6/05/2009

Reflexiones del compañero Fidel: EL CABALLO DE TROYA

2009-06-02
Rafael Correa, presidente de Ecuador, de visita en Honduras, en vísperas de la reunión de la OEA, declaró: “Yo creo que la OEA perdió su razón de ser, tal vez nunca tuvo razón de ser.” La noticia transmitida por ANSA, añade que Correa, “vaticinó ‘la muerte’ de esa organización por los muchos errores cometidos”.
Afirmó “que los países del continente americano, por condiciones geográficas, no pueden ser metidos ‘todos en la misma canasta’, y por eso Ecuador propuso hace varios meses la creación de la Organización de Estados Latinoamericanos.

“‘No es posible que los problemas de la región se discutan en Washington, construyamos algo propio, sin países ajenos a nuestra cultura, a nuestros valores, incluyendo obviamente a países que inexplicablemente fueron separados del sistema interamericano, y me refiero al caso concreto de Cuba…fue una real vergüenza y muestra la doble moral que existen en las relaciones internacionales’”. A su llegada a Honduras, tanto el presidente Zelaya como él, declararon que “la OEA debe ser reformada y reincorporar a Cuba de lo contrario tendrá que desaparecer”.

Otro despacho de la agencia DPA afirma:

“La reintegración de Cuba en la Organización de Estados Americanos (OEA) ha pasado de ser un tema per se de la Asamblea General del organismo en la hondureña San Pedro Sula para convertirse, una vez más, en la excusa de una lucha de intereses que van mucho más allá de los límites de la isla caribeña y podrían cuestionar (de nuevo) las relaciones hemisféricas.

“El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, lo dejó bien claro al calificar el encuentro hemisférico que comienza este martes en Honduras en términos cuasi bélicos.

“Será, dijo, una ‘batalla interesante’ en la que si se demuestra que la OEA ‘sigue siendo un ministerio de las colonias’ que no se transforma para ‘subordinarse a la voluntad de los gobiernos que la conforman’, entonces habrá que plantearse ‘salirse’ del organismo y crear otro alternativo.”

“‛América Latina está haciendo de Cuba la prueba de fuego de la sinceridad del verdadero acercamiento de la administración Obama’ a la región, sostuvo la experta en Cuba del Council of Foreign Relations de Washington, Julia Sweig, al diario ‘The Washington Post’, en vísperas del encuentro hondureño.”

Al resistir las agresiones del imperio más poderoso que haya existido jamás, nuestro pueblo luchó por los demás pueblos hermanos de este continente. La OEA fue cómplice de todos los crímenes cometidos contra Cuba.

En un momento u otro, la totalidad de los países de América Latina fueron víctimas de las intervenciones y agresiones políticas y económicas. No hay uno solo que pueda negarlo. Es ingenuo creer que las buenas intenciones de un Presidente de Estados Unidos justifique la existencia de esa institución que abrió las puertas al caballo de Troya que apoyó las Cumbres de las Américas, el neoliberalismo, el narcotráfico, las bases militares y las crisis económicas. La ignorancia, el subdesarrollo, la dependencia económica, la pobreza, la devolución forzosa de los que emigran en busca de trabajo, el robo de cerebros, y hasta las armas sofisticadas del crimen organizado fueron las consecuencias de las intervenciones y el saqueo procedentes del Norte. Cuba, un pequeño país, ha demostrado que se puede resistir el bloqueo y avanzar en muchos campos e incluso cooperar con otros países.

El discurso pronunciado hoy por el presidente de Honduras, Manuel Zelaya, en la Asamblea General de la OEA, contiene principios que pueden pasar a la historia. Dijo cosas admirables de su propio país. Me limitaré a lo que expresó sobre Cuba.

“…En la Asamblea de la Organización de Estados Americanos que hoy se inicia en San Pedro Sula, Honduras, debemos iniciar el proceso de sabias rectificaciones de viejos errores cometidos.

