7/15/2010

La hora de la integración política y soberana de América Latina y el Caribe. Manuel Hidalgo

A la memoria de Luis Vitale
A lo largo de los últimos 2 años, un escenario inédito se ha ido configurando en torno al proceso de integración latinoamericana y del Caribe.
Hasta entonces y desde los años de la independencia política, cuyo bicentenario numerosos países de la región han empezado a conmemorar, por integración regional o subregional se había aludido fundamentalmente a procesos de médula económica y comercial. Ese fue el carácter principal de los acuerdos de la ALAC-ALADI, del Pacto Andino, del Mercado Común Centroamericano (MCC), del CARICOM, nacidos en la década del 60; como también de los nuevos surgidos o relanzados del 90 en adelante, el MERCOSUR, la CAN, en particular.

Ese carácter también -esencialmente comercial y financiero-, revistieron las propuestas de integración a los que se convocó a los países de la región por parte de los gobiernos de Estados Unidos, a contar de 1994, tras la conformación del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), y poco después por los gobiernos de la Unión Europea, bajo el nombre de “Acuerdos de Asociación” con países y subregiones del continente latinoamericano y caribeño. Se trataba, por tanto, de integración de mercados, ya sea en forma defensiva frente a los procesos de globalización comercial o financiera o de esquemas de integración bajo la hegemonía de la banca internacional y de las transnacionales estadounidenses o europeas.

No es ése, sin embargo, el carácter de la naciente Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, cuyo lanzamiento se ha acordado en la Cumbre de la Unidad realizada en la Rivera Maya, México, entre el 22 y 23 de febrero de 2010. Tampoco lo es de la UNASUR (Unión de Naciones Suramericanas) nacida en mayo de 2008 y que ya cumple 2 años de existencia; ni mucho menos de la Alianza Bolivariana para las Américas (ALBA), surgida en diciembre de 2004.

En su diversidad, esos espacios y mecanismos de integración tienen en común el protagonismo de los estados y su proyección política, por encima de una búsqueda económica, que si bien existe dentro de ellos, lo hace en condición subordinada a la anterior. Lo que es de enorme trascendencia, habida cuenta del contexto planetario que se ha ido configurando en los últimos 20 años, con una abierta disputa respecto del orden internacional que sucederá históricamente al bipolarismo que se cerró con la caída del muro de Berlín y que enmarcó buena parte del siglo XX.

La emergencia progresiva de América Latina y el Caribe como un actor político de la escena internacional, que se va gestando en estos espacios, viene a hacer realidad una vieja aspiración de los pueblos del continente, en una hora particularmente decisiva. Una coyuntura marcada por la crisis sistémica y de civilización, que proyecta sus repercusiones no sólo en el plano económico y financiero, sino que en el orden climático y ecológico, en el plano energético y tecnológico, en el plano político y militar, en toda la problemática social y cultural de la humanidad.

El mundo actual, como se ha dicho, vive un cambio de época. Y están en disputa los sentidos y contenidos que habrán de marcar el rumbo de la humanidad al menos por el presente siglo.

Que América Latina y el Caribe, donde en muchos de sus rincones los pueblos vienen protagonizando luchas y búsquedas originales y diversas por sentar nuevas bases institucionales y culturales, de relación entre las personas y con la naturaleza para su convivencia, se constituya en un bloque político propio tiene por ello una enorme trascendencia. No sólo para sus pueblos y países, sino para todo el mundo.

Es por otra parte, la única posibilidad de que América Latina y el Caribe incidan relevantemente en la configuración de ese futuro, que más allá del rumbo que tome, quienes lo determinarán son verdaderos países-continentes o bloques regionalmente integrados.

Un segundo rasgo definitorio del carácter que va asumiendo la integración latinoamericana y caribeña es el de su autonomía por encima de las hegemonías extracontinentales y en particular, de la hegemonía de los EE UU. Determinante en ello ha sido la articulación prolongada de la iniciativa estratégica de Brasil y la de las fuerzas bolivarianas del ALBA, que más allá de sus diferencias, han confluido para la contención de la maniobra estadounidense y la generación de espacios de autonomía regional.

Este proceso tiene su raíz más reciente en el profundo cambio en la correlación de fuerzas que se empezó a producir a nivel continental a partir de fines del año 2000, cuando precipita la crisis del neoliberalismo y se extiende la resistencia popular por casi toda Latinoamérica; al calor de la cual, emergieron prácticas y organizaciones de nuevos movimientos sociales y populares en proceso de constitución, que han ido levantando progresivamente elementos de una salida alternativa a las crisis nacionales.

Como expresión de este nuevo momento histórico, se produce un creciente desplazamiento de las fuerzas políticas de la derecha tradicional del control de los gobiernos y la entronización de nuevos liderazgos y movimientos, de corte socialdemócrata la mayoría y aún más radicales, nacional-desarrollistas o bolivarianos, los menos. En su diversidad, estos nuevos liderazgos catalizaron el clima creado por los movimientos sociales que los precedieron y el estado de ánimo mayoritario de la población para consolidarse a lo largo de la década, en medio de la crisis de los viejos sistemas de partidos políticos o al menos de un fuerte desgaste de los mismos.

En un continente con un diferenciado perfil estructural en lo económico, político, social y cultural, y con márgenes políticos y económicos diversos para el manejo coyuntural, estos gobiernos optaron básicamente por dos tipos de enfoques en su conducción. En los países bolivarianos dieron paso a procesos de refundación democrática del estado y reformas económicas y sociales de vasto alcance, aunque sin romper los marcos del capitalismo de estado. En Brasil y los países del Cono Sur, las coaliciones encabezadas por fuerzas socialdemócratas, aplicaron un manejo fiscal y monetario más ortodoxo, matizado con políticas sociales de combate a la extrema pobreza y programas de crecimiento que combinaron el impulso exportador con la revitalización del mercado interno en diversos grados. Unos y otros, sin embargo, resguardaron la gobernabilidad democrática y a contar de 2004 se vieron favorecidos por el ciclo de altos precios de las materias primas y abundante liquidez internacional que perduró hasta fines de 2008.

En el plano regional, dos estrategias de integración diversas comenzaron a desarrollarse desde estas experiencias y a disputar la hegemonía del proceso a las iniciativas procedentes de EEUU y Europa en relación a América Latina y el Caribe.

Para comprender en qué punto se encuentra esta contienda vale la pena revisar qué ha ido ocurriendo más recientemente con las estrategias hacia la región desplegadas por EE UU, la Unión Europea, Brasil y las fuerzas bolivarianas agrupadas en el ALBA.


El intervencionismo cada vez más desnudo de EE UU hacia la región

La declinación de la hegemonía de los EE UU en América Latina y el Caribe es perceptible en todos los planos y se refleja en el creciente afincamiento de su maniobra en la región hacia el plano militar. Se trata de una tendencia que lleva ya más de una década y que han sido incapaces de revertir las sucesivas administraciones de Bush y Obama, a pesar del intenso activismo y renovado discurso que ha desplegado éste último para contrarrestar la influencia de las corrientes sociales y fuerzas políticas con que se enfrenta en el continente.

