5/15/2011

Una historia olvidada en la Zona Cero

Tan preocupados estaban en la Casa Blanca por perseguir a Bin Laden, cuyos numerosos familiares fueron los únicos autorizados –entre decenas de miles que rogaban por lo mismo- a abordar el único avión que abandonó Estados Unidos al día siguiente del 11-S, que en la confusión tanto al presidente como al alcalde de New York se les “olvidó” indemnizar a los bomberos, paramédicos, rescatistas y jornaleros que trabajaron durante días y semanas recuperando cadáveres y removiendo escombros de las Torres Gemelas, inmersos en una nube tóxica que dañó irreparablemente sus organismos y en especial sus pulmones. Pero esta es, como diría el inolvidable Howard Zinn, “la otra historia” de los Estados Unidos, la de las víctimas, los oprimidos, los pobres, los marginales. Esa historia no se cuenta y fue Zinn quien hizo una labor extraordinaria al contarla en un libro que precisamente tiene ese nombre y que debería ser leído por todos los interesados en conocer como es el “capitalismo realmente existente” y no las historietas pergeñadas en Hollywood que nos pintan una visión idealizada de Estados Unidos

Lo anterior viene a cuento porque una investigación realizada por la Yeshiva University de la ciudad de New York y cuyos hallazgos fueron publicados por el prestigioso New England Journal of Medicine en Abril del año pasado constató la existencia de 13.954 afectadas por la inhalación de gases tóxicos durante sus trabajos en las ruinas de las Torres Gemelas. Los investigadores declararon en diversas fuentes que tal cifra subestima el número real de víctimas afectadas por los arduos trabajos de rescate y limpieza: se calcula que unos dos mil más no fueron registrados sea porque habrían muerto a causa del envenenamiento padecido en esas tareas o por complicaciones con otras enfermedades, o porque siendo muchos de ellos indocumentados temían que al presentarse ante los investigadores la odiada “migra”, la policía migratoria de Estados Unidos, los detectara y terminara por deportarlos.

Nada de esto mencionó Barack Obama en la demagógica visita que hiciera a la Zona Cero el Jueves 5 de Mayo, una vez confirmado el asesinato de Osama Bin Laden. El presidente habló de quienes colaboraron con heroísmo y abnegación en las tareas de rescate y limpieza, pero no dijo ni una palabra sobre la escandalosa desidia e ingratitud con que fueron (mal)tratados esos trabajadores, material de desecho en cualquier economía capitalista y mucho más en los Estados Unidos. Según el corresponsal de la BBC en New York a principios de 2008 -¡es decir, casi siete años después de producido el atentado!- sólo seis (sí, no hay error: seis) de algo más de 10.000 demandas que habían planteado los trabajadores por los graves trastornos ocasionados a su salud habían recibido alguna clase de compensación por parte de las autoridades norteamericanas. Justicia burguesa, que le dicen. O refutación práctica del discurso sobre los derechos humanos, la libertad y la justicia con que Washington permanentemente oculta sus mayores tropelías. ¿Qué credibilidad puede tener quien se comporta como un gobernante desalmado con su propio pueblo, que generosamente se involucró en un trabajo insalubre tan sólo para que, luego de terminado, se desoyeran sus justos reclamos? Como era de esperarse las protestas y presiones de las víctimas prosiguieron y recién en Abril del 2010, a casi nueve años del siniestro, se llegó a un primer arreglo mediante el cual los trabajadores, en una demanda legal colectiva –lo que en la legislación norteamericana se califica como una “class action”- podrían llegar a recibir, ¡diez años después de la tragedia!, 657.5 millones de dólares de compensación, a razón de unos 65.000 dólares por persona. Por supuesto, podrá haber algunas excepciones en donde, sobre la base de una revisión a cargo de un juez -en un proceso invariablemente largo y costoso- algunos de los damnificados podría obtener una compensación algo mayor. Pero por ahora la cifra es aquella.

Está demás aclarar que con esa suma los afectados difícilmente podrán pagar las facturas médicas acumuladas a lo largo de tantos años de total abandono por parte de los cruzados de la libertad y la justicia instalados en la Casa Blanca; va de suyo que los desafortunados que requieran un tratamiento más complicado quedarán a la vera del camino y deberán arreglarse como puedan. En Estados Unidos la salud es una mercancía más, y como lo recordaba Alfredo Zitarrosa en su “Doña Soledad”, “Usted se puede morir, eso es cuestión de salud, pero no quiera saber lo que le cuesta un ataúd.” Téngase en cuenta que una simple operación de apendicitis en New York puede llegar a costar fácilmente 30.000 dólares y ya está todo dicho.

Ah, ¡me olvidaba!: los honorarios de los estudios de abogados involucrados en esta larga, penosa y humillante batalla legal de los rescatistas ya superan los doscientos millones de dólares; es decir, casi la tercera parte de lo que se le va a entregar a los trabajadores ya se lo apropiaron los “caranchos” que lucran con esta desgracia. Ellos no tuvieron que esperar. Conclusión: Washington puede invadir países, torturar, asesinar, promover golpes de estado y entrar en guerras sin autorización del Congreso, pero la Casa Blanca se muestra impotente para hacer justicia y compensar adecuadamente a la anónima legión de quienes se jugaron la vida y su salud en la Zona Cero con el pretexto de que el Congreso no autorizaría tales gastos. Claro que si de lo que se trata es de pergeñar un salvataje de bancos y financieras el Capitolio y la Casa Blanca, siempre sensibles ante los intereses de las clases dominantes, toman la decisión en cuestión de días, y los CEOs del casino financiero recobran sin demora sus millonarios salarios en dólares. En cambio, los que asumieron la humanitaria tarea del rescate y la limpieza del desastre de las Torres Gemelas son humillados con una espera de casi diez años y una compensación ridícula tomando en cuenta los perjuicios ocasionados y el tiempo requerido para su indemnización. Esta infamia es la “otra historia” de los Estados Unidos, a la cual según Zinn debemos prestarle la máxima atención porque revela la inmoralidad inherente e incorregible del capitalismo y la necesidad de acabar con él lo antes posible, antes de que, como lo viene diciendo Fidel, ese sistema acabe con la humanidad.

Atilio A. Boron Rebelión 12-05-2011

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¿A qué crisis nos enfrentamos?

Sufrimos una crisis nueva porque nunca la civilización del capital había desarrollado a la vez tantas contradicciones irresolubles y tantas fuerzas destructivas.

Caracterizar adecuadamente bajo qué tipo de crisis malvivimos, es imprescindible para no cometer errores estratégicos. Los datos sobre el desempleo, la muy débil e incierta recuperación económica mundial, las dificultades que amenazan a Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica, etc., el encarecimiento de alimentos, fármacos y energías, las hambrunas, la saturación de la capacidad de carga del planeta, el resurgimiento de las luchas populares en el Norte de África y en el corazón del imperialismo, la militarización, la contraofensiva de las burguesías, todo indica que no estamos ante una simple crisis. Ahora mismo existe una profunda inestabilidad financiera que tiene su origen en la abisal distancia entre la producción mundial de valor y el total de capital financiero. Por cada dólar de valor real existen casi 20 dólares flotando sin soporte material. Crisis financieras han existido, que se sepa, desde 1637 cuando pinchó la “economía de aire” pese a los esfuerzos de controlarla desde 1610. Según la industria y el comercio pierden rentabilidad, los capitales se vuelcan en el “juego bursátil”, en la “ingeniería financiera”, en la especulación de alto riesgo que al principio reactiva la economía pero luego la ahoga en un océano de deudas impagables.

Para salir de la crisis de finales de los ’60, el capitalismo lanzó la feroz contraofensiva neoliberal que obtuvo triunfos significativos pero no logró relanzar masivamente los beneficios. A mediados de los ’80 EEUU y Gran Bretaña forzaron la desregulación de los controles financieros instaurando el capitalismo “de casino”, de “dinero loco”. La URSS, minada por la burocracia y el ataque imperialista desde 1917, no pudo aguantar e implosionó. Parecía que por fin el capitalismo había superando sus limitaciones y que se iniciaba la era la de la “economía del conocimiento”, “desmaterializada”; pero bajo la superficie se agitaban las contradicciones negadas por la propaganda. Crisis financieras y de deuda habían estallado en los ’80, en los ’90 emergieron las luchas de los pueblos y la catástrofe de los “tigres asiáticos”, supuestos ejemplos de la “nueva economía”. Un anuncio de lo que se avecinaba apareció en el corralito argentino a comienzos del siglo XXI, pero la enceguecida estupidez burguesa siguió dirigiéndose al desastre de 2007-2011.