“Nosotros, los latinoamericanos que estamos aquí, hace poco, hace un par de semanas o meses, tuvimos una gran cumbre en el Grupo de Río, en Salvador de Bahía, Brasil. Ahí tomamos un compromiso. El compromiso, que se tomó por escrito y por unanimidad de toda Latinoamérica, es que en esta asamblea de San Pedro Sula, por mayoría de votos o por consenso, se debía enmendar ese viejo y gastado error que se cometió en 1962 de expulsar al pueblo cubano de esta organización.

“No debemos irnos de esta asamblea, queridos dignatarios, sin derogar el decreto de esa octava reunión que sancionó a un pueblo entero por haber proclamado ideas y principios socialistas, que hoy esos mismos principios se practican en todas partes del mundo, incluyendo a Estados Unidos y a Europa (Aplausos). Los principios, hoy, de buscar alternativas diferentes de desarrollo son evidentes en el cambio precisamente que ha habido en Estados Unidos al elegir al presidente Barack Obama…

“No podemos irnos de esta asamblea sin reparar ese error y esa infamia, porque basados en esta resolución de la Organización de Estados Americanos, que ya tiene más de cuatro décadas, a este pueblo hermano de Cuba se le ha mantenido un bloqueo injusto e inútil, precisamente porque no ha logrado ningún propósito, pero sí ha demostrado que ahí, a pocos kilómetros aquí de nuestro país, en una isla pequeña, hay un pueblo dispuesto a resistir y a sacrificios por su independencia y su soberanía.

“…no hacerlo nos hace cómplices a nosotros de una resolución de 1962 de expulsar a un Estado de la Organización de Estados Americanos simplemente porque tiene otras ideas, otros pensamientos, y proclama principios de una diferente democracia. Y nosotros no vamos a ser cómplices de eso.

“…No podemos irnos de esta asamblea sin derogar lo actuado en esa época.

“Un hondureño excepcional, llamado en nuestro país —y uno de nuestros próceres— José Cecilio del Valle, el sabio Valle, expresaba el 17 de abril de 1826, en su famoso artículo 'Soberanía y no intervención' —acabábamos de proclamar nuestra independencia del reino español—: ‘Las naciones del mundo son independientes y soberanas. Cualquiera que fuese su extensión territorial o el número de habitantes, una nación debe tratar a otros con el mismo trato que desea recibir de estos. Una nación no tiene el derecho de intervenir en los asuntos internos de otra nación.’”

Con esas palabras de Cecilio del Valle y la mención de Mahatma Gandhi, Jesucristo, Martin Luther King, Abraham Lincoln, Morazán, Martí, Sandino y Bolívar, concluyó su discurso.

Minutos después, en la conferencia de prensa posterior a la apertura de la Asamblea, respondió preguntas y reiteró principios. Luego cedió la palabra a Daniel Ortega, que fue autor de una de las ponencias más profundas y argumentadas en la Asamblea de la OEA. En la conferencia hicieron uso de la palabra, invitados por Zelaya, Fernando Lugo, presidente de Paraguay, y Rigoberta Menchú, que se expresaron en la misma dirección que Zelaya y Daniel.

La Asamblea discute hace horas. En el momento que concluyo esta Reflexión, casi ya de noche, no hay todavía noticias de la decisión. Se conoce que el discurso de Zelaya influyó. Chávez conversa con Maduro y le insta a mantener firmemente que no puede admitirse resolución alguna que condicione la derogación de la injusta sanción contra Cuba. Nunca se vió tanta rebeldía. La batalla es sin duda dura. Muchos países dependen del dedo índice de una mano del Gobierno de Estados Unidos apuntando al Fondo Monetario, el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo o cualquier otra dirección para castigar rebeldías. Haberla librado es ya de por sí una proeza de los más rebeldes. El 2 de junio de 2009 será recordado por las futuras generaciones.

Cuba no es enemiga de la paz, ni reacia al intercambio o la cooperación entre países de diferentes sistemas políticos, pero ha sido y será intransigente en la defensa de sus principios.











Fidel Castro Ruz

Junio 2 de 2009

1 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Cuba en la OEA?

