El primero de marzo de 2008, en una operación conjunta del ejército colombiano y fuerzas de seguridad norteamericanas, violando en forma descarada la soberanía de la hermana república del Ecuador, dirigidas y orientadas desde las bases gringas de Tres Esquinas en el Caquetá, y Manta en el Ecuador, murió nuestro comandante Raúl Reyes cuando dedicaba todos sus esfuerzos para desbrozar los caminos que nos permitieran confluir con todos aquellos, que al igual que nosotros, sueñan con una Colombia en Paz con Justicia Social, Dignidad y Soberanía.
Un golpe sensible para nuestra organización. Pero mucho más, fue una puñalada trapera a la posibilidad real de conquistar la paz en Colombia. Lo que hasta ese momento se había forjado fue destruido de un solo tajo. Raúl, digno representante de la clase obrera colombiana, venía concertando contactos con voceros de la sociedad colombiana y de la comunidad internacional en aras de impulsar y hacer realidad el Acuerdo Humanitario y sentar las bases para iniciar la búsqueda de la salida política al conflicto colombiano. Raúl fue un fiel intérprete de la vocación de paz de las FARC-EP, en función de lo cual no escatimo esfuerzo ni sacrificio hasta llegar a ofrendar su vida.
No satisfechos, los enemigos de la paz encabezados por Álvaro Uribe, tomando como base documentos incautados realizaron un burdo montaje contra personalidades de Colombia y el exterior con el único propósito de taponar hasta el más mínimo resquicio que nos permitiera seguir avanzando en la construcción de soluciones distintas a la guerra.
Olvidaron que la esencia de la FARC-EP y sus razón de ser es la Paz, entendida como la reconciliación y la reconstrucción de nuestra Patria sobre la base de parámetros nuevos que garanticen la repartición equitativa de la riqueza que produce nuestro laborioso pueblo, que erradique la miseria, que garantice la participación de todos en las grandes decisiones, en resumen, que priorice al ser humano y su entorno. De ahí que hemos seguido reconstruyendo esos senderos por encima de la adversidad y enfrentando la mayor ofensiva mediática y militar que organización alguna haya sufrido en América Latina. Muestra fehaciente son las liberaciones unilaterales de prisioneros de los últimos días.
Siete días después muere nuestro querido comandante Iván Ríos, asesinado de forma aleve y traicionera. Crimen que pasará a la historia universal de la infamia. Toda la orgia mediática y las declaraciones de los personeros del régimen que se generaron alrededor de esta felonía, pusieron de presente una vez más su catadura fascista y los valores morales y éticos que los identifica.
Con la muerte de Iván perdió Colombia otro adalid de la Paz. Nunca olvidaremos su trabajo diligente y constante en aras de construir consenso, su jovialidad, optimismo y la profunda confianza en el proyecto fariano.
Desde estas trincheras que durante años compartimos con Raúl e Iván, a un año de su desaparición física, podemos decirles que otros han ocupado sus puestos y hemos redoblado esfuerzos en aras de hacer realidad la construcción de la Patria Grande y el Socialismo, garantía para que haya Paz en Colombia.
Gloria eterna a la memoria de Raúl e Iván.
Montañas de Colombia, Marzo 1 de 2008
Secretariado del Estado Mayor Central de las FARC-EP
2/28/2009
Los hombre mueren, las ideas perduran
Etiquetas: colombia
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario