6/29/2009

CRISIS NEOLIBERAL EN PERÚ, CUANDO TODO SALE MAL

Ricardo Jimenez A. - Desde Perú para el periódico “El Quinto”
Es difícil escribir sobre la actual crisis peruana, pues su marcha es rápida e impredecible, a pesar de que el Presidente genocida, Alan García, ha declarado públicamente que no hay ninguna crisis, en un caso sólo comparable al del rey francés que escribía en su diario “no pasa nada” en el mismo momento que el pueblo asaltaba la odiada prisión de la Bastilla , desencadenando la revolución que habría de terminar cortándole su cabeza.
Tras la masiva resistencia interna y condena internacional a la masacre de indígenas y policías en el Amazonas, en su intento de imponer a sangre y fuego el programa neoliberal a ultranza, en la forma de los “Decretos de la Muerte ” parte del TLC con Estados Unidos, el bloque oligárquico está en objetiva crisis y división.

De “mano dura” a “comunista” en pocos días

Mientras el Premier de las manos manchadas con sangre, Yehude Simon intenta desesperadamente retirarse del escenario lavando su cara por el expediente de correr a todas las movilizaciones de protesta que sacuden diversas regiones del país para prometerlo todo, todo, convertido casi en “comunista” que ha descubierto el olvido y la exclusión de los pueblos y la legitimidad de sus protestas, el Fujimorismo y la derecha tradicional lloran y condenan amargamente este comportamiento que hipoteca la estabilidad neoliberal. El APRA, encabezado por el congresista Mauricio Mulder, asume la función de jauría rabiosa achacando todos los problemas a la conspiración extremista extranjera, encabezada por Hugo Chávez y Evo Morales, e incluyendo a Cuba, Nicaragua, Ecuador, Honduras y extremistas chilenos. Aunque el relator para los Derechos Humanos de los pueblos indígenas de Naciones Unidas ha declarado públicamente que la causa del conflicto es evidentemente interna.


El complemento represivo

A la tragicómica voltereta del Premier de las manos manchadas con sangre, y la esforzada represión de los instintos represivos y racistas del Presidente y sus Ministros, para sostener la débil mueca conciliatoria impuesta por las circunstancias, combinan el cierre de al menos 30 radios locales, especialmente las de la zona de la masacre amazónica, que amenazan con destapar, más temprano que tarde, la verdadera magnitud del genocidio. Incluso, se ha amenazado públicamente con cerrar el Diario La Primera , único de oposición al régimen, por la impresentable vía de manipular el organismo estatal de control tributario. Se mantiene sancionados a 7 congresistas nacionalistas por protestar en su momento en defensa de la vida y por la derogatoria de los Decretos de la Muerte.

El Congreso debate en estos días la censura (caída) de los Ministros genocidas Yehude Simon y Mercedes Cabanillas, que en su defensa se rebajaron, sin ruborizarse, a culpar del fracaso represivo en el Amazonas, a un mayor de la policía desaparecido desde la refriega; y argumentar que la Ley los obligaba a desalojar la carretera tomada por los indígenas, en el mismo momento que ahora no sólo no desalojan sino que aceptan todas las demandas de quienes toman carreteras por todo el país. La censura ya cuenta con casi la mitad de los votos del Congreso, incluyendo fujimoristas y derecha tradicional, a pesar de las públicas “compras de voto” que el aprismo lleva adelante para salvar a los Ministros, cegados al hecho objetivo de que, aún de lograr su objetivo, la deslegitimidad y el desprestigio de los mismos será tal que su permanencia sólo será más gasolina para el incendio.

Para colmo de males, aparecen encuestas demoledoras e incontestables de rechazo al gobierno, que llegan al 82%, y eso en las zonas urbanas, en las rurales se sabe fehacientemente que es más. Mientras escribo estas líneas, llega la noticia de que se ha encontrado un cadáver en el río Marañón en la zona de la masacre, donde según organismos independientes, todavía están desaparecidos centenares de indígenas. Se cree que sea el del mayor de la policía inculpado del fracaso por los indecorosos ministros.


La necesidad de re fundación

Las descabelladas y rabiosas teorías de conspiración “extranjera” del aprismo, que buscan despertar el más bajo chovinismo de la población para conseguir la adhesión perdida, aparecen cuando menos curiosas, proviniendo de quienes no escatiman balas ni gases lacrimógenos contra sus conciudadanos para asegurar privilegios a los negocios y dictados políticos de las trasnacionales, el gobierno norteamericano, chino o europeo, y tratándose de un país que debe su independencia política a hermanos de toda Suramérica, encabezados por José de San Martín y Simón Bolívar.

¿Qué hay entonces detrás de la persistente y creciente crisis? Tal como ha ocurrido y está ocurriendo –ciertamente con diversos grados de diferencia- en Argentina, Brasil, Uruguay, Ecuador, Bolivia, Venezuela, y aún en ciernes en el mismo Chile, modelo neoliberal, una profunda necesidad de re fundación política, social, económica e institucional atraviesa a la sociedad peruana.

Al igual que en esos casos, el Perú expresa esta necesidad con diferencias que obedecen a sus peculiaridades históricas, muy especialmente, la experiencia de un virulento, dogmático y mesiánico terrorismo, cuyas prácticas, en muchos casos inhumanas y anti populares, son difíciles de entender en los demás países de la región. A ello se suman y complementan un marcado autoritarismo y una desatada corrupción de su clase política, cuyo paroxismo fue el régimen Fujimori/Montesinos, pero que lo antecedieron y, lamentablemente, le suceden hasta hoy.

Junto a ello, el incontestable agotamiento del modelo neoliberal. El gobierno en crisis exhibe las más altas y “exitosas” cifras macro económicas (PBI, Inversión extranjera, inflación, etc.), objetivamente demasiado difícil de superar o siquiera mantener, en el marco del modelo. Sin embargo, la bonanza sólo ha “chorreado” para arriba, para los más ricos y los inversionistas extranjeros, aumentando la concentración de la riqueza y la desigualdad, y manteniéndose, al menos, la pobreza y el desempleo, que heredados del régimen Fujimori, atenazan a cerca de la mitad de la población. Ello lleva al presidente saliente a contar con históricas -y excepcionales en la región- tasas de desaprobación ciudadana, hasta del 75%, en el “mejor” de los casos; y explican la debacle política de su sector, cuyo candidato presidencial (Belaúnde) es hasta ahora el primer y único renunciado. A pesar de lo cual, se permite dejar “amarrado” un Tratado de Libre Comercio (TLC) con EE. UU., tan desfavorable para el agro peruano (generador de al menos un tercio de los empleos) que el propio gobierno colombiano, conocido por su sujeción a las políticas norteamericanas, ha manifestado que le sería inaceptable un tratado similar según el modelo peruano.

Para colmo de males, el Presidente de los Estados Unidos, frente a la debacle neoliberal mundial, hace público por estos mismos días, un Plan de regulación de los capitales, que viene a dejar sin piso al ultra ortodoxo neoliberalismo macartysta peruano.

Frente a estos procesos de fondo, los pueblos del Perú están pasando a vías de hecho para defender sus derechos y aspiraciones. Que estas vías sean “ilegales” no puede extrañar, por el contrario, en un país donde la legalidad históricamente ha sido función del privilegio, el abuso y la corrupción.

Mientras, a la recalcitrante oligarquía neoliberal limeña, todo lo que puede salir mal le está saliendo mal.

Ricardo Jimenez - Con nuestro compañero Carlos Liberona en el corazón

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