Atilio Borón
Rebelión

Luego de 47 años la 39ª Asamblea General de la OEA selló ayer un acuerdo para derogar por unanimidad la exclusión de Cuba aprobada en 1962. La resolución no impone condiciones a Cuba, aunque establece mecanismos que deberían ponerse en marcha en (el improbable) caso de que La Habana expresara su deseo de retornar a la OEA. La noticia da pie a diversas consideraciones.
Primero, la resolución es un síntoma de los grandes cambios que han tenido lugar en el panorama sociopolítico de América Latina y el Caribe en los últimos años y cuyo signo distintivo es la persistente erosión de la hegemonía norteamericana en la región. La derogación de aquella ignominiosa resolución impuesta por la administración Kennedy revela la magnitud de las transformaciones en curso y que la Casa Blanca acepta a regañadientes. De este modo se repara –si bien tardía y parcialmente- una decisión de inmoralidad manifiesta y que ha pesado como un intolerable baldón sobre la OEA y sobre los gobiernos que con sus votos, o su abstención, facilitaron los planes del imperialismo norteamericano. Este, al no poder derrotar militarmente a la Revolución Cubana en Playa Girón optó por erigir un “cordón sanitario” para evitar que sus influjos emancipadores se contagiaran a los demás países del área. Intento que, por cierto, fracasó rotundamente.
Segundo, el debilitamiento de su hegemonía no significa que Estados Unidos renuncie a apoderarse, por otros medios, de los recursos y las riquezas de nuestros países o a tratar de controlar a nuestros gobiernos apelando a otros expedientes. Sería un error imperdonable pensar que debido a este declive de su capacidad de dirección política -e intelectual y moral a la vez- el imperialismo depondrá sus armas y comenzará a relacionarse con nuestros países en un pie de igualdad. Todo lo contrario: ante el declinar de su hegemonía su respuesta fue nada menos que la activación de la Cuarta Flota, con el propósito de lograr por la fuerza lo que en el pasado obtenía por la sumisión o complicidad de los gobiernos de la región. Y Obama no ha emitido la menor señal de que piensa cambiar esa política.
Tercero: Cuba, así como los demás países de Nuestra América, nada tienen que hacer en la OEA. Tal como lo hemos señalado en innumerables oportunidades, esta institución reflejó un momento especial en la evolución del sistema interamericano: el de la absoluta primacía de Estados Unidos. Esa etapa ya ha sido superada, y no tiene vuelta atrás. La maduración de la conciencia política de los pueblos de la región hizo que aún gobiernos muy afines a la Casa Blanca no tengan otra opción que enfrentarse a Estados Unidos en la condena al bloqueo de Cuba y, en San Pedro Sula, a derogar la decisión de 1962. Ante esta situación, la OEA está condenada por su larga historia como dócil instrumento del imperialismo: legitimó invasiones, asesinatos políticos, magnicidios, (algunos, como el de Orlando Letelier, perpetrados en Washington), golpes de estado y campañas de desestabilización contra gobiernos democráticos. Fue ciega, sorda y muda ante las atrocidades del “terrorismo de estado” auspiciado por Estados Unidos y ante políticas criminales como el Plan Cóndor. Cuando en Mayo del 2008 estalló la crisis en Bolivia el conflicto fue rápidamente solucionado por los países de América Latina sin que la OEA jugara papel alguno. No hizo falta. No hace más falta.
Cuarto: lo que sí hace falta es fortalecer y coherentizar sin más dilaciones los diversos proyectos de integración de los países de América Latina y el Caribe, como el ALBA o la UNASUR, iniciativas distintas pero que expresan la realidad contemporánea de la región. La OEA, en cambio, es una institución insanablemente anacrónica y por eso mismo inservible: representa un mundo que ya no existe sino en los delirios de los nostálgicos de la Guerra Fría y por eso no puede hacer ninguna contribución para enfrentar los desafíos de nuestro tiempo. Después de haber derogado la resolución de 1962 le haría un gran servicio a la humanidad si decidiera disolverse.