de secuestrar y de la dependencia que genera el robo de tierras, animales y demás recursos, la prohibición de la lengua y la discriminación generalizada. Según declararon, el gobierno debería perseguir a los delincuentes que roban al interior de su propio sistema, como es el caso de su alcalde en el territorio invadido de Temuco, Becker, en vez de criminalizar la legítima protesta social de toda una cultura y su gente.
4. Los líderes de la Alianza Territorial concluyeron señalando que Huillical, Llaitul, Coña, Waikilao, Tralcal, Catrilaf, Ñirripil, y todos los demás son nuestros hermanos y que su huelga heroica nos convoca a la unidad mapuche en la acción facantv(hoy), no cuando haya tiempo, no cuando se pueda. Este es el momento para que todos los que no se han sumado a la acción de defensa ancestral muestren lo que viene en su linaje, lo que brota en sus sueños.
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COMUNICACIONES
PU LOF XAWVN
ALIANZA TERRITORIAL MAPUCHE
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La era de arrimar el hombro
Leonardo Boff
Mis artículos sobre la situación ecológica de la Tierra pueden haber suscitado en los lectores y lectoras no pocas angustias. Y es bueno que haya sido así, pues las angustias nos sacan de la inercia, nos hacen pensar, leer, conversar, discutir y buscar nuevos caminos. En tiempos sombríos como los nuestros, la tranquilidad sería una irresponsabilidad. Todos y cada uno debemos actuar rápido y juntos, porque todo es urgente. Tenemos que movilizarnos para definir un nuevo rumbo a nuestra vida en este planeta, si queremos seguir viviendo en él. Los tiempos de abundancia y comodidad pertenecen al pasado. Lo que está ocurriendo no es una simple crisis, sino algo irreversible. La Tierra ha cambiado sin posibilidad de volver atrás y nosotros tenemos que cambiar con ella. Ha empezado el tiempo de la conciencia de la finitud de todas las cosas, también de lo que nos parecía más perenne: la persistencia de la vitalidad de la Tierra, el equilibrio de la biosfera y la inmortalidad de la especie humana. Todas estas realidades están experimentando un proceso de caos. Al principio se presenta destructivo, dejando caer todo lo que es accidental y meramente agregado, pero enseguida, se revela creativo, dando forma nueva a lo que es perenne y esencial para la vida.
Hasta ahora vivíamos en la era del puño cerrado para dominar, subyugar y destruir. Ahora comienza la era de la mano extendida y abierta para construir, arrimando todos el hombro, en colaboración y solidaridad, «el vivir bien comunitario» y el bien común de la Tierra y de la humanidad. Adiós al inveterado individualismo y bienvenida la cooperación de todos con todos.
Como los astrofísicos y los cosmólogos nos aseguran, el universo está todavía en génesis, en proceso de expansión y de autocreación. Hay una energía de fondo que subyace a todos los eventos, sustenta cada ser y ordena todas las energías hacia adelante y hacia arriba rumbo a formas cada vez más complejas y conscientes. Nosotros somos una emergencia creativa de ella.
Esa energía de fondo está siempre en acción, pero se muestra especialmente activa en momentos de crisis sistémica cuando se acumulan las fuerzas para provocar rupturas y posibilitar saltos de cualidad. Entonces es cuando ocurren las «emergencias»: algo nuevo, que todavía no existe, pero que está contenido en las virtualidades del universo.
Estimo que estamos a las puertas de una de estas «emergencias»: la noosfera (mentes y corazones unidos), la fase planetaria de la conciencia y la unificación de la especie humana, reunida en la misma casa común, el planeta Tierra.
Entonces nos identificaremos como hermanos y hermanas que se sientan juntos a la mesa, para convivir, comer, beber y disfrutar de los frutos de la Madre Tierra, después de haber trabajado de forma cooperativa y respetando la naturaleza. Confirmaremos así lo que dijo el filósofo del Principio Esperanza, Ernst Bloch: «el génesis no está al principio sino al final".