¿Por qué han fallado las medidas impuestas desde comienzos de los ’70 pese a los períodos de recuperación y a las victorias contrarrevolucionarias? Por dos razones que nos llevan a la definición de la crisis actual como crisis “nueva” en la historia burguesa. Una razón es que la propia lógica interna del capital dificulta cada vez más la obtención de beneficios, lo que le obliga a la creciente intervención del Estado, al aumento de la explotación y de la represión, y al recurso de las guerras. Para salir de cada crisis estructural, el capitalismo necesita más sangre humana en cualquiera de sus formas que la que necesitó para salir de la crisis anterior. Un ejemplo, la proporción de dinero público que hacía falta en la década de 1930 para reactivar la economía era de 1 a 4, mientras que en la de 2000 ha sido de 30 a 4, y va en aumento. El problema es que apenas queda dinero público. Se estima que en 2010 la deuda de los 30 Estados más enriquecidos sea del 100% de su PIB, destacando la de EEUU. Como se están agotando las reservas, se agudiza la represión de los derechos democráticos y sindicales, y se multiplica la explotación económica y el saqueo imperialista.

La otra razón es que en la segunda mitad del siglo XX se materializaron tres nuevas contradicciones que aumentan exponencialmente los problemas del capital. Una contradicción es la posibilidad objetiva de la autodestrucción humana por una guerra termonuclear y bioquímica. En los ’80 se demostró que el invierno nuclear subsiguiente tapará la Tierra durante años bajo una radiactiva y envenenada oscuridad gélida que aniquilará la fotosíntesis y sólo dejará con vida cucarachas e insectos. Las fuerzas destructivas actuales pueden aniquilar más de 20 veces la vida humana. Esta es una de las razones que han impedido a EEUU recurrir a la guerra nuclear siquiera táctica y restringida, como ha estado a punto de hacerlo varias veces, porque sabe que inmediatamente se desencadenaría la “destrucción mutua asegurada”. El imperialismo estudia activar “holocaustos localizados” sobre zonas geoestratégicas según las urgencias y las circunstancias, lo que abriría una espiral muy difícil de detener.

Otra contradicción es el agotamiento de los recursos energéticos que llegarán a su pico de producción a partir de la década de 2030. Todavía existen muchos obstáculos e imponderables tecnocientíficos que impiden obtener las suficientes energías alternativas, y muchos estudios sostienen que ha acabado la época de la energía barata. Los biocombustibles son necrocombustibles porque desertizan y agotan las tierras, y porque con el maíz necesario para obtener 50 litros de bioetanol podría comer un niño durante un año. Apenas quedan nuevas tierras cultivables y la acidificación estanca la productividad de las cultivadas. La FAO advierte que el mayor costo energético encarecerá los alimentos, y que la pesca está al límite de su reproducción. El agua potable se reduce y la mitad de la humanidad tendrá problemas de suministro para mediados de este siglo. Y la otra contradicción es la catástrofe ecológica que se avecina. La década del 2000 ha sido la más calurosa desde que hace 130 se empezó a recoger datos. Los glaciares se derriten, lagos y mares se calientan, los océanos pierden anualmente el 1% de su fitoplancton, y se envenenan: el 64,7% de los niños de Gipuzkoa nacen con más mercurio en la sangre que el permitido, proveniente del pescado. China Popular necesitará tres siglos para revertir la desertización que sufre. En 40 años los bosques de la Amazonía se han reducido en un 20%. Todo indica que ya se han superado tres de los nueve límites planetarios que tiene la Tierra: cambio climático, biodiversidad y ciclo del nitrógeno.

Son contradicciones capitalistas porque han surgido de y con la expansión burguesa. No tienen su origen en el egoísmo humano ni el pecado de avaricia, sino en de acumulación de capital en el mínimo tiempo sin reparar en las desastrosas consecuencias presentes y futuras. El capital ha creado la militarización termonuclear y bioquímica, el agotamiento de los recursos y la catástrofe ecológica que exacerban la crisis, que pesan como plomo en las arruinadas arcas estatales. Aunque el “capitalismo verde” es una rama productiva muy rentable, ella sola no equilibra el caótico desequilibrio global porque la forma burguesa de vida lo impide. El 80% del CO2 lo emiten las grandes potencias industrializadas. Una persona necesita tres litros de agua al día, pero poner un kilo de carne en la mesa capitalista necesita entre 6000 y 20.000 litros de agua, y 10 kilos de cereales. Los menos pesimistas afirman que el capitalismo necesita los recursos de dos Tierras para mantener el consumo actual, pero los más informados sostienen que no bastaría.

Sufrimos una crisis nueva porque nunca la civilización del capital había desarrollado a la vez tantas contradicciones irresolubles y tantas fuerzas destructivas. El capitalismo es como el brujo que no puede controlar las fuerzas infernales que ha conjurado, sino a costa de generar mayores hecatombes futuras. Izquierdas revolucionarias debaten sobre si el dilema socialismo o barbarie, lanzado en 1915, no está siendo superado e integrado por el comunismo o caos. Nosotros ayudaremos con nuestra lucha por la independencia y el socialismo, por un Estado vasco, a que la práctica dilucide esta cuestión.

IÑAKI GIL DE SAN VICENTE EUSKAL HERRIA 2011-III-6

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Los derechos de los trabajadores: ¿Un tema para arqueólogos?

Más de noventa millones de clientes acuden, cada semana, a las tiendas Wal-Mart. Sus más de 900 mil empleados tienen prohibida la afiliación a cualquier sindicato. Cuando a alguno se le ocurre la idea, pasa a ser un desempleado más. La exitosa empresa niega sin disimulo uno de los derechos humanos proclamados por las Naciones Unidas: la libertad de asociación. El fundador de Wal-Mart, Sam Walton, recibió en 1992 la Medalla de la Libertad, una de las más altas condecoraciones de los Estados Unidos.

Uno de cada cuatro adultos norteamericanos, y nueve de cada diez niños, engullen en Mc Donald’s la comida plástica que los engorda. Los trabajadores de Mc Donald’s son tan desechables como la comida que sirven: los pica la misma máquina. Tampoco ellos tienen el derecho de sindicalizarse.

En Malasia, donde los sindicatos obreros todavía existen y actúan, las empresas Intel, Motorola, Texas Instruments y Hewlett Packard lograron evitar esa molestia. El gobierno de Malasia declaró union free, libre de sindicatos, el sector electrónico.

Tampoco tenían ninguna posibilidad de agremiarse las 190 obreras que murieron quemadas en Tailandia, en 1993, en el galpón trancado por fuera donde fabricaban los muñecos de Sesame Street, Bart Simpson y los Muppets.
Bush y Gore coincidieron, durante sus campañas electorales, en la necesidad de seguir imponiendo en el mundo el modelo norteamericano de relaciones laborales. “Nuestro estilo de trabajo”, como ambos lo llamaron, es el que está marcando el paso de la globalización que avanza con botas de siete leguas y entra hasta en los más remotos rincones del planeta.

La tecnología, que ha abolido las distancias, permite ahora que un obrero de Nike en Indonesia tenga que trabajar cien mil años para ganar lo que gana, en un año, un ejecutivo de Nike en Estados Unidos, y que un obrero de la IBM en Filipinas fabrique computadoras que él no puede comprar.

Es la continuación de la época colonial, en una escala jamás conocida. Los pobres del mundo siguen cumpliendo su función tradicional: proporcionan brazos baratos y productos baratos, aunque ahora produzcan muñecos, zapatos deportivos, computadoras o instrumentos de alta tecnología, además de producir, como antes, caucho, arroz, café, azúcar y otras cosas malditas por el mercado mundial.

Desde 1919 se han firmado 183 convenios internacionales que regulan las relaciones de trabajo en el mundo. Según la Organización Internacional del Trabajo, de esos 183 acuerdos Francia ratificó 115, Noruega 106, Alemania 76 y Estados Unidos… 14. El país que encabeza el proceso de globalización sólo obedece sus propias órdenes. Así garantiza suficiente impunidad a sus grandes corporaciones, lanzadas a la cacería de mano de obra barata y a la conquista de territorios que las industrias sucias pueden contaminar a su antojo. Paradójicamente, este país que no reconoce más ley que la ley del trabajo fuera de la ley es el que ahora dice que no habrá más remedio que incluir “cláusulas sociales” y de “protección ambiental” en los acuerdos de libre comercio. ¿Qué sería de la realidad sin la publicidad que la enmascara?
Esas cláusulas son meros impuestos que el vicio paga a la virtud con cargo al rubro relaciones públicas, pero la sola mención de los derechos obreros pone los pelos de punta a los más fervorosos abogados del salario de hambre, el horario de goma y el despido libre. Desde que Ernesto Zedillo dejó la presidencia de México pasó a integrar los directorios de la Union Pacific Corporation y del consorcio Procter & Gamble, que opera en 140 países. Además, encabeza una comisión de las Naciones Unidas y difunde sus pensamientos en la revista Forbes: en idioma tecnocratés, se indigna contra “la imposición de estándares laborales homogéneos en los nuevos acuerdos comerciales”. Traducido, eso significa: arrojemos de una buena vez al tacho de la basura toda la legislación internacional que todavía protege a los trabajadores. El presidente jubilado cobra por predicar la esclavitud. Pero el principal director ejecutivo de General Electric lo dice más claro: “Para competir, hay que exprimir los limones”. Los hechos son los hechos.

