Durante muchos años ser dirigente sindical en Chile era sinónimo de riego personal e incluso significó para muchos la perdida de la vida. Desde siempre el capital a través de sus servidores – sicarios y gobiernos anti obreros – se ha encargado de perseguir y reprimir a los dirigentes de los trabajadores y sus organizaciones. Lo hemos visto el día de ayer cuando prepotentemente la policía intenta terminar con una manifestación en la Municipalidad de Santiago y detiene a dirigentes y trabajadores, luego de mojar y gasear a quien se pusiera por delante. Lo seguiremos viendo cada vez que se reclame contra los abusos.
Cuando están por cumplirse 60 años desde que se proclamara la Declaración Universal de los Derechos Humanos en Chile, uno de los suscriptores de la misma, ésta se viola indiscriminada y descaradamente. Se persigue, se reprime, se golpea, se impide entregar una visión distinta de la oficial en las calles. Se teme que el pueblo se informe.
Ese ha de ser el miedo que tuvo el nuevo Intendente de Santiago y las autoridades de La Moneda, para negarnos los permisos para exhibir a la población una exposición alusiva en homenaje al 60º aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Pero no solo aquí se sufre de abusos y represión, en otros países de América Latina los dirigentes son golpeados, torturados y asesinados. Hace algún tiempo dimos cuenta de los mas de 3 mil dirigentes sindicales asesinados en Colombia y hoy debemos lamentar el asesinato de 3 dirigentes obreros en Cagua, estado Aragua en Venezuela. Según informa Unidad Socialista de Izquierda desde Venezuela, "la muerte, ordenada por patronos, sindicaleros corruptos y mafias policiales, les sobrevino en la noche del jueves 27 de noviembre, horas después de que estuvieran al frente de la lucha de los trabajadores de la multinacional Alpina, ubicada en Villa de Cura. Allí, la patronal presionaba a los trabajadores para que renunciaran a la organización sindical y desconocieran a sus dirigentes legítimos. Al no lograr sus objetivos, se apoyó en la fuerza pública para desalojar a los trabajadores. Los dirigentes asesinados movilizaron a los trabajadores e impidieron que la policía se inmiscuyera en un conflicto laboral cuya única competencia que le corresponde a los trabajadores, los patronos y el Ministerio del Trabajo".
Richard Gallardo era un obrero textil en Maracay, Luis Hernández obrero de la Pepsi Cola y Carlos Requena obrero de la empresa Produvisa, ninguno llegaba aún a los 40 años, pero desde muy jóvenes estaban entregados a la lucha por la defensa de los derechos de los trabajadores.
Es un crimen que no debe quedar impune, eran dirigentes sindicales honestos, queridos por sus compañeros y elegidos por ellos para encabezar sus organizaciones. Este solo hecho basta para que demandemos a todas las instancias que corresponda, investigación y castigo, para que pidamos al presidente Hugo Chavez que ordene una pronta investigación y haga públicos los resultados de ésta.
Nosotros, que conocimos del dolor de perder a muchos de nuestros dirigentes no podemos permanecer silentes, debemos pedir información, demandar justicia, exigir verdad. Es el mínimo homenaje que podemos hacer a estos tres camaradas venezolanos caídos en la lucha por la defensa de los derechos de los trabajadores.
En el 60º aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, exijamos que de una buena vez se empiece a aplicar y respetar
MANUEL AHUMADA LILLO
Presidente CGT
12/08/2008
RESPETEN LOS DERECHOS HUMANOS
Etiquetas: chile, derechos humanos, trabajadores, venezuela
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