Hago mías las palabras del padre de la ecología norteamericana, el antropólogo de las culturas y teólogo Thomas Berry: «Nunca nos faltarán las energías necesarias para forjar el futuro. Vivimos, en realidad, inmersos en un océano de energía, mayor de lo que podemos imaginar. Esta energía nos pertenece, no por vía de la dominación sino por vía de la invocación».
Tenemos que invocar esta energía de fondo. Ella siempre está ahí, disponible. Basta abrirse a ella con la disposición de acogerla y de hacer las transformaciones que ella inspira.
Por ser una energía benéfica y creadora, ella nos permite proclamar con el poeta Thiago de Mello, en medio de los callejones sin salida y de las amenazas que pesan sobre nuestro futuro: «Está oscuro, pero canto». Sí, cantaremos el adviento de esta «emergencia» nueva para la Tierra y para la humanidad.
Porque amamos las estrellas, no tenemos miedo de la noche oscura. En las estrellas se encuentra nuestro origen, pues estamos hechos de polvo de estrellas. Ellas nos guiarán y nos harán brillar de nuevo, porque para eso aparecimos en este planeta: para brillar. Este es el propósito del universo y el designio del Creador.
*Teólogo
http://www.elpais.cr
Tercera declaración pública de historiadores en apoyo al pueblo mapuche
Los historiadores e historiadoras que suscribimos esta declaración nos vemos, una vez más, en la obligación moral de denunciar la sistemática política represiva que el Estado de Chile despliega en contra del pueblo mapuche. Las comunidades mapuche que han levantado como principales demandas la restitución de sus tierras ancestrales, el respeto a su condición de nación y el reconocimiento a su autonomía política, enfrentan hoy día una triple ofensiva represiva: En primer lugar, policial. El territorio de la Araucanía continúa fuertemente militarizado, las comunidades son allanadas periódicamente y en la mayoría de las circunstancias sus habitantes son objeto de golpes, insultos y acciones de amedrentamiento. Los comuneros han denunciado, incluso, que sus viviendas son destruidas y sus alimentos y enseres son arrojados al piso. El trato que la policía brinda a mujeres, ancianos y niños es vejatorio y humillante. El despliegue policial, además, se caracteriza por el uso abusivo de un sofisticado arsenal, que incluye, helicópteros artillados, vehículos blindados, armamento automático y gases tóxicos.
En segundo lugar, los mapuche son objeto de una cuidadosamente orquestada ofensiva judicial. El Estado de Chile, a contrapelo de todos los tratados internacionales que ha suscrito, niega la existencia de un conflicto político en la Araucanía. En consecuencia, recurre a la legislación que dictara de manera espuria la dictadura militar (Ley 18.314 sobre conductas terroristas), para judicializar tanto las reivindicaciones como las movilizaciones del pueblo mapuche. Cabe señalar que 32 presos políticos mapuche se encuentran en huelga de hambre, en diferentes penales del sur del país, desde el 12 de julio de 2010. Este movimiento denuncia una serie de abusos e irregularidades de los cuales son objeto, entre las cuales destacan: torturas y vejámenes a los detenidos, montaje mañoso e ilegítimo de “pruebas” incriminatorias, uso de testigos encubiertos, doble procesamiento (tanto en tribunales de garantía como en tribunales militares) y solicitud por parte de las fiscalías de la aplicación de penas desmedidas en relación con los delitos que se les imputan. En el caso de Héctor Llaitul Carrillanca la Fiscalía de Cañete ha solicitado más 103 años de cárcel para el inculpado (sin contar los que está pidiendo la Justicia Militar). Cabe consignar que recientemente el cabo de carabineros Walter Rodríguez, responsable del asesinato del weichafe Matías Catrileo, en la zona de Vilcún en enero de 2008, fue condenado por la Corte Marcial a 3 años y un día de prisión. No obstante, este mismo tribunal dispuso concederle al asesino el beneficio de la libertad vigilada. Irregularidades y discriminación son la constante en los proceso que se siguen contra los mapuche encarcelados.