Ante las denuncias y las protestas, las empresas se lavan las manos: yo no fui. En la industria posmoderna, el trabajo ya no está concentrado. Así es en todas partes, y no sólo en la actividad privada. Los contratistas fabrican las tres cuartas partes de los autos de Toyota. De cada cinco obreros de Volkswagen en Brasil, sólo uno es empleado de la empresa. De los 81 obreros de Petrobrás muertos en accidentes de trabajo en los últimos tres años, 66 estaban al servicio de contratistas que no cumplen las normas de seguridad. A través de 300 empresas contratistas, China produce la mitad de todas las muñecas Barbie para las niñas del mundo. En China sí hay sindicatos, pero obedecen a un Estado que en nombre del socialismo se ocupa de la disciplina de la mano de obra: “Nosotros combatimos la agitación obrera y la inestabilidad social, para asegurar un clima favorable a los inversores”, explicó Bo Xilai, secretario general del Partido Comunista en uno de los mayores puertos del país.

El poder económico está más monopolizado que nunca, pero los países y las personas compiten en lo que pueden: a ver quién ofrece más a cambio de menos, a ver quién trabaja el doble a cambio de la mitad. A la vera del camino están quedando los restos de las conquistas arrancadas por dos siglos de luchas obreras en el mundo.
Las plantas maquiladoras de México, Centroamérica y el Caribe, que por algo se llaman sweat shops, talleres del sudor, crecen a un ritmo mucho más acelerado que la industria en su conjunto. Ocho de cada diez nuevos empleos en la Argentina están “en negro”, sin ninguna protección legal. Nueve de cada diez nuevos empleos en toda América Latina corresponden al “sector informal”, un eufemismo para decir que los trabajadores están librados a la buena de Dios. La estabilidad laboral y los demás derechos de los trabajadores, ¿serán de aquí a poco un tema para arqueólogos? ¿No más que recuerdos de una especie extinguida?

En el mundo al revés, la libertad oprime: la libertad del dinero exige trabajadores presos de la cárcel del miedo, que es la más cárcel de todas las cárceles. El dios del mercado amenaza y castiga; y bien lo sabe cualquier trabajador, en cualquier lugar. El miedo al desempleo, que sirve a los empleadores para reducir sus costos de mano de obra y multiplicar la productividad, es, hoy por hoy, la fuente de angustia más universal. ¿Quién está a salvo del pánico de ser arrojado a las largas colas de los que buscan trabajo? ¿Quién no teme convertirse en un “obstáculo interno”, para decirlo con las palabras del presidente de la Coca-Cola, que hace un año y medio explicó el despido de miles de trabajadores diciendo que “hemos eliminado los obstáculos internos”?

Y en tren de preguntas, la última: ante la globalización del dinero, que divide al mundo en domadores y domados, ¿se podrá internacionalizar la lucha por la dignidad del trabajo? Menudo desafío.

Por Eduardo Galeano
Tomado de alainet.org

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Carta al señor Futuro - Eduardo Galeano


"... Estimado señor Futuro,
De mi mayor consideración:

Le estoy escribiendo esta carta para pedirle un favor. Usted sabrá disculpar la molestia.

No, no tema, no es que quiera conocerlo. Ha de ser usted un señor muy solicitado, habrá tanta gente que querrá tener el gusto, pero yo no. Cuando alguna gitana me atrapa la mano, para leerme el porvenir, salgo corriendo a la disparada antes de que ella pueda cometer semejante crueldad.

Y sin embargo usted, misterioso señor, es la promesa que nuestros pasos persiguen queriendo sentido y destino. Y es este mundo, este mundo y no otro mundo, el lugar donde usted nos espera. A mí, y a los muchos que no creemos en los dioses que nos prometen otras vidas en los lejanísimos hoteles del Más Allá.

Y ahí está el problema, señor Futuro. Nos estamos quedando sin mundo. Los violentos lo patean, como si fuera una pelota. Juegan con él los señores de la guerra, como si fuera una granada de mano; y los voraces lo exprimen, como si fuera un limón. A este paso, me temo, más temprano que tarde el mundo podría no ser más que una piedra muerta girando en el espacio, sin tierra, sin agua, sin aire y sin alma.

De eso se trata, señor Futuro. Yo le pido, nosotros le pedimos, que no se deje desalojar. Para estar, para ser, necesitamos que usted siga estando, que usted siga siendo. Que usted nos ayude a defender su casa, que es la casa del tiempo.

Háganos esa gauchada, por favor. A nosotros y a los otros: a los otros que vendrán después, si tenemos después.

Lo saluda atentamente,

Un terrestre..."

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HOMENAJE A UN COMBATIENTE

Qué vida singularmente accidentada la tuya Joaquín. Recorriste los extremos de esta existencia mirando con ironía los “designios” que esta historia reservaba para ti. Como aquel 7 de septiembre cuando esculpiste con balas aquella imagen sacra en el auto del tirano, imagen que sólo existió en su mente aterrorizada y que luego llamó milagro, porque ese día él sobrevivió. Más tarde me contabas repetidas veces con qué desespero veías el vidrio astillarse apenas, y continuabas dando tiros a centímetros del auto que aceleraba y huía. Faltó tan poco para que le abrieras el camino a la muerte voraz. “uno o dos segundos más y el vidrio se quebraba” decías tú y ahí nos deteníamos a pensar cómo ciertas circunstancias fortuitas y/o insignificantes, muchas veces determinan el rumbo de la historia, y según tú, esta última siempre tiene más imaginación que los hombres.

También pienso en tu dolor en esa, tu última noche. No en el dolor físico que el cáncer te producía, sino ese más profundo que habita los rincones de la conciencia. Ese mismo dolor que sentiste otras veces que también morías; cuando soportaste diecisiete días de tortura en las mazmorras de la CNI, allá en Viña, y meses después al reencontrarnos en las calles de Santiago me decías taxativo: “sabes compa, es preferible morir a ser torturado, además del inmenso dolor físico, es totalmente degradante. No me capturan vivo de nuevo los chanchos”. Años después, fuiste ejemplarmente coherente con esas palabras, cuando en Vicuña Mackenna, te resististe a ser capturado por los “chanchos”. En combate desigual, fuiste lentamente sucumbiendo y mientras el plomo perforaba tu carne y quebraba tus huesos, pensabas… “qué dolor, mi mayor dolor es no estar con mis hermanos hoy…”

Sí Joaquín, así recuerdo que escribiste en una nota que nos enviaste desde el hospital, relatando tu “accidente de trabajo”. Estabas dispuesto a pagar el precio de la muerte para escapar a los torturadores, por lo tanto tres años de prisión, donde tuviste que reaprender a caminar, podría ser un precio razonable sino fuese porque en ese pedazo de tiempo perdimos lo mejor y más querido del Frente. “Corpus Cristi” y después “Los Queñes” nos envolvieron en una tristeza que no se disiparía nunca más. No olvido tu desespero e impotencia cuando expresabas desde la cárcel que debíamos honrar a nuestros muertos. Era el momento de quemar las naves.
Un tiempo después, te arrastrabas sofocado por el polvo en un túnel interminable. Conseguías con otros hermanos volver junto a nosotros. La dictadura terminaba. Habíamos hecho lo nuestro, pero el tirano continuaba acechando los días de nuestro país.

Cargas todas esas cicatrices como marcas de tu historia. Ahí postrado y febril las recuerdas una a una. La fiel Miriam vela tu agonía. Quizás sólo la presientes, sumido como estás, en tus recuerdos. No sabes Lobo, cuántas veces te he imaginado en esas últimas horas, luchando por una muerte digna.

Sin duda, también habrás recordado, con satisfacción, tu última misión cumplida. Esa que le negó en términos definitivos el mayor ideólogo a la derecha pinochetista, con esas palabras resaltabas la dimensión estratégica, cuando conversábamos respecto a las repercusiones de aquel hecho. También en cierta ocasión señalaste categórico: “puede que haya sido un error político, pero fue una acción justa”. De esa forma enfatizabas el argumento moral de nuestra política “No a la Impunidad”, la cual era más que nada, un imperativo ético.

Sé que tu mayor dolor fue no estar con tus hermanos en ese último adiós, aquella noche final.
Guardo intacta tu imagen de la última vez que nos vimos antes que viajaras, donde me expresaste tu preocupación por preservar el legado de José Miguel, de Tamara y de otros destacados rodriguistas, en lo referente a la autoridad moral del núcleo dirigente, al ejemplo personal.

En nuestro abrazo de despedida se concentraban todas las palabras no dichas… y todavía te pregunto: por qué no pediste que te acompañara en ese último viaje? Simplemente me dijiste “cuida a los muchachos”.

Tu Joaquín, Facundo, reconocido por excelencia como hombre de acción en las filas del Frente, respetado y apreciado por tus hazañas operativas donde fuiste el más destacado, eras también un hombre fecundo en ideas, y andabas siempre bien provisto de ellas, escuchando y cuestionando. No es de extrañar si provenías de la escuela mirista, admirador de Miguel, escuela que estimulaba el pensamiento crítico, eras orgulloso de esos orígenes, así como de ser el único miembro de dirección sin preparación, de cualquier tipo, en el extranjero. Con cierta ironía decías que permaneciste todo el tiempo en Chile, combatiendo la dictadura.

Tantos recuerdos de ti golpean mi memoria, de tu transparente y dura vida, de tu vida breve pero suficiente para graduarte de hombre.