En el plano político, la única plataforma regional de que disponen es la OEA, bajo cuyo amparo se ha refugiado el proceso de “Cumbres de las Américas”, que Obama relanzó en abril de 2009, y que ha quedado gravemente cuestionado por los acontecimientos políticos posteriores y en particular, por el golpe en Honduras. La propia Organización de Estados Americanos, luego de anular la exclusión de Cuba el año pasado, no aprobó este año la reincorporación del gobierno electo post-golpe en Honduras, pese a las presiones de EE UU al respecto, acordándose tan sólo una misión que deberá examinar y evaluar las condiciones de un futuro reintegro del país al organismo.
En el afán de mantener la vigencia de la OEA como espacio para debatir y acordar posiciones frente al devenir político-militar del continente, su última Asamblea General se centró en los temas de la paz y la seguridad. Paradojalmente, son las maniobras e iniciativas estadounidenses las que por otro lado, han hecho rebrotar la amenaza del golpismo y la militarización en América Latina y el Caribe. Por lo que no es casual que los conflictos surgidos de ello se estén crecientemente encarando y resolviendo en instancias como UNASUR o el Grupo de Río, en las que no está presente la potencia del norte. La institucionalización de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños prevista para los próximos dos años terminará por establecer una abierta dualidad de espacios a este respecto, que hará inevitable una progresiva definición de los países y que podría precipitar una etapa de crisis del “sistema interamericano”.

En el plano económico y comercial, el estallido de la crisis económica y financiera en los EE UU ha puesto un paréntesis que puede ser muy prolongado sino definitivo a las iniciativas que en este terreno ha impulsado en el pasado reciente en la región. Al fracaso del ALCA (Área de Libre Comercio de las Américas) le ha sucedido ahora el empantanamiento de los Tratados de Libre Comercio bilaterales o subregionales que se activaron al estancarse por completo el proceso del ALCA. Más allá de los TLCs con México –parte del TLCAN- y Chile, EE.UU. sólo logró a duras penas aprobar en su Congreso el TLC con Centroamérica y la República Dominicana, por un lado y con el Perú, por otro. Los TLCs inicialmente suscritos con Panamá y Colombia hace ya varios años, se han congelado y no se han sometido a la aprobación parlamentaria, por lo que no han entrado en vigor.

Por otra parte, la emergencia de China en el panorama económico mundial en la última década ha tenido un particular impacto en los países suramericanos, al convertirse progresivamente en su mayor socio comercial y en un factor gravitante de su dinamismo económico, desplazando la importancia de la relación con los EE UU en este plano. En cuanto a México, Centroamérica y el Caribe, más fuertemente dependientes del comercio con los EE UU, deberán esperar a que se consolide la recuperación de los consumidores de ese país antes de ver crecer sus exportaciones hacia ese mercado; en tanto que han visto caer las remesas de los migrantes y del turismo en medio de la crisis.

Esta evolución política y económica mantiene expuesta la política exterior de los EE UU hacia la región como mero intervencionismo, centrada en un aumento de los recursos y el despliegue de iniciativas militares y de seguridad a cargo de los Comandos Norte y Sur del Ejército de los EE UU, en articulación con la acción de los funcionarios del Departamento de Estado, que operan desde las embajadas en cada uno de los países del continente. Situación que le impide ganar apoyos más allá del bloque de países con gobiernos aliados –México, Colombia, Panamá y Perú- e introducir una cuña entre las fuerzas bolivarianas y las de corte socialdemócrata en América Latina y el Caribe.

El reforzamiento del cerco militar sobre la región –siendo el más reciente paso la conversión de Haití en una virtual base más en el Caribe, con la instalación de 16 mil marines ocupándola, a pretexto del terremoto de enero 2010-, y el desarrollo de diversas campañas de operaciones encubiertas y acciones comunicacionales orientadas a crear un clima que justifique la intervención y la represión sobre los movimientos sociales de diversos países calificados de amenazas a la seguridad, siguen siendo el contenido esencial de la política de EEUU para el continente.

La situación más crítica que favorece por ahora la intervención de los EE UU en la región, es la generada por la extensión de las redes del narcotráfico y del crimen organizado en México, Centroamérica y Colombia. El “Plan Colombia” y la “Iniciativa Mérida”, a pesar de su evidente fracaso, continúan implementándose con anuencia de los gobiernos de los países involucrados, en ausencia de respuestas alternativas que conjuguen la seguridad con oportunidades de empleo, justicia social, desarrollo y democracia para los pueblos afectados por estos flagelos.

La expectativa de EE UU de revertir el cambio en la correlación de fuerzas que a nivel de América Latina y el Caribe se produjo en la pasada década, no pareciera tener en todo caso mayores posibilidades de concretarse. Si bien ha mantenido o ganado nuevos gobiernos aliados en las elecciones presidenciales más recientes en Colombia, Chile y Costa Rica, no son suficientes como para revertir la tendencia más profunda que afianza los liderazgos de las fuerzas socialdemócratas y bolivarianas en la región.


Una Unión Europea debilitada para la relación con América Latina y el Caribe

Cuando se cumplen 19 años de Cumbres Iberoamericanas y 11 de Cumbres Unión Europea-América Latina y el Caribe, el saldo de las relaciones construidas desde estos espacios se presenta cada vez más limitado y con una tendencia al estancamiento cada vez mayor. Ello como consecuencia de la cada vez más divergente evolución política y económica que predomina entre ambos continentes en los últimos años.

En los años 90’s, las transnacionales europeas fueron de las que más aprovecharon los procesos de privatización y apertura de las economías latinoamericanas mientras duró el auge de las políticas neoliberales en la región. Se posicionaron como actores principales de los servicios –banca, comercio, telecomunicaciones, agua, energía- y también en los rubros extractivos de la minería y los hidrocarburos.

Paralelamente, en el plano político, la visión de la integración europea como un modelo a seguir se hizo fuerte entre las élites de los mayores países de la región, encontrando respaldo para sus iniciativas de integración (Mercosur, CAN, etc.) sobre todo en la socialdemocracia europea. Surgió entonces el horizonte de avanzar hacia “Comunidad Iberoamericana de Naciones” de carácter birregional, actualmente reelaborada como “Zona Euro-Latinoamericana de Asociación Global Interregional”.

Hoy, en el contexto de la crisis económica y financiera que agobia sobre todo a los países del capitalismo central y, en particular, a Europa, tales políticas y horizontes no se ven con el mismo interés, viabilidad ni proximidad. Y sus impulsores han debido, por ello, de hacer cambios de énfasis, de contenidos y de procedimientos para mantener vigentes sus iniciativas y convocatorias. Al margen de lo cual, sin embargo, la UE se mantiene como segundo socio comercial más importante de América Latina y el Caribe y el mayor inversor en la región. El stock de inversión directa europea en estos países supera los 312 mil millones de euros.

Con el liderazgo de España en la presidencia de la Unión Europea, en los últimos 6 meses se sucedieron la XIX Cumbre Iberoamericana y la IV Cumbre UE-ALC. Ambos eventos tuvieron como tema especial el de la “innovación y la tecnología para impulsar el desarrollo sostenible e inclusivo”. En los hechos, lo que más les importaba era acelerar el término o avance de las negociaciones para suscribir acuerdos de “libre comercio” (o “acuerdos de asociación”) con distintos países y bloques de países de la región. Y si bien al término de estas reuniones se anunció el cierre exitoso de las negociaciones con Centroamérica, la rúbrica final de un acuerdo con Colombia-Perú y el relanzamiento de las conversaciones con Mercosur, la verdad es que tales logros enfrentan un largo camino aún, hasta la hora en que podrían ponerse en aplicación.