Por último, las comunidades mapuche enfrentan una ofensiva mediática. La mayoría de los grandes medios de comunicación del país, controlados por los mismos grupos económicos que depredan los recursos de la zona sur, no sólo han tendido un cerco de silencio en torno a las reivindicaciones de las comunidades en conflicto y a la larga huelga de hambre de los presos políticos mapuche; también han distorsionado groseramente el fondo y la forma de las movilizaciones y acciones de protesta que los mapuche han desplegado. La verdad irrefutable es que la violencia en la Araucanía ha sido protagonizada, fundamentalmente, por los aparatos de seguridad del Estado, mientras que las comunidades agredidas sólo han hecho uso (por lo demás con recursos operativos muy precarios), de su legítimo derecho a la autodefensa.
Convencidos de la necesidad de detener el accionar represivo del Estado en el sur de Chile y reconociendo el legítimo derecho de los pueblo originarios a la restitución de sus tierras usurpadas y a su autonomía social y política, los abajo firmantes convocamos a los historiadores, profesores de Historia y estudiantes de Historia, a manifestar públicamente estas denuncias el próximo martes 7 de septiembre, a las 12.00 horas en el frontis del Archivo Histórico Nacional.
Santiago, 1 de septiembre de 2010.
LISTA DE FIRMANTES AL 1 DE SEPTIEMBRE DE 2010
Sergio Grez Toso, Universidad de Chile.
Igor Goicovic Donoso, Director Magíster de Historia Universidad de Santiago de Chile.
Josep Fontana, catedrático emérito de la Universitat Pompeu Fabra, Barcelona, Catalunya.
Jorge Pinto Rodríguez, Universidad de la Frontera, Temuco.
Florencia E. Mallon, University of Wisconsin, Estados Unidos.
Julio Pinto Vallejos, Director Departamento de Historia, Universidad de Santiago de Chile.
Mario Garcés Durán, Universidad Santiago de Chile, Director ECO Comunicaciones.
Verónica Valdivia, Universidad Diego Portales.
Alberto Díaz Araya, Jefe Carrera de Historia y Geografía Universidad de Tarapacá, Arica.
Nelson Castro Flores, Jefe Carrera de Pedagogía y Licenciatura en Historia y Ciencias Sociales Universidad de Viña del Mar y profesor de la Universidad de Valparaíso.
Alexis Meza Sánchez, Vicerrector Académico Universidad ARCIS.
Claudio Barrientos, Director Escuela de Historia Universidad Diego Portales.
Luis Castro C., Director Carrera de Pedagogía en Historia y Ciencias Sociales Universidad de Valparaíso.
Pedro Rosas Aravena, Director Escuela de Historia y Ciencias Sociales, Universidad ARCIS.
Rodrigo Ruz Zagal, Jefe Archivo Histórico Vicente Dagnino, Universidad de Tarapacá, Arica.
Patrick Puigmal, Director del Programa de Estudios y Documentación en Ciencias Humanas (PEDCH) de la Universidad de Los Lagos.
Carlos Gutiérrez P., Director Centro de Estudios Estratégicos.
Carlos Molina Bustos, Ministerio de Salud, responsable de la investigación histórica de la Unidad de Patrimonio Cultural del Ministerio de Salud, Chile.
Margarita Iglesias Saldaña, Directora de Relaciones Internacionales Facultad de Filosofía y Humanidades, Universidad de Chile.
Sergio Guerra Vilaboy, Presidente de la Asociación de Historiadores Latinoamericanos y del Caribe (ADHILAC) y profesor de la Universidad de La Habana.
Juan Guillermo Muñoz Correa, Universidad de Santiago de Chile.
Pedro Bravo Elizondo, Wichita State University, Kansas, Estados Unidos.
Francisco Peña Torres, Université Paris I, Panthéon- Sorbonne, Francia.
Carlos Contreras Painemal, Frei Universitaat, Berlín, Alemania.
Jorge Magasich, Institut des Hautes Études des Communications Sociales, Bruselas, Bélgica.
José del Pozo, Université de Québec à Montreal, Canadá.
Augusto Samaniego Mesías, Universidad de Santiago de Chile.