Recuerdos de tu hermano que carga el peso de la sobrevivencia.
Mauricio Hernández Norambuena (20 años después)


MAURICIO ARENAS BEJAS. VIDA DE UN RODRIGUISTA.
Mauricio Arenas Bejas, Comandante Joaquín, “El LOBO”

Mauricio nació en Valparaíso un día del mes de mayo de 1959. En ese puerto lleno de historias de luchas de pescadores, marinos, estibadores crece “El Lobo” de cara a las injusticias, en medio de las eternas peleas de todos esos hombres de tierra y de mar, incansables luchadores por una vida con dignidad. Siendo todavía un niño logra percibir en el puerto el enorme impacto que provocó en todo su entorno el triunfo del Gobierno Popular de Salvador Allende. Apenas tres años después y a pesar de su corta edad pudo percibir con nitidez el terrible drama que significó el golpe militar de 1973. Nunca olvidaría la violencia y la brutalidad que emplearon los militares en contra de los trabajadores del puerto y los jóvenes militantes del Gobierno Popular. Tal vez allí quedó sembrada para siempre su inquebrantable voluntad de luchar en contra de la dictadura militar y su régimen.

Realizó sus estudios primarios en escuelas públicas de la V región, su educación secundaria la realizó en el Liceo Eduardo de la Barra. Todos sus estudios secundarios y universitarios los hizo en dictadura, esto le significó forjarse en medio del control, el miedo, las persecuciones y el militarismo que imperó en la enseñanza bajo el régimen militar. En lugar de amilanarse ante tal escenario se incorporó activamente de todas las luchas juveniles y estudiantiles de ese tiempo.
Ingresa a la Federación de Estudiantes Revolucionarios (FER) donde rápidamente demuestra sus cualidades de líder, participando activamente en las huelgas estudiantiles, tomas de liceo y mítines de protesta.

En la educación superior estudia filosofía en la Universidad de Playa Ancha, donde se destaca en la lucha y combates estudiantiles en contra de la dictadura y su régimen estudiantil de rectores militares en las universidades chilenas. En los años 80 sufre “relegación” por su participación activa en las luchas estudiantiles. En dos oportunidades estuvo confinado por 6 meses en alejados e inhóspitos pueblos del norte de Chile. El contacto con esos pobladores que vivían en condiciones miserables, más el sufrimiento de familiares y amigos que provocaron este inusual castigo, lejos de hacerlo desistir de sus ideas lo impulsan a buscar nuevas y mejores formas para luchar.
Así es como ingresa a las juventudes comunistas en 1980 y a finales de 1983 se incorpora plenamente a la formación del Frente Patriótico Manuel Rodríguez en la V región. Fue un activo participante en la organización y formación de esta inédita organización política-militar que irrumpe en el escenario chileno en diciembre de 1983. Como combatiente participa de forma destacada en las primeras operaciones que el Frente organiza.

En julio de 1984 es detenido por fuerzas de la CNI de Valparaíso a raíz de su participación en una operación de propaganda armada realizada en la Avenida España de Valparaíso. Un policía resulta herido de bala al querer impedir la ejecución de la operación. A raíz de esta tarea es detenido por la CNI y conducido al cuartel que por esa época funcionaba en la avenida Agua Santa. Allí conoció la brutalidad y la calidad de terroristas de los funcionarios de ese aparato represivo. A pesar de las terribles torturas, mantuvo silencio, nada le comprobaron hasta pasar a la fiscalía militar de la V región. Gracias a su valiente actitud es condenado a prisión por pocos meses en el año 84.

Al salir de prisión la Dirección Nacional le plantea la misión de incorporarse plenamente a trabajar para la organización. Se traslada a Santiago y desde ese entonces, alejado de familiares y seres queridos, asume plenamente los rigores de la vida de un luchador clandestino. En las duras condiciones que impuso la dictadura, este solo hecho demuestra el alto grado de convencimiento que tenía en sus principios.

Su trayectoria es vertiginosa, numerosas operaciones cumplidas contaron con su participación. Se recuerda el exitoso ajusticiamiento de Simon Yévenes, servidor e informante de la dictadura penetrado en una población popular. Un triple asalto a las armerías; una acción propagandística de captura del director del diario La Nación que fue devuelto sano y salvo al seno de su familia. Todas acciones urbanas, las primeras que realizaba la organización, llenas de mística, muchos errores y grandes deseos de superarse en esta inédita tarea que realizaban jóvenes chilenos.
La operación siglo XX, emboscada a Pinochet, en septiembre de 1986, representa todos los valores de Mauricio. Al planteárseles esta espectacular misión todos quedaron claros que la posibilidad de sobrevivir eran escasas. No obstante los riesgos y ante la magnitud inconmensurable que “El Lobo” sintió cuando supo que participaría en el ajusticiamiento de este “terrorista mayor”, no dudó ni un instante que allí podía realizar plenamente sus sueños de aportar de verdad al futuro de Chile.

En la operación resultó herido, pudo recuperarse y evadió el cerco policial tendido por el aparato represivo en contra de algunos combatientes Rodriguistas participantes de esa memorable acción. Semanas más tarde se traslada a la zona sur donde desarrolla nuevas tareas encomendadas por la organización.

De vuelta en Santiago un día 19 de febrero de 1987 es sorprendido por funcionarios de la CNI a la altura del paradero 14 de Vicuña Mackena cuando viajaba en un vehículo. El enfrentamiento fue de una desigualdad sorprendente, “El Lobo" estaba sólo frente a efectivos de la CNI, carabineros y más tarde ante la imposibilidad de abatirlo se incorporaron fuerzas militares. Atrincherado en un vehículo vaciando sus tres cargadores, en ese desigual combate por más de una hora luchó hasta caer detenido casi moribundo. Herido con siete impactos de bala en el tórax, manos, rostro y ambas piernas. En un desenfrenado odio las fuerzas represivas ametrallan sus piernas fracturándoselas en numerosas partes. Joaquín —como entonces le llamaban sus compañeros— es llevado al hospital Sotero del Río donde vivió un largo período de incomunicación, torturas, e interrogatorios. Aunque era nuevamente prisionero había intentado cumplir el pacto adquirido con un hermano: “morir antes que caer en manos del enemigo”.

Encargado reo por el entonces fiscal Fernando Torres, y aún convaleciente fue trasladado a la penitenciaría y luego a la cárcel pública donde participó en todos los movimientos iniciados por los Presos Políticos para lograr su libertad.

Su período de prisión culmina en la madrugada del 30 de enero de 1990 en una espectacular fuga donde numerosos prisioneros políticos a través de un largo túnel alcanzaron su libertad.
Mauricio se incorpora nuevamente a la lucha. Meses de clandestinaje, nuevas tareas en las difíciles condiciones de ese año 1990. Su último párrafo de su vida entregada lo escribió el día 12 de octubre de 1991, a los 33 años de edad, momento en el cual llevaba una carga que no logró doblegarlo hasta el último minuto. Un cáncer pulmonar lo abatió como un enemigo silencioso.
El hermano Joaquín, el Lobo, hizo todo lo mejor que pudo sus tareas después que en 1988 cayeran Rodrigo y Tamara. Siempre afirmó que conducía contingentes de combatientes en un homenaje permanente a sus hermanos y jefes Rodrigo y Tamara.

Por ellos, por su hijo, por los miles de niños de nuestro pueblo, por Joaquín y todos nuestros héroes el F.P.M.R. levanta hoy sus banderas y sus heroicas tradiciones para ensanchar el camino donde pasaron Rodrigo y Tamara, Joaquín y miles de patriotas hacia la victoria de la ternura y la esperanza de la justicia y de la verdad.

Mauricio Arenas Bejas, nuestro querido Joaquín, murió a los 33 años de edad, pero su recuerdo y ejemplo vivirá eternamente en nosotros, ya que su legado continúa vivo, imperecedero, germinando semillas en las nuevas generaciones que asumen el llamado de los que no claudican, de esos que han iniciado su andar para convertirse en revolucionarios.

¡Hasta siempre Hermano Joaquín!
Fuente: CEME – Centro de Estudios Miguel Enríquez – Archivo Chile

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5/08/2011

DIEZ AÑOS TRABAJANDO POR “TORTURA NUNCA MÁS…”

La Comisión Ética contra la Tortura (CECT www.contralatortura.cl ) es una entidad de defensa y promoción de los derechos humanos que ha ido generando un espacio propio desde su fundación diez años atrás, por personalidades, sacerdotes y religiosas ligados al mundo obrero y poblacional, que trabajan junto a ex presos políticos, a ex militantes de la resistencia a la dictadura, organizaciones sociales y de derechos humanos y profesionales de profundas convicciones democráticas. Nació cuando a nivel oficial no se hablaba en Chile de la tortura y prisión política, ya que la transición negociada sólo fue capaz los primeros años de reconocer a las víctimas de desaparición forzosa y a los fusilados y ejecutados (Informe Rettig), invisibilizando la prisión política y la tortura y protegiendo a los perpetradores.
Actualmente la Comisión continúa demandando del Estado la puesta en práctica del Protocolo Facultativo de la Convención Internacional contra la Tortura para que se pueda construir un mecanismo nacional de investigación y prevención de este flagelo, y evitar que sigan muriendo personas tras atropellos infligidos por agentes del Estado. La Comisión Etica Contra la Tortura participó en las actividades de conmemoración del 31ª aniversario del martirio de Monseñor Arnulfo Romero (San Romero de América) que tuvieron lugar el 23 y 24 de marzo pasado.