En el caso de Centroamérica, el acuerdo suscrito entrará plenamente en vigor en unos tres a cinco años. Al igual que lo ocurrido con los países del Caribe en 2008, la presión ejercida con un eventual fin del Sistema General de Preferencias (SGP) -que la UE les otorga actualmente de forma unilateral- operó en términos de apurar la superación de las diferencias y resignar las aspiraciones comerciales y en otros temas -como los migratorios- de los países centroamericanos a la hora de suscribir el acuerdo.

El acuerdo comercial multipartito con Colombia y Perú se abrió paso luego de que la UE modificara en 2009 su criterio de suscribir este tipo de arreglo sólo con bloques subregionales, como la CAN, luego de que Bolivia y Ecuador se retiraran de las conversaciones. Concluido en marzo 2010, deberá esperar igualmente la fase de comprobación jurídica y traducción -que, previsiblemente, todavía durará unos meses- y, a continuación, ser aprobado por el Parlamento Europeo y los congresos de Colombia y Perú para que pueda entrar en vigor.

En cuanto al reimpulso de las conversaciones con el Mercosur, obedece a un gesto de voluntarismo del gobierno español, conciente de que durante las futuras presidencias de la UE, a cargo de países de Europa Central y Oriental, América Latina no será prioridad, por lo que era la última oportunidad para un intento en esta dirección. Una vez más este intento chocará con el proteccionismo del agro europeo en alza, en medio de la crisis.

En lo político, la relación de UE con América Latina y el Caribe se ha orientado desde sus inicios a la defensa del multilateralismo y a la búsqueda de un orden multipolar en las relaciones internacionales. Postura que hoy tiende a afirmarse más en los actores del nuevo que del viejo continente, que en más de una materia relevante de la agenda internacional han terminado plegándose a las imposiciones de los EE UU.

El desperfilamiento político y la confusión ideológica que impera en la socialdemocracia europea están llevándola a un ocaso, paradojalmente en los momentos en que el capitalismo neoliberal muestra todas sus aberraciones, no sólo económicas, sino sociales, ecológicas y morales. Como lo ha señalado Ignacio Ramonet, “en 2002, los socialdemócratas gobernaban en quince países de la UE. Hoy, ya sólo gobiernan en cinco estados … Y los gobiernos de tres de esos países –España, Grecia y Portugal, atacados por los mercados financieros y afectados por la “crisis de la deuda”– se hundirán en un descrédito e impopularidad aún mayores cuando empiecen a aplicar, con mano de hierro, los programas de austeridad y las políticas antipopulares exigidas por la lógica de la UE y sus principales cancerberos.”

Es por ello que los acuerdos políticos emanados de la VI Cumbre UE-ALC sobre nueva gobernanza mundial, nueva arquitectura financiera, regulaciones globales para frenar la especulación, y aumento de la cooperación para enfrentar el cambio climático, la sustentabilidad del desarrollo, la energía, las migraciones, la seguridad, el comercio, etc. deben mirarse con beneficio de inventario. Llegado el momento de resolverse estos temas, en el G-20, en el Consejo de Seguridad de la ONU, en la COP 16 de Cancún, o en una nueva reunión de la OMC, el “socio” europeo mostrará sus inconsistencias.

Finalmente, pero no menos importante, la relación con países europeos, grandes fabricantes de armamentos y poseedores de tecnología nuclear, ha sido relevante para apuntalar la autonomía que en el terreno militar han ganado los países latinoamericanos que marchan a la cabeza de la integración regional, en particular, Brasil y Venezuela. Como se sabe, Brasil ha suscrito con Francia un acuerdo para aprovisionamiento de armamento y transferencia de tecnología que le permitirá completar un complejo militar-industrial propio a la potencia suramericana. Y Venezuela ha encontrado en Rusia el proveedor de armamento necesario para el resguardo de su soberanía amagada por el cerco de bases cada vez más amplio que EE UU ha montado en su entorno.


Un Brasil resuelto y capaz, encabeza la integración latinoamericana y del Caribe

Si en 2008, con la convocatoria a crear UNASUR en mayo y la I Cumbre de América Latina y el Caribe (CALC) en diciembre de ese mismo año, Brasil mostró un cambio de su visión del proceso de integración regional con un énfasis más geopolítico que geoeconómico, en 2009, terminó por consolidar esa postura, encabezando el rechazo político-diplomático de la región al golpe en Honduras y la pretensión de EE UU de legitimar los gobiernos de Roberto Micheletti primero y de Porfirio Lobo después.

Al iniciarse 2010, la realización de la Cumbre de la Unidad, para crear la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), encontró un Brasil fortalecido en todos los terrenos y resuelto a encabezar a la región, al mismo tiempo que a operar con ella y desde ella como nueva potencia emergente a nivel mundial. Obedeciendo a necesidades tanto intrarregionales, como de actuación a nivel planetario.

La creación de CELAC precipita luego del golpe en Honduras y del intento estadounidense de resolver esa crisis en el marco de la OEA. Fue el hecho que terminó de madurar la disposición de Brasil a encabezar una conciencia que se ha extendido y consolidado en la región, de que es América Latina y el Caribe quien tiene que atender y resolver los problemas que le atañen, sin injerencia extracontinental alguna. Resulta sumamente decidor de este cambio de mentalidad el que el gobierno de México no sólo haya adherido a este proyecto, sino que oficiado de anfitrión del mismo. Develando una voluntad de ganar autonomía política respecto de EEUU incluso de los aliados más cercanos con que éste cuenta en América Latina.

La Declaración de Cancún establece como objetivo central de la naciente organización, profundizar la integración política, económica, social y cultural de la región para encarar de conjunto la búsqueda de un desarrollo sostenible, democrático, solidario y respetuoso de los derechos humanos. Se propone, igualmente, la actuación y el pronunciamiento como región, ante los temas y acontecimientos de la agenda global, ratificando el compromiso con el multilateralismo y con la ONU como foro mundial.

La CELAC se propone avanzar apoyada en la convergencia de los diversos procesos y mecanismos de integración subregionales que la preceden y en la agenda integrada que se hereda del Grupo de Río y de la CALC. Para ello se acordó un vasto programa de trabajo que especifica los ámbitos de integración y las líneas de acción prioritarias, que por otra parte sientan posición respecto de cómo se plantea la región a su respecto: reforma monetaria y financiera, comercio, energía, integración física, ciencia y tecnología, combate del hambre y la pobreza, seguridad alimentaria, educación, salud y servicios públicos, cultura, migración, género, desarrollo sostenible, cambio climático, desastres naturales, derechos humanos, seguridad, drogas, terrorismo, etc.

Quedó igualmente delineado el proceso para institucionalizar CELAC, a través de dos cumbres a realizarse en Caracas, -5 de julio 2011, la primera- y en Santiago de Chile, el 2012, la segunda. En la primera, debieran aprobarse estatutos, autoridades, presupuesto y plan de acción, justo en el Bicentenario de la Independencia de Venezuela.