Pablo Artaza Barrios, Universidad de Chile.
Pablo Aravena Núñez, Universidad de Valparaíso.
María Olga Ruiz Cabello, Universidad de Chile.
Claudia Zapata, Universidad de Chile.
Marcela A. E. Cubillos Poblete, Universidad de La Serena.
Miguel Urrutia, Universidad de Chile.
Patricio Rivera Olguín, Universidad Arturo Prat, Iquique.
Rodrigo Sánchez Edmonson, Universidad de Chile.
Enrique Fernández Darraz, Universidad Alberto Hurtado.
Jaime Massardo, Universidad de Valparaíso.
César Leyton Robinson, Universidad de Chile.
Ángela Vergara Marshall, California State University, Los Angeles, Estados Unidos.
Carlos Ruiz Rodríguez, Universidad de Santiago de Chile.
Robert Austin, University of Melbourne, Australia.
Ernesto Bohoslavsky, Universidad Nacional de General Sarmiento/CONICET, Argentina.
César Cerda Albarracín, Universidad Tecnológica Metropolitana.
Luis Corvalán Márquez, Universidad de Valparaíso.
Susana Bandieri, Universidad Nacional del Comahue/CONICET, Neuquén, Argentina.
Daniel Palma, Universidad ARCIS.
Luis Galdames Rosas, Universidad de Tarapacá, Arica.
José Miguel Castillo Mora, historiador y concejal de Yecla (Murcia) España.
Fabio Moraga Valle, Universidad Autónoma de México, México.
Ernesto Bohoslavsky, Universidad Nacional de General Sarmiento/CONICET, Argentina.
Andrea Riedemann Fuentes, Universidad Libre de Berlín, Alemania.
Alberto Harambour Ross, Universidad Diego Portales.
Leonardo León Solís, Universidad de Chile.
Alfredo Lastra Norambuena, Universidad Arturo Prat, Santiago.
Nicolás Iñigo Carrera, Universidad de Buenos Aires.
Rolando Álvarez, Universidad de Santiago de Chile y Universidad ARCIS.
Iván Ljubetic Vargas, Centro de Extensión Luis Emilio Recabarren.
Jody Pavilack, University of Montana, Estados Unidos.
Carlos Mondaca Rojas, Universidad de Tarapacá, Arica.
Pedro Canales Tapia, Universidad Pedro de Valdivia, La Serena.
María Eugenia Albornoz, Université de Lille III, Francia.
Claudio Pérez Silva, Universidad Academia de Humanismo Cristiano.
Francis Goicovich, Universidad de Chile.
César Cerda Albarracín, Universidad Tecnológica Metropolitana.
Milton Godoy Orellana, Universidad Academia de Humanismo Cristiano.
Marcelo Mella, Universidad de Santiago de Chile.
Manuel Fernández Gaete, Universidad Academia de Humanismo Cristiano.
Sean Purdy, Universidade São Paulo, Brasil.
Yvette Lozoya López, Universidad de Santiago de Chile.
Maria Paula Nascimento Araujo, Universidade Federal do Rio do Janeiro, Brasil.
Horacio Tarcus, Universidad Nacional de San Martín, Argentina.
Eliana Ceriani Bórquez, Universidad de Valparaíso.
Eduardo Arias Nilo, Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación.
Mário Maestri, Universidade de Passo Fundo, Rio Grande do Sul, Brasil.
Franck Gaudichaud, Université Stendhal – Grenoble 3, Francia.
Claudio Díaz Pérez, Universidad de Valparaíso.
Salvador E. Morales Pérez, Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, México.
Robson Laverdi, Universidade Estadual do Oeste do Paraná, Brasil.
Geni Rosa Duarte, acadêmica Universidade Estadual do Oeste do Paraná, Brasil.
Dina V. Picotti C., Universidad Nacional de General Sarmiento, Argentina.
Karen Alfaro Monsalve, Universidad Austral de Chile.
Viviana Gallardo P., Universidad Academia de Humanismo Cristiano.