Por la Buena Memoria.
La primera gran tarea que se dio la Comisión Ética Contra la Tortura, fue llevar adelante una campaña que se llamó “Tortura Nunca Más” y apuntaba a exigir del Estado de Chile la creación de una instancia de Verdad, Justicia y Reparación para los sobrevivientes de tortura de la dictadura militar. Un masivo acto por la Buena Memoria se realizó el año 2003 en el Edificio Gabriela Mistral – la ex UNCTAD de tiempos de Allende-, en el que participó como invitado especial, entre otros artistas, el cantautor uruguayo Daniel Viglietti.
Allí solidarizaron públicamente con las demandas de la entidad, destacados diplomáticos extranjeros como Frode Nils (ex embajador de Noruega) que había estado en Chile durante la dictadura, y otras personalidades que habían sido claves en la solidaridad desde Europa, a quienes se les rindió homenaje por primera vez.
En ese acto se rindió además el primer tributo público a todos los luchadores de la resistencia, los anónimos y los conocidos, los vivos y los muertos, con un video de la Buena Memoria que iba mostrando las fotos de los caídos para seguir también mostrando los nombres de quienes ayudaron en Chile y en el exterior, en la lucha de resistencia. El invitado “estrella” era el pastor luterano Helmut Frenz, de nacionalidad alemana, quien regresaba al país por primera vez desde su expulsión por la dictadura en octubre de 1975, cuando era miembro del Comité Pro Paz. El trabajó a la cabeza de Amnistía Internacional en Alemania, desde donde siguió apoyando la lucha contra la dictadura pinochetista.
La Comisión Ética Contra la Tortura considera fundamental el tema de la memoria para mostrar a las nuevas generaciones por qué lucharon los caídos en los años de la represión y cuáles eran los valores que defendían.
Como parte de las actividades que se realizaron al cumplirse 30 años del golpe de Estado, la Comisión Ética instaló junto a la corporación Ayun –que dirigía Carlos Liberona, integrante de la Comisión, ya fallecido- una placa en reconocimiento a la solidaridad internacional en el local de calle Santa Mónica, donde se inició el Comité por la Paz en Chile. Luego tuvo lugar el seminario “La memoria como fuerza de la historia: Chile a 30 años del golpe de Estado” en el museo Vicuña Mackenna, y las ponencias se publicaron en un libro del mismo nombre. Allí testimonió públicamente el actor Igor Cantillana – que había viajado especialmente desde Suecia con su grupo de teatro Sandino- su experiencia de tortura y detención en Chile. El poeta Oscar Aguilera publicó “Con los ojos vendados”, centrado en el paso por los centros clandestinos de tortura y detención. Por primera vez se hablaba en voz alta de la tortura y de los torturadores, rompiendo el ambiente de censura y temor imperantes.
Aprovechando una visita al país del Premio Nóbel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel, se realizó el lanzamiento público del “Pacto Moral contra la tortura” con el lema “Tortura Nunca, en nombre de nada… acuñado por Monseñor Romero, y comenzó una masiva recolección de firmas ciudadanas en plazas y en todos los actos que se realizaban a lo largo del país para suscribir el pacto, a lo largo de todo ese año.
La Comisión Ética exigió entonces al gobierno la formación de una Comisión gubernamental que estudiara los casos de prisión y tortura ocurridos en dictadura, demanda que cuajó poco después, cuando el entonces Presidente Ricardo Lagos – que recibió a la delegación internacional integrada por Helmut Frenz y el ex embajadores de Noruega, Frode Nils, entre otros– anunció la creación de la llamada Comisión Valech, que abordó finalmente el tema de la prisión política y la tortura.
Sus resultados fueron importantes pero insuficientes según estos luchadores por los derechos humanos, que sobre todo criticaron la prohibición gubernamental de dar a conocer públicamente los nombres de los torturadores, establecida en el decreto que creó esa instancia y refrendada posteriormente por los tribunales chilenos.
Hervi Lara destaca que en el museo Vicuña Mackenna la entidad desarrolló un seminario con el destacado teólogo de la Liberación, Joseph Comblin –fallecido en marzo de este año- sobre ‘Ética, Política y Derechos Humanos’
La reciente reapertura de la Comisión calificadora de Prisión Política y Tortura que recibió miles de nuevos casos, respondió también a una demanda levantada firmemente durante estos años por la Comisión Ética, que ha denunciado al mismo tiempo el carácter secreto que el gobierno de la Concertación dio a los testimonios sobre tortura y prisión política y ha insistido en la necesidad de lograr verdad, justicia y reparación.
La lucha contra el indulto a los criminales ha sido una tarea que la Comisión retoma con fuerza en las nuevas condiciones políticas.
Al pasar revista a estos diez años de trabajo, Hervi Lara, coordinador de la Comisión Ética sostuvo que hoy en Chile, la tortura y los tratos crueles inhumanos y degradantes constituyen una práctica cotidiana de carabineros en respuesta a las movilizaciones sociales, que se ejerce en las cárceles y en los allanamientos a comunidades mapuche y en la cual también están involucrados instructores del personal de las Fuerzas Armadas, todos los cuales operan dentro de la más completa impunidad, ante la inexistencia de mecanismos de investigación y prevención de ese flagelo, y la falta de tipificación legal de la tortura.
La Comisión ha denunciado la formación –en realidad la deformación- que reciben los miembros de las Fuerzas Armadas y Carabineros, y participa de la campaña por lograr que se detenga el envío de uniformados chilenos a cursar estudios en la ex Escuela de las Américas, responsable de la “capacitación” de 195 miembros de las Fuerzas Armadas en 2008, bajo el mismo sistema que
formó a los oficiales torturadores de la DINA y CNI.

Alto a la Violencia Policial.
La visión de la Comisión Ética respecto del uso de la tortura hoy en Chile se basa en un trabajo llevado adelante en temas que hasta hace muy poco no eran asumidos por otras organizaciones de derechos humanos, como por ejemplo, la represión a las comunidades y luchadores sociales del pueblo mapuche; la criminalización de la protesta social, y la utilización de montajes político-policiales para intimidar a sectores movilizados.
En 2008 la Comisión Ética llevó adelante una campaña bajo el lema “Alto Ahí, Basta de violencia policial”, junto a Amnistía Internacional y organizaciones sociales y sindicales, orientada a denunciar la creciente violencia ejercida por carabineros contra jóvenes estudiantes y trabajadores.
En esa oportunidad, la Comisión analizaba que en Chile se estaba aplicando la lógica de la "guerra preventiva", la que de manera real o virtual "divide al mundo en enemigos y amigos". Denunciaba ya hace tres años, que en Chile han sido declarados “enemigos” los jóvenes que expresan su descontento por la ausencia de perspectivas de futuro; los estudiantes que se oponen a la mercantilización de la educación; los trabajadores sindicalizados que luchan por condiciones laborales dignas y los mapuche que exigen la restitución de sus tierras ancestrales.
El pastor Helmut Frenz sostenía entonces (gobierno de Michelle Bachelet) que tenía la impresión de que los gobernantes "aceptaron la herencia del sistema pinochetista, al comienzo por fuerza mayor, pero se dieron cuenta que es más fácil gobernar dentro de un sistema casi dictatorial que dentro de una verdadera democracia”.
En esa oportunidad se denunció como inaceptable que en Chile haya que pedir autorización para realizar marchas públicas y que Carabineros pueda disolver las manifestaciones amparándose en un decreto publicado en dictadura, bajo el número 1.806 de 1983.

Informes Anuales.
Anualmente la Comisión publica un documentado informe relativo al estado de situación del país en relación a la tortura y los tratos inhumanos, crueles y degradantes, así como a los pasos dados en relación a la reparación a las víctimas y el castigo a los victimarios.
Estos dossiers entregados a los sucesivos gobiernos han alcanzado vasta difusión nacional e internacional en organismos como la Federación Internacional Contra la Tortura y las comisiones de derechos humanos y derechos de los pueblos indígenas de Naciones Unidas, entre otros. Listados de prisión política mapuche y de muertes por tortura elaborados por la Comisión Ética Contra la Tortura, y documentos de análisis sobre la violencia institucional, y las demandas no resueltas de importantes sectores de la población chilena, se han constituido en valiosos elementos de apoyo a la lucha de los movimientos sociales, que han sido retomados posteriormente también por otras organizaciones sociales y de DDHH.
En Europa se ha constituido una sección Exterior de la Comisión Ética Contra la Tortura que cumple un rol de vocería y lobby ante las instancias internacionales. El Dr. José Venturelli asistió como observador internacional al juicio realizado en Cañete contra luchadores sociales mapuche, elaborando un informe sobre las irregularidades, vicios y contravenciones al debido proceso que se registraron allí, posibilitando la condena de cuatro dirigentes indígenas.
La Comisión ha formulado varios llamamientos públicos y recolectadas firmas de centenares de personas para exigir el fin de la aplicación de la Ley Antiterrorista y la reforma de la justicia militar para que no sea aplicada a civiles y para que los uniformados que cometen actos delictuales sean juzgados por tribunales civiles.
En ese marco, la Comisión ha recordado que el Consejo de Derechos Humanos de la ONU ha planteado al Estado de Chile la necesaria integración de la definición de tortura al Código Penal, de tal manera que se ajuste a la Convención de la ONU con el fin de garantizar la investigación imparcial.