Para que el horizonte trazado se haga realidad, además de aplicar con sabiduría y perseverancia los principios de solidaridad, flexibilidad, gradualidad, pluralidad, diversidad, complementariedad de acciones y participación voluntaria, que se han declarado, los gobernantes de la región deberán tener capacidad para enfrentar la labor de zapa que contra este proyecto se realizará por los EEUU y de ir construyendo en la práctica sólidas bases políticas y materiales de integración, que superen las grandes dudas y variadas contradicciones que existen en un continente megadiverso.

Al respecto, el liderazgo de Brasil, una vez más resultará trascendente. Bajo el gobierno de Luiz Inácio Lula Da Silva, se ha consolidado en el mayor país del continente un proyecto de un amplio bloque histórico, provisto de una estrategia de desarrollo que empieza a delinearse y desplegarse exitosamente en los últimos años.

Un proyecto neo-desarrollista, que liderado por el Estado, ha dinamizado el mercado interno a la par que el crecimiento exportador, sobre la base de un mejoramiento de los salarios y del empleo y de un manejo macroeconómico que una vez alcanzada la estabilidad fiscal y monetaria supo sacar provecho de la coyuntura económica internacional.

Al término de la década, Brasil emergió habiendo reducido significativamente su vulnerabilidad externa, con fondos fiscales y reservas internacionales que le han permitido aplicar una enérgica política contracíclica en la coyuntura de la crisis mundial y proyectar un fuerte crecimiento para 2010. Como resultado de este desempeño, Brasil atrajo un monto superior a los 100 mil millones de dólares en inversión extranjera directa en el período 2007-2009, convertido en uno de los más atractivos mercados emergentes. Paralelamente, las políticas sociales han tenido un significativo impacto en la disminución de la pobreza y en el acceso a bienes en los sectores de la población de ingresos más bajos, contribuyendo a sostener el creciente coeficiente de crecimiento de la economía brasileña.

En cuanto a su política exterior, lo relevante para la integración regional será la tensión entre la tentación sub-imperialista y la vocación fundadora de una institucionalidad supranacional latinoamericana que vaya sentando nuevos fundamentos y estándares mínimos de la construcción y convivencia política, económica, social y cultural en América Latina y el Caribe, al mismo tiempo que resguardando la soberanía política del continente y su capacidad de intervención eficaz en los foros mundiales.

Una tensión entre los intereses del gran empresariado brasileño, que ve al resto de la región sobretodo como un mercado ampliado para su expansión económica, financiera y comercial, desde la que proyectarse más competitivamente para sus relaciones con el mundo; y la mirada más geopolítica e integral que alientan otras fuerzas y actores de la burocracia civil y militar brasileña que tienen peso importante en su política exterior. Y que son los que han ido ganando la iniciativa en los últimos dos años.

Dentro de esa perspectiva, el proceso de UNASUR es particularmente trascendente, en la medida que se constituye de hecho en el “núcleo duro” y avanzada del proyecto mayor que es la CELAC. La designación de Néstor Kirchner como Secretario General de la organización se enmarcó en un cronograma que busca acelerar el proceso de consolidación institucional de dicho espacio.

Por una parte, en los próximos meses, se espera que los parlamentos de todos los países miembros terminen de ratificar el Tratado Constitutivo de la entidad, como ya lo han hecho seis de ellos. Por otra parte, se viene impulsando la labor de diversos Consejos Suramericanos, que ya han establecido sus estatutos y acordado resoluciones, estrategias y planes de acción en diversos planos. Cabe destacar dentro de ellos, la resolución sobre medidas de fomento de la confianza y seguridad, el avance hacia un tratado energético sobre la base de una estrategia y un plan de integración energética regional y el convenio constitutivo del Banco del Sur, suscrito por los gobiernos de Argentina, Bolivia, Brasil, Paraguay, Uruguay, Venezuela y Ecuador.

Poner en práctica esos acuerdos y planes será en el futuro inmediato la prueba decisiva de la voluntad política que se ha expresado y que estará en dependencia de que la articulación de las fuerzas socialdemócratas y bolivarianas se mantenga hegemónica dentro de los gobiernos de la región y preserve su unidad para llevarla adelante. Y al menos en Brasil, se va afianzando la posibilidad de que la sucesora en el gobierno sea la candidata del PT, Dilma Rousseff.


Incidencia, resultados y búsquedas del ALBA-TCP para abrir caminos nuevos

Cuando se han cumplido 5 años y medio desde su surgimiento, el ALBA-TCP muestra no sólo una consolidación de su proceso orgánico, sino que una evolución política hacia una perspectiva más radical e integral de su proyecto de integración regional. Con un horizonte de soberanía, autodeterminación, identidad y unidad de los pueblos de América Latina y el Caribe, que a partir de abril 2010 –IX Cumbre del ALBA- se identifica con el socialismo.

En el plano de los resultados hacia sus países miembros, el ALBA lleva concretadas numerosas iniciativas en salud, educación, atención a la discapacidad, infraestructura (productiva, educativa y de salud), apoyos en el terreno energético y alimentario, formación de médicos y profesores.

Su mayor impacto, sin embargo, ha sido la incidencia que ha tenido en la escena internacional y regional, asumiendo la postura más crítica e intransigente en contra de las acciones y propuestas de EEUU y de la Unión Europea, como expresiones del capitalismo neoliberal (ALCA y TLCs, soluciones en el marco del G-20, “consenso” de Copenhague, etc.). La lucha contra los hegemonismos, por un mundo multipolar, por la autodeterminación de los pueblos y por la paz; la lucha por la superación del capitalismo explotador de la humanidad y depredador de la naturaleza.

Y en este sentido, su intervención ha sido decisiva en la creación del escenario político-diplomático en el que han precipitado tanto la UNASUR, como la CALC, además de otras iniciativas como la Conferencia de de Alto Nivel sobre la Crisis Financiera en Naciones Unidas (junio 2009) y la Conferencia Mundial de los Pueblos sobre el Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra (abril 2010).

Las búsquedas más significativas de caminos nuevos para la región han sido: el Sucre (Sistema Unitario de Compensación Regional de Pagos), el Banco del ALBA, las empresas grannacionales, la Declaración de Derechos de la Madre Tierra, la iniciativa Yasuni-ITT, la defensa de la soberanía energética y la soberanía alimentaria, la práctica de una integración basada en complementariedad, justicia, solidaridad, cooperación, respeto a la diversidad cultural y armonía con la naturaleza, para el Vivir Bien. Algunas de las cuales están aún en curso de implementación y sometidas a la prueba de la historia, lo que no resta mérito a la audacia de haberlas lanzado.

Los gobiernos articulados en el ALBA reconocen un rol relevante a los movimientos sociales, pretenden avanzar en diálogo con ellos, acompañando y proyectando sus luchas. Un diálogo que no ha excluido momentos de conflicto y confrontación abierta entre gobiernos y movimientos sociales, en particular con movimientos indígenas, como los que se registran aún en Ecuador y Bolivia, con la CONAIE y la CIDOB.