Jorge Cernadas, Universidad de Buenos Aires y Universidad Nacional de General Sarmiento, Argentina.
Marcos Fábio Freire Montysuma, Universidade Federal de Santa Catarina/Brrasil, Tesoureiro da Associação Brasileira de História Oral, Brasil.
Steven S. Volk, Professor of History Oberlin College, Oberlin, Ohaio, Estados Unidos.
Cristina Moyano Barahona, Universidad de Santiago de Chile.
Sean Purdy, Universidade de São Paulo, Brasil.
Fanny Barrientos Cruzatt, Universidad de Tarapacá.
María Graciela León Matamoros, Universidad Jaume I Castellón, España.
Eduardo Arias Nilo, Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación.
Margaret Power, Illinois Institute of Technology, Chicago, Estados Unidos.
Ariel Arnal, Academia de Historia de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, México.
Miguel Valderrama, Universidad ARCIS.
Guadalupe Álvarez de Araya, Universidad de Chile.
Centro de Estudios Latinoamericanos (CELA) “Justo Arosemena”, Panamá.
Wilda Celia Western, Universidad Autónoma de la Ciudad de México.
Carmen González Martínez, Profesora Titular de Historia, Universidad de Murcia, España.
Marisol Videla, Universidad ARCIS.
Gabriela Domecq, Universidad Nacional de General Sarmiento. Argentina.
Maximiliano Juan Pedrazzini, Universidad Nacional de Misiones. Argentina.
Lorena del Canto Flores, Universidad Bolivariana, sede Iquique.
Consuelo Figueroa, Universidad Diego Portales.
Danny Ahumada Vargas, Universidad de Santiago de Chile.
José Luis Cifuentes Toledo, profesor de Historia, Magíster de Historia y Ciencias Sociales.
Walter Delrio, Universidad Nacional de Rosario/CONICET, Argentina.
Myriam Olguín Tenorio, Universidad Cardenal Silva Henríquez y ECO Comunicaciones.
Marcos Fernández Labbé, Universidad Alberto Hurtado.
María Cristina Satlari, Universidad Nacional de Cuyo, Mendoza, Argentina.
Germán Adolfo Morong Reyes, Doctor © en Estudios Americanos, Universidad de Santiago de Chile.
Paola A. Ligasacchi, Doctora © en Estudios Americanos, Universidad de Santiago de Chile.
Emilio Gonzalez, Universidade Tecnológica Federal do Paraná, Brasil.
Mónica Gatica, Universidad Nacional de la Patagonia, sede Trelew, Argentina.
Marcos Fábio Freire Montysuma, CFH / Universidade Federale Santa Catarina, Brasil.
Rubén Isidoro Kotler, Universidad Nacional de Tucumán – Asociación de Historia Oral de la República Argentina.
Ana T. Fanchin, Universidad Nacional de San Juan, Argentina.
Marcela Morales Llaña, Doctora © en Estudios Americanos, Universidad de Santiago de Chile.
Valeria Sonia Wainer, Universidad Nacional de General Sarmiento, Argentina.
Lucía Valencia, Universidad de Santiago de Chile.
Robson Laverdi, Universidade Estadual do Oeste do Paraná, Brasil.
Cristina Viano, Universidad Nacional de Rosario, Argentina.
Gustavo Bassin, Instituto Superior de Formación Docente 9-001 “Gral. San Martin”. Mendoza. Argentina.
Carolina Andaur, Dra. © El Colegio de México, México.
Robinson Silva Hidalgo, Doctor © en Historia, Universitat de Barcelona, Catalunya.
Ricardo López, Doctor © de Estudios Latinoamericanos Universidad de Chile.
Claudia Rojas Mira, Doctora © en Estudios Americanos, Universidad de Santiago de Chile.
Sandra Castillo Soto, Magíster © en Historia, Universidad de Santiago de Chile.
Francisca Giner Mellado, Magíster © en Estudios Latinoamericanos, Universidad de Chile.
Isidora Sáez Rosenkranz, Magíster © en Estudios Latinoamericanos, Universidad de Chile.