Organizarse contra la impunidad.
La Comisión Ética ha expresado asimismo su voluntad de acoger “a los familiares de quienes han sido víctimas de abusos policiales, que hayan sufrido acosos y torturas, que han perdido la vida a manos de agentes policiales y militares, y a las personas y organizaciones sociales que han sido víctimas de montajes de parte de funcionarios del Estado en complicidad con la prensa ligada a los dueños del poder económico”, con el fin de denunciar estos hechos ante los tribunales nacionales y organismos internacionales de derechos humanos, para identificar y sancionar a los victimarios, pidiendo fin a la tortura.
Asimismo considera indispensable la investigación de las acciones violentas que han comprometido la integridad física, psíquica y moral de las personas afectadas, especialmente de quienes son hoy objeto de “montajes”, como es el caso de los presos políticos mapuche y de los presos del llamado “Caso bombas” que se encuentran en huelga de hambre desde hace varias semanas.-

Lucía Sepúlveda Ruiz. www.periodismosanador.blogspot.com

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“Cómo entendemos esta condena”

En primer lugar, haremos un repaso muy sucinto de la historia, cuestión esencial para poder entender el conflicto histórico que tenemos como Pueblo-Nación Mapuche con el Estado chileno.
A la llegada de los españoles, el territorio mapuche ancestral era de aproximadamente 30 millones de hectáreas, que abarcaba desde la zona central de lo que hoy es Chile, hasta la Patagonia por el sur y desde el Océano Pacífico hasta casi el Atlántico por el este. Posteriormente sobre ese territorio se constituyeron las repúblicas de Chile y Argentina.
A partir de 1542 con la fundación de ciudades y fuertes, los españoles comienzan a ocupar militarmente el territorio mapuche, situación que generó una fuerte resistencia de un cohesionado pueblo mapuche. Es en este contexto que surgen los grandes líderes reconocidos como Calfulikam, Peleftraru, Lientur y nuestro gran adalid mapuche, Leftraru. Durante todo este período de resistencia nuestro pueblo no fue derrotado, llegando incluso la Corona española a reconocer la independencia de la nación mapuche, como quedó establecido en tratados conocidos como Parlamentos, siendo el más importante el de Quilín, en 1641, que reconoció oficialmente como frontera el río Bío Bío entre ambas soberanías, lo cual fue nuevamente reafirmado con el Parlamento de Negrete en 1803, contexto en que se empieza a constituir la República de Chile, continuando la independencia de la Nación Mapuche hasta el año 1881 en una territorialidad aproximada de diez millones de hectáreas.
Posteriormente, y como fue una constante en gran parte de América Latina, una vez que se consolidan los nacientes Estados nacionales, se comienza a ocupar progresivamente los territorios de los pueblos originarios dando lugar nuevamente a guerras de exterminio, situación que se entiende por la expansión del capitalismo primario en la región y que obligó a las nuevas repúblicas a consolidar sus estructuras independentistas de la metrópoli bajo una concepción económica de no dependencia. Esto explica en gran parte porqué las repúblicas de Chile y Argentina definieron y llevaron a cabo una ocupación militar de exterminio en La Araucanía, que a la postre culminó con la derrota militar de nuestro pueblo hacia el año 1881-83, quedando nuestro pueblo expoliado de su territorio ancestral en una cifra aproximada de 500 mil hectáreas.

Somos un pueblo ocupado
En definitiva, nuestro Pueblo-Nación es un pueblo ocupado, bajo dominación y dependencia del Estado chileno hasta la actualidad, expoliado territorialmente y que aún se sostiene, sobrevive y resiste en alrededor de las mismas 500 mil hectáreas. Es decir, sobre nuestros derechos territoriales y políticos los hechos y cifras hablan por sí solos, lo que justifica la vigencia de las demandas de territorio y autonomía para la Nación Mapuche.
En las últimas décadas, más aún en la actualidad, nuestro pueblo sigue resistiendo, a pesar de toda la situación, destacándose el éxodo masivo desde las comunidades producto de la pobreza asociada a la falta de tierras y a la pérdida de identidad; en las comunidades se sobrevive dignamente a pesar de vivir “arreduccionados” todavía y de estar permanentemente amenazados frente a las arremetidas de los intereses de un Estado capitalista que a través de sus políticas de dominio territorial sólo han tenido como consecuencia pobreza, miseria, exclusión y exterminio paulatino de nuestras comunidades. No está demás decir que el Estado chileno, a la par de favorecer a la oligarquía criolla, siempre ha aplicado políticas de orden colonialista y dominante que tienen como objetivo sostener el estado de opresión, permitiendo sólo la integración forzada, así se entiende que ya llevamos prácticamente un siglo en que a las demandas mapuches se les aplican medidas de orden cortoplacista y asistenciales, nunca soluciones de fondo que permitan al menos viabilizar la reconstrucción territorial y política para nuestro pueblo.

El capitalismo depredador
En la actualidad el Estado chileno es capitalista porque ha asumido a ultranza el modelo económico neoliberal que se sustenta en las actividades productivas, las que se explotan indiscriminadamente, como son los sectores agropecuarios, cupríferos, pesquero y forestal. Es en el caso específico forestal y su avasallador desarrollo en el sur de Chile, en donde encontramos muchas de las razones de fondo del conflicto entre nuestro pueblo y el Estado chileno, ya que son las políticas del Estado las que siempre han beneficiado a la oligarquía criolla y ahora transnacional expresada en los poderosos grupos económicos que siguen explotando nuestro territorio ancestral, lo que ha traído como consecuencia graves costos para nuestro pueblo. A su vez, la usurpación territorial no ha cesado, ya en dictadura y con la Concertación se dio continuidad a la usurpación violenta de buena parte de las tierras mapuches que aún quedaban en manos de nuestro pueblo.
En definitiva, lo que hoy se llama Araucanía ha pasado a ser controlado por los grandes grupos económicos que no sólo explotan indiscriminadamente nuestro territorio ancestral y sus recursos, sino que son los verdaderos dueños del poder de dominación sobre nuestro Pueblo Mapuche y del pueblo pobre chileno. Por lo tanto, decimos abiertamente que detrás del conflicto mapuche están los grupos Angelini, dueño de la Forestal Arauco, los Matte, dueños de CMPC y Mininco, el grupo Mitsubishi, Endesa Chile, el grupo Shell, los latifundistas asociados en la SNA y últimamente inversionistas mineros como el grupo Santa Bárbara y Farkas.

El Pueblo-Nación Mapuche
La realidad anterior, graficada someramente, es lo que dio lugar a que a mediados de los 90 nuestro pueblo retomara con fuerza el proceso de resistencia. Es en este contexto que surge la Coordinadora de Comunidades en Conflicto Arauco Malleco (CAM), organización mapuche territorial que inicialmente planteaba recomponer el histórico Butalmapu de esta zona. Es con la CAM que se da una expresión más avanzada en el movimiento mapuche en lucha. De hecho, la CAM plantea resueltamente la reconstrucción del Pueblo-Nación Mapuche y lo que sería el salto cualitativo más importante, se define desarrollar un gran proceso de liberación nacional mapuche, cuestión que obviamente pone en alerta al sistema y al capital criollo y transnacional. Es el desarrollo de una estrategia y la consecuente práctica política, consistente en ir motivando el control territorial mapuche en las zonas en conflicto, principalmente a través de las recuperaciones de tierras de carácter productivo y la defensa territorial. Es lo que da el salto cualitativo a la lucha mapuche, volviéndola aún más anticapitalista y antioligárquica, subsumida en un fuerte planteamiento anticolonial y por la autonomía definitiva.
Para mayor comprensión, es necesario decir que la estrategia CAM se materializa a través de dos grandes elementos. Por un lado está la resistencia mapuche, definición hecha de acuerdo a las características del sistema capitalista que opera en el territorio ancestral en base a los procesos de inversión destructivos asociados, concluyéndose que el no luchar y resistir al sistema por parte de las comunidades significaría el exterminio de muchas comunidades. La resistencia mapuche, entendida de forma integral, amplia, en donde participa mayoritariamente la masa mapuche y en donde los objetivos centrales son la defensa de la cultura y las formas de vida más dignas en las comunidades. Por otro lado se plantea la reconstrucción del Pueblo-Nación Mapuche, partiendo por un proyecto de rearticulación de comunidades y el desarrollo paulatino de un control territorial y político mapuche que permita reposicionar con más fuerza todos los aspectos que nos son propios como mapuche. De estos elementos fundamentales se crean las condiciones para la creación de las bases de una propuesta de liberación nacional, lo que justifica todas aquellas acciones que desarrollen las comunidades así como sus militantes más comprometidos, los weichafe. A su vez estos elementos permitirían ir desarrollando un pensamiento mayor doctrinario, ideológica y políticamente mapuche para la liberación.