En dirección a lo cual, el ALBA ha buscado constituir en su seno un Consejo de Movimientos Sociales y realizó recientemente una Cumbre con Autoridades Indígenas y Afrodescendientes (en Otavalo, 25 de junio 2010), con éxito muy relativo. Una tensión quizás ineludible, atendida la diversa responsabilidad y perspectiva que encaran gobiernos y movimientos sociales frente al cambio histórico.

Al promediar 2010, los gobiernos del ALBA encabezan en cada uno de sus países y en particular en Bolivia, Venezuela y Ecuador, procesos inéditos y diversos de transformación política, económica, social y cultural, en un marco democrático y que a pesar de la enorme y persistente acción desestabilizadora que desarrollan en su contra las élites dominantes asociadas a las corporaciones estadounidenses y europeas, mantienen un mayoritario respaldo popular y la iniciativa política en sus manos.

El golpe en Honduras –que se acababa de incorporar al ALBA- puso de relieve la necesidad de consolidar en general estos procesos en sus espacios nacionales, como desafío principal y condición previa para que los impulsores de la estrategia bolivariana puedan aspirar a un liderazgo más sostenido en el proceso de integración de la región. Una maduración que sepa conciliar la gobernabilidad política, la estabilidad y el crecimiento económico, con los cambios sociales y culturales. Un complejo desafío, del que hasta ahora salen bien librados, aunque no indemnes, por lo que resultará decisiva su capacidad de ir aprendiendo de sus errores y de superar sus debilidades.

Como alianza, los desafíos del ALBA pasan hoy por profundizar las realizaciones en desarrollo social, concretar los proyectos económicos, desarrollar una vigilancia y acción en todos los espacios políticos y diplomáticos –incluyendo lo comunicacional- para la lucha política, apoyarse en la memoria y el sustrato cultural de los pueblos para afianzar su identidad y avanzar hacia una estrategia de defensa del ALBA.


La integración desde los pueblos

Si el proceso de integración latinoamericana y caribeña está en un punto de inflexión histórica ello se debe, cabe remarcarlo, al cambio en la correlación de fuerzas que se opera en la segunda mitad de la década de los 90’, cuando se extiende la resistencia popular al neoliberalismo por la región.

En el terreno de la integración, en particular, cabe recordar que fue ya en abril de 1998, cuando se realizó en Santiago de Chile la I Cumbre de los Pueblos. Cristalizó allí, la Alianza Social Continental, una de las primeras redes en confrontar los procesos del “libre comercio” en el continente. Vendrían luego la articulación de la lucha contra la deuda externa, -por Jubileo Sur-, los Foros Sociales Mundiales y de las Américas, las campañas del Grito de los Excluidos, de la Marcha Mundial de las Mujeres, de la lucha contra el armamentismo y la militarización, la articulación de las redes de migrantes, de cristianos que renuevan la Teología de la Liberación, de las organizaciones ecologistas, de las organizaciones comunitarias y barriales de carácter autogestionario y –destacadamente- de las organizaciones campesinas articuladas en la CLOC y de los pueblos indígenas en la CAOI (andinos) y en la COICA (amazónicos).

Procesos todos que enfrentan en estos meses su continuidad, como el V Congreso de la CLOC y el IV Foro Social Mundial de Migraciones en Quito, en octubre 2010; el Foro Social de las Américas en Asunción, entre el 11 y el 15 de agosto 2010; el Encuentro de mujeres y pueblos de las Américas contra la Militarización, a realizarse los días 16 a 23 de agosto de 2010, en Colombia, la Cumbre Continental de Comunicadores y Comunicadoras Indígenas (8-12 de noviembre de 2010), etc.

La Carta de los Movimientos Sociales suscrita por centenares de organizaciones en el marco del Foro Social Mundial 2009, en Belém do Pará, (“Construyendo la integración de los pueblos desde abajo, impulsando el ALBA y la solidaridad de los pueblos, frente al proyecto del imperialismo”), señaló con claridad el rumbo: “construir colectivamente un proyecto popular de integración latinoamericana, que replantee el concepto de “desarrollo”, sobre la base de la defensa de los bienes comunes de la naturaleza y de la vida, que avance hacia la creación de un modelo civilizatorio alternativo al proyecto depredador del capitalismo, que asegure la soberanía latinoamericana frente a las políticas de saqueo del imperialismo y de las trasnacionales, y que asuma el conjunto de las dimensiones emancipatorias, enfrentando las múltiples opresiones generadas por la explotación capitalista, la dominación colonial, y el patriarcado, que refuerza la opresión sobre las mujeres”.

La continuidad de esa acción protagónica de los movimientos sociales enfrenta, es claro, viejos y nuevos desafíos. Derrotar la acción represiva y las campañas de criminalización de la protesta, eludir la cooptación por el Estado o por la cooperación internacional sin romper la interlocución con ellos, evitar las prácticas de burocratismo funcionario, mantener una capacidad de articulación y alianza de sectores con diversas dinámicas de organización y actividad, ampliar su radio de creación de conciencia y organización hacia los más amplios sectores de la población, mantener firmemente los principios de autonomía, democracia, solidaridad y unidad en el seno del pueblo.

La larga y compleja lucha que América Latina y el Caribe tiene por delante todavía, es el mejor caldo de cultivo para que sus pueblos y movimientos sociales, que ya llevan más de 15 años de ascenso en la región, renueven sus cuadros y capacidades para enfrentar la nueva etapa que se abre.

Es hora de reiterar la confianza en este vasto universo humano, que no se ha limitado a resistir, sino que ha levantado teórica y prácticamente alternativas concretas, interpelando y cuestionando a los gobiernos y a las instituciones, desarrollando agendas propias, construyendo las bases materiales, sociales y culturales de una nueva América Latina y el Caribe, a la que se le empiezan a abrir las compuertas a la construcción de su más plena identidad mestiza suramericana, mesoamericana, indo-afro-latinoamericana.


Manuel Hidalgo Valdivia

Observatorio Social de Amerindia
Julio de 2010

Recursos:



- “América Latina 2008: un continente en erupción”, Manuel Hidalgo, Observatorio Social Amerindia, julio 2008.

- “Prueba de fuego: América Latina frente a la crisis”, Manuel Hidalgo, Observatorio Social Amerindia, diciembre 2008.

- “Bajo el fuego de la crisis y de la política imperial”, Manuel Hidalgo, Observatorio Social Amerindia, septiembre 2009.

- “Declaración de Lima: Paz, seguridad y cooperación en las Américas”, OEA, junio 2010.

- “Declaración de Madrid, VI Cumbre Unión Europea-América Latina y el Caribe”, 18 de mayo de 2010.

- “Declaración final del Encuentro Enlazando Alternativas 4”, 18 de mayo de 2010.

- “Declaración de Cancún”, 23 de febrero de 2010.

- “El bloque latinoamericano y caribeño”, Raúl Zibechi, La Jornada, 26 de febrero de 2010.

- “Declaración Final de la Reunión Extraordinaria del Consejo de jefes y jefas de Estado de la Unión de Naciones Suramericanas”, mayo de 2010

- Declaraciones finales de las Cumbres del ALBA-TCP, diciembre 2009 a junio 2010.

- FSM Belem 2009: Carta de los Movimientos Sociales de las Américas”, enero 2009.