Claudia Videla Sotomayor, Magister © en Historia, Universidad de Chile.
Andrea Mella Azabache, Magister © en Historia, Universidad de Chile.
Everaldo de Oliveira Andrade, Universidade Guarulhos – São Paulo, Brasil.
Alondra Peirano Iglesias, profesora ayudante del Centro de Estudios Interdisciplinarios Uruguayos (CEIU), Universidad de la República, Montevideo, Uruguay.
Federico Iglesias, Becario de Docencia de la materia Historia del pensamiento latinoamericano y argentino, Instituto del Desarrollo Humano de la Universidad Nacional de General Sarmiento, Argentina.
Alejandro Brito Peña, Universidad de Concepción.
Carolina González Undurraga, Universidad de Chile.
Renato Hamel Alonso, Corporación Chilena de Estudios Históricos.
Fernanda Del Río Ortiz, Corporación Chilena de Estudios Históricos.
Julián Suzarte Galvez, Corporación Chilena de Estudios Históricos.
Enrique Riobó Pezoa, Corporación Chilena de Estudios Históricos.
Nicolás Sazo Arratia, Corporación Chilena de Estudios Históricos.
Gonzalo Aravena Hermosilla, Corporación Chilena de Estudios Históricos.
Nicolás Penna Vizcaya, Corporación Chilena de Estudios Históricos.
Cinthia Vargas Leiva, Corporación Chilena de Estudios Históricos.
Carlos Rojas Sancristoful, Corporación Chilena de Estudios Históricos.
Soledad Álamos Fuenzalida, Corporación Chilena de Estudios Históricos.
Sebastián Rico Díaz, Corporación Chilena de Estudios Históricos.
Elena Romero Pérez, Corporación Chilena de Estudios Históricos.
Andrés Rojas Böttner, Corporación Chilena de Estudios Históricos.
Juan Maureira Moreno, Corporación Chilena de Estudios Históricos.
Sebastián Leiva Flores, Universidad ARCIS y Universidad de Santiago de Chile
Alberto J. Guillón Abao, Universidad de Cádiz, España.
Carolina González Undurraga, Universidad de Chile.
Michael Reynolds, Universidad de Chile.
Carolina Figueroa Cerna, Universidad de Valparaíso.
Claudio Robles Ortiz, Universidad Austral, Valdivia.
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Chile: Por qué Piñera no es Pinochet
Por Andrés Figueroa Cornejo
1. En esta entrega, quien suscribe, no se referirá a las tendencias generales del capitalismo en Chile, como la concentración monopólica del capital; la ampliación precarizada del trabajo; la alienación comandada por el sobreendeudamiento, los medios de comunicación, la programación de contenidos escolares obsecuentes con el actual estado de cosas y la dirección general de la iglesia católica; la acumulación por despojo –sin cuya comprensión resulta imposible explicar la tasa de ganancia del capital, más allá del solo plusvalor devenido de la sobreexplotación del trabajo-; y de la contradicción esencial resumida en la apropiación privada a escala superlativa de la producción social de la riqueza y de la propia naturaleza, como jamás nunca. Más bien el objetivo de este pobre artículo es determinar por qué Sebastián Piñera no es Pinochet, ni el gobierno de la derecha en los marcos de la democracia burguesa –por más estrecha y antipopular que sea- no es la dictadura militar. Y por qué existen sectores a los que sí les interesa que lo anterior parezca la realidad.