La contrainsurgencia en La Araucanía
Es este planteamiento y su práctica concreta lo que alerta al poder de dominación, tanto a nivel regional como a nivel central, obligando al Estado chileno a desarrollar estrategias represivas en el marco de la contrainsurgencia clásica que ha operado en Chile para frenar las justas luchas de los oprimidos en general y de nuestro pueblo en particular.
Para lograr la estabilidad político-social necesaria y así asegurar el funcionamiento de la economía capitalista que se desarrolla en base al control territorial del Estado en el Wallmapuche, el poder de dominación se ha visto obligado a desarrollar una política de represión y persecución hacia las comunidades mapuches en conflicto y hacia los sectores más comprometidos y consecuentes en la lucha. El Estado chileno ha asumido claramente los elementos centrales de la contrainsurgencia para hacer frente a la lucha mapuche, teniendo como objetivo central en su política represiva a la CAM así como a las comunidades más combativas y autónomas del movimiento mapuche. Esta política represiva del Estado tiene dos grandes aristas, por un lado se observa a las fuerzas policiales que prestan protección directa a los intereses capitalistas en la zona, principalmente a las empresas forestales, lo que ha significado derechamente la militarización de las zonas en conflicto expresada en la instalación de sendos campamentos al interior de predios forestales y el resguardo de las faenas productivas y su traslado de madera, lo que incluye además puestos de punto fijo, rondas e incursiones a comunidades, así como un grueso trabajo de inteligencia e infiltración policial. Por otro lado están las líneas de represión directa, que incluyen allanamientos, asesinato de militantes mapuches, persecución y encarcelamiento a los dirigentes más consecuentes y comprometidos. Cuestión fundamental en esta estrategia represiva ha sido la manipulación mediática, que en el último tiempo ha sido con verdaderas campañas en contra de la causa mapuche que han sostenido los medios de comunicación al servicio de la derecha económica y política de este país, situación que se ha profundizado con el actual gobierno de derecha. Es en este contexto socio-político que se da lugar a la reemergencia del terrorismo de Estado en territorio mapuche, expresado concretamente en la militarización, los permanentes allanamientos, el cerco policial en las comunidades movilizadas y la presencia de grupos paramilitares de derecha, quienes como guardias blancas actúan impunemente resguardando los intereses de los latifundistas y de las empresas forestales.

Manipulación mediática
La manipulación de los medios de comunicación ha distorsionado intencionalmente los hechos, cuestión fundamental para los grupos de poder ya que el objetivo es rebajar la lucha mapuche a actos delictuales y terroristas para así poder perseguir y reprimir indiscriminadamente. En este contexto, el Estado ha apostado por llevar adelante una política de criminalización de la causa mapuche, lo que se ha traducido últimamente en una serie de detenciones a comuneros y dirigentes de la causa mapuche, sobre todo de aquellos que con más fuerza encarnan los planteamientos ideológicos y políticos de la resistencia y la liberación. Ahora bien, se entiende que detrás de estas políticas represivas está el gran empresariado nacional y transnacional, quienes son los verdaderos sustentadores de la violencia oficial contra los mapuches y los responsables últimos de utilizar al Estado y sus instituciones para reprimir y perseguir la justa lucha del Pueblo-Nación Mapuche.
La criminalización de las demandas mapuches se explica por sí sola en la aplicación de una legislación aberrante como son la Ley Antiterrorista y de Seguridad Interior del Estado, así como la justicia militar, que deja impune a sus miembros. La aplicación intencional de estas aberraciones judiciales tiene como objetivo concreto buscar condenas arbitrariamente en el entendido de que todos los juicios son políticos, de persecución a nuestras ideas y planteamientos, dándose curso a espúreos procesos judiciales con indebidos procedimientos y la imposibilidad de juicios justos.

Terrorismo de Estado
La Ley Antiterrorista con la figura de los testigos sin rostro incluida, los doble procesamientos, el indebido proceso, los grotescos encubrimientos en el juicio producto de montajes político-policiales sostenidos por fiscales anti mapuche, tienen como objetivo llevar a la cárcel a los más comprometidos weichafe de nuestro pueblo. Así se entiende nuestra situación actual; sufrimos persecución política, fuimos apresados y llevados a juicio, el que carecía de todos los elementos que sustancian los aspectos jurídicos, fuimos condenados políticamente por un tribunal bajo presión de los intereses empresariales, la condena era ya un secreto a voces antes del juicio, incluso ya era vociferado por la prensa fascista (El Mercurio) un veredicto. Es decir, la resolución judicial pareció más ser parte de la definición del poder político central.
Las razones de esta condena (20 y 25 años de cárcel) hay que buscarlas en la realidad descrita, más aún comprendiendo que estamos en un contexto sociopolítico de derecha, un escenario que permite mayor tipo de injusticias no sólo para nuestro pueblo sino para todos aquellos que luchan por sus derechos.
La condena es esencialmente política y fue por nuestra pertenencia a la CAM, por ser dirigentes mapuches y por asumir con fuerza y compromiso la lucha de nuestro pueblo. Fue una condena a nuestra postura autonomista, a nuestras definiciones, las que son de millares de pu peñi ka pu lamnien de nuestro pueblo. Es exacto: no tuvimos un juicio justo, la condena fue sólo en base a los testimonios de un testigo secreto o sin rostro, no hubo pruebas ni científicas ni de ningún tipo, la Fiscalía no presentó coherencia de los hechos, no hubo relación lógica de los mismos y nada que pruebe una sola participación en los hechos.
La condena fue política por pertenecer y estar presentes en los procesos de recuperación territorial y política de las comunidades en la zona de Lleu Lleu. La condena es parte de una estrategia mayor de represión al movimiento mapuche que opera en Lleu Lleu, para así garantizar las inversiones forestales y mineras en esta zona.
La condena pretende buscar freno a la propuesta que encarnamos, que va desde la actitud mapuche más digna hasta luchar por la cultura y la identidad nacional mapuche, bases fundamentales para soñar y lograr nuestra tan anhelada libertad, la Liberación Nacional Mapuche.

Por Territorio y Autonomía para la Nación Mapuche.
Weuwain – Marrichiweu
Petu mongolein, Petu mapucheñelein

HÉCTOR. LLAITUL CARRILLANCA
Weichafe de la Nación Mapuche
PPM (Presos políticos mapuche)
18 días de huelga de hambre

Nota: A la fecha en que aparece esta edición de PF, Héctor Llaitul, Ramón Llanquileo, José Huenuche y Jonathan Huillical -condenados a 25 años de prisión el primero y a 20 años los demás- cumplen 30 días en huelga de hambre en la cárcel de Angol.
(Publicado en “Punto Final”, edición Nº 731, 15 de abril, 2011

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“Caso Bombas” en Chile: contra el miedo, la ardiente solidaridad

8 meses de cautiverio y casi dos meses de huelga de hambre llevan los jóvenes prisioneros políticos acusados por lo jamás probado; por un régimen que mortifica con inquina brutal la disidencia de las ideas y las formas de vivir distintas a las que reproducen al disciplinado consumidor y al cliente manso.
Como resumen del odio de la minoría mandante que organiza la miseria en Chile, el mal llamado “Caso Bombas” resulta un paradigma, un modelo ejemplar que persigue atemorizar las manifestaciones de descontento social, criminalizar la protesta legítima, y acentuar las condiciones de un Estado policial en el país.

El miércoles 13 de abril, en la acostumbrada manifestación pacífica de solidaridad de los familiares, amigos y personas de honda sensibilidad ante la situación de los prisioneros políticos, el centro de Santiago estaba copado de Carabineros y Fuerzas Especiales a lo largo de cuadras completas y bocacalles. Cualquier joven que pasara por allí en una de las horas punta de la Capital fue revisado por la policía. Y los que alcanzaron a cantar por la libertad de los prisioneros políticos fueron reprimidos dura e inmediatamente con gases y carros lanzaaguas. Se desconoce el número de detenidos y heridos.

El día anterior se había realizado una actividad solidaria, esta vez en la Plaza Ñuñoa, y el lunes 11 de abril un grupo de muchachos logró encaramarse a una pasarela a varios metros de altura de la Alameda, en la Plaza Italia, donde desplegaron un cartel por los mismos motivos. Allí también hubo detenidos.

Alejandra Morales es hermana de Pablo Morales, encerrado en el Módulo de Alta Seguridad de la Cárcel de Alta Seguridad por el caso en cuestión. El juez Alejandro Peña solicitó para él presidio perpetuo simple como supuesto ‘líder de asociación ilícita’. Alejandra dice que debido a la huelga de hambre, los jóvenes “están muy débiles, pero fuertes de espíritu. Han bajado entre 10 a 12 kilos”, y agrega que “con el traslado del fiscal Peña al Ministerio del Interior se confirma la condición eminentemente política del caso. Pablo fue prisionero político en la década de los 90’ y esta en su huelga de hambre número 17. Nuestra única expectativa es la verdad y la libertad”. Explica que “las pruebas son irrisorias” y siente que “estamos luchando contra Goliat. Hoy nos está tocando a nosotros en particular, pero la aplicación de la Ley Antiterrorista puede ser utilizada contra cualquier persona. Además, ¿cómo puede usarse una ley antiterrorista si en Chile no existe el terrorismo, según los propios organismos internacionales?”