- “Manifiesto general de la primera cumbre de Consejos de Movimientos Sociales del ALBA-TCP”, Cochabamba, 15 al 17 de Octubre de 2009

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¿Cómo romper el cerco del capital?. Eliades Acosta Matos. PF

Bertolt Brecht, en su novela Los negocios del señor Julio César, describe con aterradora exactitud la relación entre la expansión imperial romana y la decadencia de la República. “Después de cada nueva campaña había en Roma concursos y quiebras -afirmaba-. Cada victoria del ejército era una derrota de la Ciudad. Los triunfos de los generales eran triunfos sobre el pueblo… El sistema estaba corrompido hasta sus cimientos”.
Pero ya se sabe: quien lea hoy la prensa matutina no encontrará nada parecido. Más bien recibirá efluvios de una sensación de que vivimos en el mejor de los mundos, como se empeñaba en creer el Cándido de Voltaire. El capitalismo no sólo ha logrado el milagro de que víctimas y verdugos a veces piensen de manera similar, sino también de que la expresión exterior de sus crisis pasen como fenómenos aislados, carentes de relación con las bases y esencias profundas del sistema.

También se sabe: si hay desempleo, quiebras y saltan por los aires los programas sociales; si la inseguridad ciudadana y la corrupción política ascienden como mareas pestilentes; si se invaden países para derrocar regímenes “hostiles” y se quema la Biblioteca Nacional de Iraq; si los cárteles de la droga rompen el monopolio de la violencia de los Estados y les van ganando la guerra; si las elites haitianas toman seráficamente el sol en los hoteles lujosos de las playas de Punta Cana, República Dominicana, en vez de compartir la reconstrucción del país que han saqueado por décadas junto a los intereses foráneos, nada de eso se deberá asociar, so pena de excomunión mayor, con el sistema en cuyo marco sucede. Porque ya se sabe de sobra: el capitalismo es impoluto y tan inocente como un nonato. Y si algún empecinado insiste en llegar al fondo, para que pueda saciar sus ansias de justicia ahí están Tiger Wood y sus infidelidades matrimoniales. O los resultados del fútbol, el nuevo videoclip de Lady Gaga, las “revelaciones” de que Lincoln era gay, o que Ricky Martin lo acaba de confesar.

La invisibilización de lo crudo, la desconexión entre causas y efectos y la carnavalización de la realidad son las herramientas más acabadas con que el capitalismo se defiende de sí mismo. O al menos de aquellos radicales que no se contentan con los jirones que se ofrecen y van a las raíces. Que eso y no otra cosa es ser radical, al recto decir de José Martí.

El día en que, rebasando los espejismos de la prensa clientelar, logremos recomponer la dialéctica del conocimiento del mundo en que vivimos y rescatar el pensamiento crítico de las mazmorras a las que ha sido condenado; el día en que podamos derrotar a los astutos organizadores del olvido histórico y regresar a la senda extraviada de los análisis integrales, ese día empezará la agonía definitiva del capitalismo. Porque también se sabe que sin teoría revolucionaria, como dijo Lenin, no habrá revolución. Mucho menos sin calar en las entretelas ocultas de la sociedad que nos rodea.

Y habrá que empezar de nuevo, tantas veces como sea necesario.


Capitalismo para aprendices


Más allá de las luces deslumbrantes de los malls -una vez que hayamos logrado liberarnos de la telaraña con que las modelos perfectas y los famosos nos atan a la nada-, nos toparemos con un continente llamado realidad. Allí es donde mora el capitalismo real. En ese vasto territorio a medio camino entre la esquizofrenia y la vesania, es donde se comercia con todo lo humano y lo divino, se rinde culto a los triunfadores, se azuzan los apetitos más bajos, y se refocilan los canallas que posan en Forbes tras aconsejarnos cómo explotar y robar con elegancia y sin compasión.

Allí, por ejemplo, no habrá piedad para las mujeres traídas de Rusia o Tailandia, esclavas sexuales con una vida útil de apenas cinco años, tras la cual se les desecha como a muñecas gastadas. Allí se encontrará que si todo lo que tiene mercado merece ser vendido, no habrá repugnancia a la hora de asesinar niños para comercializar sus órganos y hacer felices a los padres que puedan pagar un trasplante a sus hijos. Allí morirás si no tienes seguro médico o estarás condenado a la vida de la peonada, si no tienes el dinero para pagarte los estudios. Allí muchos abogados y jueces son vampiros prevaricadores, los médicos recetan medicinas inocuas y prolongan tratamientos esquilmadores, los policías son sicarios impunes que acribillan a los rateros y camuflan las ejecuciones como “intercambio de disparos” y los generales juegan con misiles y aviones no tripulados que se ceban en las bodas y las reuniones familiares en Afganistán, fuente inagotable de “bajas colaterales”.

En ese mundo frenético y palpitante, desgarrador e impío que jamás nos muestra la CNN, es donde se transparenta el sistema. Es allí donde muestra su verdadera decrepitud disimulada con pasarelas y artilugios rutilantes. Es en esa enorme y despiadada extensión donde se le conoce y se le sorprende en un atisbo de involuntaria sinceridad. “El capitalismo vino al mundo chorreando sangre y lodo por los poros”, sentenció Marx: esas palabras podrían haber sido pronunciadas ayer.

Un manual provisional para principiantes señalaría aquellas aristas de la realidad que permiten vislumbrar el fondo del abismo que lleva a las entrañas del sistema. Veamos dos ejemplos recientes:

En Arizona se aprobó una ley que criminaliza a los inmigrantes ilegales que barren las calles, recogen las cosechas en el campo y cuidan a los ancianos olvidados por sus familiares. También se eliminan los programas multiculturales y se despide a los maestros que tengan un acento extranjero demasiado fuerte. ¿Se trata de una aberración local o tiene que ver con un sistema que ha hecho del libre mercado su fetiche, pero que jamás ha permitido de buena gana los flujos laborales libres desde países subdesarrollado? ¿Acaso para evitar estos últimos no ha inventado la relocalización de las industrias y las maquilas?

Al estallar un escándalo por las estafas del banco de inversiones Goldman Sachs saltó al estrellato el nombre de Fabrice Tourre, un banquero de apenas 31 años, graduado en la Ecole Central de París, y en la Universidad de Stanford. El “Fabulous Fab”, como firmaba en un correo electrónico de enero de 2007, ya reconocía la “inestabilidad creciente del sistema, y que todo el edificio está a punto de colapsar”. “Monstruosidad”, llamaba al esquema de estafa que le reportaba casi dos millones de dólares de ganancias anuales. Las pérdidas sufridas por el resto de los mortales superan la idénticamente fabulosa cifra de 665 millones de dólares.

En la audiencia del Comité de Investigaciones Permanentes del Senado, donde se interrogó a un glamurosamente vestido “Fabulous Fab”, el senador Carl Levin condenó a Goldman Sach y a otros grandes bancos por estar “envenenando, por contaminación, la corriente del río”. Pero, ¿acaso se trata de un flujo que haya estado alguna vez transparente y limpio? ¿Es el avispado “Fabulous Fab” una excrecencia del sistema, un desvío de su curso natural, o por el contrario, su fruto típico y quizás, más sincero; su consecuencia inevitable?