2. Estratégicamente –y adelante con los lugares comunes- desde la mitad de los 70 del siglo pasado el patrón de acumulación capitalista, la organización del trabajo y el campo de las subjetividades en todas las clases sociales fue conmovido estructuralmente por un estadio del capitalismo caracterizado ya no sólo por la destrucción del previo Estado desarrollista, redistributivo y de relaciones más compensadas entre capital y trabajo, sino por la apropiación privada de aquello que suele denominarse propiedad pública y social (industrias, derechos y recursos naturales). Lo que terminó con Pinochet fue una de las formas políticas que demandaba el capital para su reproducción en un momento dado. Los 20 años de Concertación, simplemente, garantizaron de mejor manera los mismos intereses de clase que la tiranía. De hecho, estimando que Chile es, por sobre cualquier partida vitivinícola o de harina de pescado, un paisito exportador de materias primas y en particular, de cobre, vale recordar que a 1990, las concesiones mineras a privados correspondían sólo a un 30 % de lo extraído por la gran minería. Al final del último gobierno de la ex presidenta Bachelet y candidata de la Concertación para el 2013, las cifras se habían invertido. Es decir, un 72 % de la producción del metal rojo y sus ricos minerales adosados ya estaba en manos privadas, mientras el 28 % era estatal. Es cierto, durante la larga transición hacia ningún lado de los Ejecutivos concertacionistas ya no se asesinaba, ni desaparecía ni se torturaba gente como en el horror de la dictadura. Pero también es cierto, que durante esos gobiernos, para los dueños de todo, ya no había mucho que reprimir. La paz social se volvió el orden de las cosas, se desmantelaron las organizaciones populares, se domesticaron los rebeldes, y buena parte de los luchadores antifascistas se fueron para la casa propia o para la casa de La Moneda. Todo lo anterior matizado por excepciones estadísticas. Y, cómo no, por la extraordinaria revuelta estudiantil de 2006, y la huelga contundente de los mineros del cobre subcontratados en 2007. Sin embargo, no ha habido huelgas generales, ni conatos de huelgas generales, ni protestas multitudinarias, ni crecimiento de la izquierda que represente los intereses históricos de los siempre vilipendiados, ni un foco guerrillero, ni un “caracazo”, ni una guerra del agua, ni una crisis catastrófica de la partidocracia, ni disputas intercapitalistas que den pie a vacíos de poder o inestabilidad cierta. Salvo franjas del pueblo mapuche que vienen peleando por su territorio desde cuando el paisito no tenía ni nombre; una cultura libertaria emergente y multiforme; rémoras de los destacamentos de inspiración revolucionaria más resueltos; y ahora último, la sorpresiva –y feliz- aparición de un movimiento espontáneo de sólida sensibilidad ambientalista. En general, todo ha resultado muy marchoso para los que mandan. Esto es, para el capital transnacional e imperialista que subordina al nativo y cuya hegemonía descansa en el capital financiero. Su naturaleza especulativa se entrama y engorda a costa de los abultados ahorros de los trabajadores administrados por el sistema previsional de capitalización individual, la propia industria del cobre, la madera, y un par de exportaciones folclóricas. Se entiende, cómo no, que la mundialización capitalista ubica a Chile como exportador neto de minerales sin elaboración y plataforma de negocios para la subregión. Agregándose, sobre todo en los últimos tiempos y a propósito de la última crisis, la exportación no tradicional del programa económico fundado sobre ajustes estructurales y las líneas matrices –a toda carta y a gusto del consumidor- de las leyes laborales, el sistema previsional y de educación y salud privadas que las grandes mayorías chilenas han tenido la oportunidad de padecer por más de tres décadas. Esta pedagogía de la expoliación y el despojo más brutal, en rigor, es de origen anglosajón, pero la experiencia también tiene su valor y no son pocos los especialistas criollos que hoy asesoran al FMI, al Banco Mundial, a la OMC y a Estados y gobiernos que desean conocer los detalles de la aplicación de las fórmulas mencionadas.