Verónica Garín es pareja de Omar Hermosilla, también privado de libertad en el Módulo de Alta Seguridad de la Cárcel de Alta Seguridad. El fiscal Peña pide para él 10 años de presidio por ‘asociación ilícita’ y tres años por ‘financista de la asociación’. Verónica tiene un hijo con Omar y cuenta que su pareja “estuvo detenido en los 90’ por ser miembro del Mapu-Lautaro. Luego salió en libertad condicional a fines de 1999, y jamás dejó de solidarizar con los compañeros aún detenidos en aquel entonces. El fiscal Peña lo acusa de ‘financista’ porque en septiembre de 2009 recibió un monto de 900 euros ($ 700 mil pesos, 4 sueldos mínimos) desde el extranjero para ayudar a los familiares de algunos prisioneros políticos, y para una biblioteca popular de una casa ocupa. Cuando lo detuvieron él trabajaba en una empresa desde hace 10 años, a la cual sigue vinculado, y no lo han despedido. Sus colegas de empleo se han organizado para hacer colectas y llevarle alimentos a la prisión”.

Omar fue presidente del Comité de Administración del Block 72 de la Villa Olímpica, inhabitable después del terremoto de febrero de 2010. Como damnificado, Omar fue dirigente, ganándose la animadversión del alcalde de Ñuñoa, Pedro Sabat (ex miembro de la dictadura de Augusto Pinochet como alcalde designado en esa municipalidad en 1987).

Verónica, periodista profesional, relata que “el fiscal Peña ha presentado, entre otras pruebas ridículas, una enorme cantidad de libros, entre los que están incautados textos periodísticos que se venden en las cunetas y librerías del país. Nosotros no somos ni anarkistas ni ocupas. Desde el gobierno se ha intentado generar temor entre las personas y organizaciones sociales para que no apoyen la libertad de los prisioneros”.

-¿Cómo luchar contra el temor?

“Blindados de solidaridad. Gente sin militancia ninguna nos ha hecho preciosa compañía.”

La solidaridad tiene relación originaria con la palabra ‘sólido’. Sólido amor y colaboración entre los seres humanos. Relación donde nos reconocemos en la necesidad, en la igualdad y la justicia. Síntesis de aquello que nos vuelve más humanos. La solidaridad es el arma ardiente que destruye el egoísmo y el temor.


Las razones profundas de la defensa


Alberto Espinoza es acaso, el abogado más brillante, sólido y riguroso en materia de Derechos Humanos en Chile. Él lleva la defensa del imputado y joven comunicador social, Rodolfo Retamales Leiva, para quien el fiscal Peña ha pedido cadena perpetua simple por su supuesto liderazgo en la igualmente supuesta ‘asociación ilícita’ de la que se le acusa.

El jurista Alberto Espinoza dice que “en el plano estrictamente judicial nos encontramos con una investigación desarrollada al amparo de la Ley Antiterrorista, que no tiene ningún sustento material probatorio que permita a cualquier tribunal con independencia formarse ninguna convicción condenatoria”.

-¿Por qué?

“Los antecedentes son muy precarios, muy débiles, muy repetitivos. La acusación que ha formulado el fiscal Peña resulta francamente poco seria hasta en su estructura formal. El fiscal Peña hace alusión a más de 7 mil evidencias, 800 testigos, unos 300 peritajes. Sin embargo, nos encontramos con que hay más de 3 mil evidencias repetidas.”

-¿Cómo así?

“Por ejemplo, una misma cuenta del BancoEstado se encuentra repetida 4 veces dentro del listado. Un mismo certificado universitario está tres veces. Igual cosa ocurre con material fotográfico. Se utilizan como evidencia colillas de cigarrillo que carecen de todo peritaje. Hay tarjetas del transporte público y hasta juegos de llave que se emplean como pruebas. Existen hechos ocurridos en 1992 que ni siquiera son motivo de la investigación, como la compra y venta de un automóvil. Toda esta ‘prueba basura’, después de ser despejada, puede quedar reducida a unas 500 evidencias, que tampoco comportan un mérito probatorio como para que un tribunal se haga una convicción de condena. Confiamos en que cuando un tribunal conozca estos antecedentes no podrá llegar a otro resultado que a la absolución de los acusados.”

Una de las acusaciones más graves que cae como techo de plomo sobre los jóvenes, hombres y mujeres, involucrados en el llamado ‘montaje del caso bombas’ corresponde a una pretendida ‘asociación ilícita terrorista’. Pero el abogado Espinoza es vehemente cuando señala que “elementos de terrorismo no se logran advertir de ninguna manera. No hay armas, ni explosivos incautados. Nada puede sostener que este grupo de personas pudiera estar comprometido en hechos ilícitos, y menos en ilícitos de carácter terrorista.”

No obstante, la cuestión de fondo es política. Alberto Espinoza indica al respecto que “aquí nos encontramos frente a una acción política de parte del Estado, donde se han articulado las fuerzas del Poder Ejecutivo con la fuerzas del Ministerio Público, más las fuerzas de las policías –Investigaciones y Carabineros-, para emprender un proceso de criminalización de la protesta social. Los muchachos efectivamente, son conciencias antisistémicas, descontentas del neoliberalismo, de las formas como se administra el Estado, de las políticas represivas, de las desigualdades sociales generadas por el modelo económico. Y ello es legítimo. Pero aquí se busca criminalizar esta forma distinta de pensar respecto del actual estado de cosas”.

-¿Y de dónde nace el castigo a la disconformidad social, política, económica y cultural?

“Se arrastra desde los gobiernos de la Concertación. Y es una estrategia represiva que se expresa en la persecución al pueblo mapuche. Ahora se amplía a estas personas antisistémicas. Y todo al amparo de la Ley Antiterrorista.”

-Hay gente que mira hacia el lado, pensando que no es asunto suyo…

“Esto es altamente preocupante desde el punto de vista de los derechos cívicos y ciudadanos, porque bajo la actual dinámica represiva pueden extender el ‘terrorismo’ a acciones absolutamente poco relevantes. Si están empleando una tarjeta Bip (sistema de pago del trasporte colectivo Transantiago) como evidencia para acreditar que una persona es parte de una asociación ilícita terrorista, estamos entonces, llegando a extremos insólitos, absurdos, abusivos. Sobrepasan incluso prácticas utilizadas por la dictadura militar.”

-Ha sido un caso, en general, muy explotado por los grandes medios de comunicación…

“Eso lo prueba el hecho de que ante las cámaras, el fiscal Peña se presenta hablando de 7 mil evidencias. Eso es fácil decirlo, toda vez que la defensa no tiene la cobertura para contravenir fundadamente esas afirmaciones. Por tanto, la opinión pública se queda con la sola versión del fiscal. Pero, tanto las evidencias, como los testigos y los peritos están multirepetidos.”

Hace pocos días, el fiscal Peña sorprendió al país, informando que del Poder Judicial partiría a trabajar al Ministerio del Interior, junto al jefe de la Cartera, Rodrigo Hinzpeter. Los textos escolares explican que las democracias se caracterizan, entre otras cosas, por la independencia de los poderes del Estado. Ello constituiría una garantía ciudadana, que en este caso, a través del salto de los tribunales al marcapasos de La Moneda del todavía fiscal Alejandro Peña, se violentaría con velocidad lumínica y en portadas a todo color.

En este sentido, el abogado Espinoza califica el episodio como “vergonzoso. Y refleja con claridad el sustento de fondo que tiene esta investigación. El Ministerio Público es un organismo autónomo e independiente del Poder Ejecutivo; sin embargo, aquí ha quedado en evidencia que el fiscal Peña estuvo actuando como un paniaguado del Ministerio del Interior, el cual es querellante de esta causa. De algún modo, siempre hay que guardar algún grado de decencia pública porque Alejandro Peña no es una persona común y corriente que anda buscando trabajo. Se trata de un funcionario público en quien la sociedad ha confiado la potestad institucionalidad de perseguir a gente ligada a hechos ilícitos. Es criticable el suceso porque debe primar siempre el principio de objetividad del Ministerio Público, esto es, investigar con igual celo aquellos elementos que son inculpatorios de los imputados, como aquellos elementos que los eximen, los extinguen o los atenúan. Pero aquí el fiscal operó de manera estrecha con el Ministerio del Interior”, y el jurista añade que “esto quedó reflejado desde que el fiscal nacional, Sabas Chahuán, removió al fiscal Armendáriz para nombrar al fiscal Peña en la causa. Y entonces existen también responsabilidades en la aplicación de la Ley Antiterrorista en el fiscal nacional Chahuán. El ministro del Interior, Hinzpeter visitó al fiscal Chahuán e inmediatamente después se cambia a Armendáriz por Peña. Por eso el fiscal Sabas Chahuán tiene cuestiones que responder al respecto”.

Abril 13 de 2011
Por Andrés Figueroa Cornejo

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