En el diario digital británico Mailonline, del 19 de abril, escribió al respecto “Ms London”, un lector descreído, impertinente quizás, uno de esos tan odiados radicales: “¿Se sienten molestos y ultrajados? Para los no familiarizados con tales procesos, adelanto la manera en que todo concluirá: Goldman contratará a los mejores abogados en la historia del universo… Hará una declaración pública de ‘vigorosa defensa’ mientras negocia un acuerdo secreto, que incluirá un gran cheque y, quizás, el sacrificio de ‘Fabulous Fab’… Después de firmado el cheque, Goldman se declarará inocente y la Casa Blanca cantará victoria… Dado este resultado, ninguno de nosotros estará más seguro ni mejor empleado… Los abogados se compararán sus Maseratis y casas para vacacionar… En tres años, ‘Fabulous Fab’ lanzará su propio fondo de inversiones. Al día siguiente, el sol saldrá, como siempre”.

En efecto, a pesar de Goldman Sach y de la estafa de turno, el sol saldrá, pero también crecerá la angustiosa sensación de que estamos expuestos a la intemperie; crecerá ese escozor moral inexplicable pero vívido a través del cual presentimos la tormenta que se nos viene encima.


Socialismo o fabulosa barbarie


El socialismo ha sido combatido con extrema saña por el capitalismo y sus epígonos, precisamente porque es eficaz y viable. De no serlo, la Humanidad habría economizado océanos de tinta propagandística, las cárceles habrían estado menos pobladas y luchar por un mundo justo y sin explotación no habría figurado entre las causas principales de muerte en el siglo XX, especialmente en América Latina. No escapa a nadie que en el caso cubano, por ejemplo, la irreconciliable posición estadounidense hacia el Gobierno revolucionario y hacia la sociedad socialista en su conjunto, es un conjuro para evitar su consolidación y extensión por la región. Más que de un caso de hostilidad geopolítica, estamos en presencia del castigo imperial contra los que osaron desafiarlo y demostrar que hay vida tras la derrota del capital rampante.

Mientras en el país capitalista más poderoso del planeta se acaba de aprobar una tímida reforma sanitaria que no garantiza el acceso a la salud a todos sus habitantes, en la pequeña y bloqueada Cuba ese derecho se garantizó hace más de medio siglo. Hoy, como recordaba Fidel Castro en una de sus “Reflexiones”, citando a dos profesores de la Universidad de Stanford, la esperanza de vida en la isla es de 78,6 años, se tiene el mayor índice per cápita de médicos y la menor tasa de mortalidad infantil, en comparación con el resto de los países latinoamericanos y caribeños. No hay nada milagroso en ello: eso, precisamente, es el socialismo.

En el estudio de los logros del socialismo, como sistema, opera la lógica opuesta a la que permite al capitalismo balcanizar y mediatizar el análisis crítico de sus derrotas y defectos. Si hay una buena asistencia de salud en Cuba, no se explicará jamás como resultado de la consecuente aplicación de políticas socialistas, basadas en formas de propiedad a favor de los trabajadores y las mayorías. Para Cuba, como para otros países empeñados en construir alternativas al modelo capitalista, los logros no serán jamás socialistas, pero los errores y derrotas, sí. Y a la hora de proponer remedios a los males, siempre aparecerá la panacea de los ajustes neoliberales, los llamados a renunciar a las utopías y sueños redentores, a reintegrarse mansamente al redil y ser debidamente castigado por el extravío.

El socialismo, a diferencia del capitalismo, es un sistema joven y potencialmente creador. Viene de regreso de una tormentosa infancia signada por el acoso implacable de sus enemigos y las enfermedades por las que atravesó, tan costosas a su propia causa. Pero aún no ha dicho su palabra definitiva; aún aportará a la Humanidad una salida verdaderamente humana a muchos de sus problemas. América Latina está demostrando que no se trata de un sistema decrépito, sino vivo. Y el término ha regresado al debate cultural y de ideas en Estados Unidos, de la mano del odio ultramontano de los neoconservadores al gobierno de Obama.

Los socialistas sabemos que muchos de los lastres de nuestra causa se deben no al exceso de socialismo en las políticas aplicadas, sino a su defecto; a la falta de audacia intelectual y práctica que nos ha hecho entregar banderas de combate como la libertad y la democracia, el cambio y la renovación permanente, a quienes en conciencia las aborrecen. Es hora de presentar batalla. Batalla de verdad. Es hora de romper el cerco estrecho. O seguiremos condenados hasta la eternidad a la fabulosa dictadura capitalista del “Fabulous Fab” de turno.



(Publicado en “Punto Final”, edición 713, 9 de julio, 2010)

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Exigimos respeto por Cuba y Venezuela. Manuel Cabieses Donos. PF.

Resulta bochornosa la conducta de los partidos de la Concertación respecto a Venezuela y Cuba, países hermanos que se ven acosados por una campaña de calumnias que promueven los sectores más reaccionarios de EE.UU., América Latina y Europa. No es novedad que el Partido Demócrata Cristiano encabece junto a la derecha iniciativas destinadas a insultar a Cuba y Venezuela. En cuanto miembro decisivo de la Organización Demócrata Cristiana de América (ODCA), de antigua participación en acciones abiertas y encubiertas contra la Revolución Cubana, el PDC ha hecho lo posible por contribuir al éxito de las agresiones, bloqueos, campañas y maniobras contra la isla, irreductible bastión de las ideas y principios revolucionarios en América Latina. El objetivo de la ODCA, durante muchos años, ha sido instalar en Cuba una cabeza de playa opositora que le permita aspirar a conducir el país en un futuro incierto. Pero ha debido conformarse con financiar un grupo de payasos del exilio. En los mismos pasos y con similares propósitos, anda la Internacional Socialista. Sin embargo, la realidad política de Cuba no se ha modificado un ápice ni por el bloqueo yanqui ni por las maniobras socialdemócratas y democratacristianas durante medio siglo. Por otra parte, la hostilidad del PDC (y la ODCA) contra el presidente Hugo Chávez y la revolución bolivariana, lleva también algunos años -más de doce- estrellándose contra el muro de una realidad que ni siquiera intentan comprender. La primera elección de Chávez, a fines de 1998, marcó el principio del fin de partidos históricos que se turnaban en el poder desde 1958: Copei (democratacristiano) y Acción Democrática (socialdemócrata), partidos hermanos de la DC y el PS de Chile. El profundo cambio político y social que significó la llegada de Chávez al gobierno, al iniciar una revolución popular que puso proa hacia el socialismo, significó casi la desaparición de Copei y AD.