3. Ocurre que políticamente -y porque aún no existe movimiento popular-, en la apariencia de los discursos y las componendas, tanto de la derecha tradicional, como de la Concertación, como comparten el mismo proyecto estratégico y sus distancias son accesorias, le tocó el turno a Sebastián Piñera. La misma gente se percató que Piñera no era Pinochet, y, de la que fue a sufragar ese día, el 29 % de los habilitados para votar, le dio el triunfo pírrico al sujeto, hostigado por Frei Ruiz Tagle, el peor de todos. El multimillonario es un personaje que quiere ser mediático, quiere ser populista, quiere ser estadista, quiere que su alianza política al menos se extienda un turno más, quiere que lo quieran. Al pobre, como pretende demostrar cierta autonomía populista y tecnócrata, le han dado sus buenos jalones de pelo desde El Mercurio, La Tercera y el gremio empresarial (Confederación de la Producción y el Comercio). ¿Por qué? Porque es relativamente “chúcaro”, llevado a sus ideas, gerente general, caudillito, nervioso, impulsivo, teledramático, y rencoroso con parte de la dirección de la UDI –el partido más derechista, integrista, católico conservador y pinochetista que existe en el teatro político nacional de los de arriba y de donde viene Joaquín Lavín, candidato presidencial del sector para el 2013-. Quiso poner técnicos y no políticos en su gabinete, y lo golpearon por la derecha. Para paliar las consecuencias del terremoto, quiso subir impuestos, y lo golpearon por la derecha. Quiso crear una superintendencia de bancos, y lo golpearon por la derecha. Clausuró la construcción de una termoeléctrica en un santuario natural debido a protestas ambientalistas, y lo golpearon por la derecha. ¿Será un marxista tapado que le dará la espalda a su clase y un buen día, sin aviso, estatizará las industrias estratégicas, condonará todas las deudas, promoverá el poder popular, los comandos comunales y lo que va quedando de cordones fabriles? Como es difícil creer en un paisito tan flaco donde todo se sabe rápidamente que haya logrado convencer a la oficialidad de las Fuerzas Armadas, muy pentagonista para aventuras de ese estilo, lo más probable es que Piñera, de cuando en cuando, le haga una desconocida a sus hermanos de clase y salga con alguna pachotada de la cual debe arrepentirse al día siguiente, en portada y a todo color. Por lo demás, continúa ofreciendo palo y duro al trozo de pueblo que asoma la cabeza, encarcela mapuche –igual que la Concertación-, reprime estudiantes en lucha –igual que la Concertación-, continúa precarizando el trabajo y privatizando los derechos sociales y la naturaleza –igual que la Concertación-, detiene sin pruebas a los libertarios –igual que la Concertación- y es, nacional e internacionalmente, un remedo a escala de Uribe, y ahora de Santos en Colombia.
¿Pero por qué, entonces, la Concertación extendida hasta el PC quiere mostrarlo como un Pinochet de los nuevos tiempos y a su gobierno como si fuera la dictadura en versión de baja intensidad, descafeinada? Porque esa es la única manera –por el momento- que tiene la Concertación de crear las condiciones subjetivas para derribarlo en las próximas elecciones presidenciales. Todos contra la derecha, todos contra el fascismo, dice la Concertación. Todas las perversiones del capitalismo más cruento que se aplicaron durante los 20 años de Concertación, ahora implementadas por Piñera, se vuelven horrores apocalípticos.
4. Ese es el juego de los de arriba que, con mano ajena, empleando la desgracia organizada de los de abajo, busca capitalizar la mal llamada oposición. El asunto es que si las fuerzas político sociales de los desheredados, de los trabajadores y los pueblos, por escasas y desrumbadas que estén (aunque no tanto, ni tan poco), no logran en un tiempo relativamente breve encumbrarse a estadios superiores de unidad política y orgánica, es decir, no alcanzan a constituirse disciplinada e inteligentemente en una alternativa que tercie entre las dos componendas dominantes, sus esfuerzos dispersos, su alta vocación solidaria y de lucha, se convertirán en disgusto amplio contra Piñera y electorado dispuesto para una Bachelet de retórica progresista e ilusoriamente, más popular y democrática política y económicamente. Toda vez que 20 años es suficiente en política para saber que intereses representa la Concertación, sea el nombre que se le ocurra ponerse para edulcorar el mismo capitalismo.
La independencia política de los intereses históricos de los trabajadores y las grandes mayorías no es una receta larvada por soñadores de brújula descompuesta. Es la condición sin la cual, una vez más, el empeño de tantos puede echar abajo a un derechista de cualquier tipo, pero resulta insuficiente para prologar la caminata contra la tiranía del capital, de los malos gobiernos, de la pésima vida de los más.
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