Esos partidos clientelares abandonaron todos los principios democráticos que decían profesar y se desprestigiaron al apoyar el fracasado golpe de Estado de abril de 2002 y el paro patronal y sabotaje petrolero de 2002-2003. En definitiva, AD y Copei -y los desprendimientos que surgieron de esos partidos- terminaron convertidos en obedientes ejecutores de los proyectos políticos que elabora el Departamento de Estado en Washington. La agresiva actitud de la DC chilena contra Cuba y Venezuela es la continuidad de una línea que la llevó en los años 70 a conspirar contra el presidente Salvador Allende -y a celebrar su derrocamiento como un “triunfo democrático”-. Pero a ella se han sumado el Partido Socialista y el Partido por la Democracia (PPD). Llama la atención sobre todo el vergonzoso comportamiento del PS. Al asumir las posiciones anticubanas y antivenezolanas de la DC y la derecha, lo hace con mayor odiosidad aún, y aparentando la defensa de “derechos humanos” que son violados a diario bajo sus propias narices en Chile sin que se den por aludidos. Al tomar parte protagónica en la campaña contra Cuba y Venezuela, el PS ha cerrado un ciclo de vergonzante traición de su historia y de sus principios. Lo inició al asumir la defensa del capitalismo y al identificarse con la economía de mercado y sus inhumanas consecuencias sociales. Lo completó al dar la espalda a la vocación latinoamericanista de su origen. El PS -no gastemos pólvora en el PPD que es una ridícula murga disfrazada de partido- tiene suficiente experiencia histórica como para saber qué intereses se esconden detrás de las campañas contra Cuba y Venezuela. Sabe bien quién paga la música que hace bailar a los títeres de El Mercurio. ¿Hace falta que la sombra de Allende venga a reclamarles con voz tronante la desvergüenza de dirigentes que arrastran por el lodo la historia de ese partido? ¿No les causa siquiera rubor que la derecha los aplauda por sus insultos y calumnias contra Cuba y Venezuela? ¿No se dan cuenta que hasta la Cancillería -¡de este gobierno!- mantiene una posición mesurada y prudente que la diferencia de la histeria de los monstruosos quintillizos de la Concertación y la derecha? Cuba y Venezuela -mañana sin duda la campaña se ampliará a Bolivia y Ecuador-, merecen más respeto. Se lo han ganado por la férrea voluntad, coraje y sacrificio de sus pueblos.

Sus problemas e insuficiencias -¿y qué país no los tiene?- han de resolverlos ellos mismos, sin presiones ni amenazas externas. El rol de las naciones hermanas es fomentar sus lazos de solidaridad a través de su progresiva integración económica, cultural y política. Debemos impedir, sobre todo, que el imperio nos utilice para sus propios fines. Para esto hacen falta verdaderos partidos socialistas, capaces de incorporar a sus países a esta nueva época que comienza a vivir el continente, y que hace realidad lo que soñaron líderes visionarios como Allende y el Che.

(Editorial de “Punto Final”, edición Nº 713, 9 de julio, 2010)

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La cruzada macarthista del fiscal Lubjetic. Sergio Grez Toso

El académico y columnista Sergio Grez Toso disecciona la actuación del fiscal regional de La Araucanía, Francisco Ljubetic. Un nombre que, de acuerdo a Grez Toso, pugna por ganarse un puesto en la lista de los grandes inquisidores extraviados; esos que, lanzando a la bandada acusaciones sin mayor respaldo, parecen confundir rigor profesional con “cacería de brujas”.
“Hegel dice en alguna parte que todos
los grandes hechos y personajes de la historia universal
aparecen, como si dijéramos, dos veces.
Pero se olvidó de agregar: una vez como tragedia
y otra vez, como farsa” (Karl Marx).
____



LA TRAGEDIA

El senador por Wisconsin Joseph McCarthy fue un personaje de obscura trayectoria hasta que en 1950 acusó públicamente a 205 funcionarios del Departamento de Estado de los Estados Unidos de ser comunistas infiltrados. En el clima de la “Guerra Fría” de aquellos años, esta y otras acciones del mismo tipo le valieron una efímera notoriedad, muy superior a sus escasos méritos personales. En 1953 fue nombrado Presidente de la Subcomisión Permanente de Investigaciones del Senado, donde tuvieron que comparecer numerosos funcionarios de la administración norteamericana. Desde ese cargo McCarthy amplió su afiebrada cruzada y ejerció gran influencia sobre la “Comisión de Actividades Antiamericanas”, organismo dependiente de la Cámara de Representantes, que ya venía realizando su propia labor inquisidora desde fines de la década anterior. Centenares de miembros del gobierno, de la administración y de las fuerzas armadas fueron acusados por McCarthy de profesar la ideología comunista.

Las denuncias más absurdas, los procesos irregulares, las listas negras de sospechosos y demás características de las “cazas de brujas”, contribuyeron a crear un pesado clima político en los Estados Unidos. Pero McCarthy fue demasiado lejos. En 1954 acusó al Secretario de Defensa de encubrir actividades de espionaje extranjeras. Entonces, el Presidente Eisenhower y otros líderes republicanos se volvieron en su contra. Ese año McCarthy fue censurado y la retransmisión televisiva de una audiencia del Senado contra oficiales del Ejército por presuntas actividades comunistas, acabaron por desacreditarlo y aislarlo completamente. Su alcoholismo crónico le provocó la muerte (por cirrosis y hepatitis) en 1957, a los 48 años. El único “legado” histórico de McCarthy fue dejar su apellido para designar genéricamente las persecuciones paranoicas de ciertos poderes estatales a sus oponentes políticos y la violación de los derechos civiles en nombre de la seguridad nacional.

LA FARSA

El “macarthismo” ha seguido teniendo émulos en muchos lugares. Chile no ha sido la excepción. Durante la dictadura pinochetista la “caza de brujas” anticomunista y antiizquierdista alcanzó niveles de paroxismo. Los “humanoides” portadores del “cáncer marxista” debían ser denunciados, perseguidos y exterminados. Se suponía que el advenimiento de la democracia terminaría totalmente con esas prácticas. Craso error. Desde hace varios años, el Estado chileno ha respondido a la lucha de los mapuches por recuperar sus tierras ancestrales con allanamientos policiales a las comunidades, detenciones, maltratos de todo tipo, torturas, e incluso asesinatos de algunos de sus integrantes. A ello se ha sumado la acción “legal” de los fiscales especiales que persiguen judicialmente a los luchadores mapuches. Estos fiscales, que actúan como McCarthy montando acusaciones desprovistas de fundamentos sólidos, hacen gala de un paranoico celo persecutorio. De este modo tratan de dar un poco de realce y notoriedad a sus tristes carreras profesionales y, de paso, congraciarse con el poder para obtener un ascenso.

Entre estos sujetos destaca por sus incongruencias, mentalidad febril y debilidad por la figuración mediática, el fiscal regional de la Araucanía Francisco Ljubetic. Durante el último año, este funcionario viene anunciando por la prensa que militantes de la Coordinadora Arauco Malleco (CAM) habrían recibido instrucción militar en el extranjero, específicamente en Colombia, insinuando probables vínculos con las FARC. Todo en condicional. ¿Cuáles son sus pruebas? Sin arrugarse, este fiscal dice que hay comuneros mapuches que han viajado a países como Perú, Bolivia, Ecuador, Colombia Cuba y Venezuela, entre ellos el líder de la CAM, Héctor Llaitul, preso actualmente en Concepción. En otras entrevistas Ljubetic aseguró que la CAM recluta alumnos universitarios, en base a una “selección muy minuciosa” y que algunos vascos ligados indirectamente a ETA habían visitado las comunidades de Temucuicui y de Yeupeko, pero que no serían expulsados porque no estaban vinculados a hechos que pusieran en peligro a la seguridad nacional. Cabe señalar que luego de todas estas declaraciones impactantes, el fiscal de marras nunca ha podido probar algo que sea efectivamente constitutivo de delito.
Insatisfecho del magro resultado de sus pesquisas (a pesar de contar a su favor con las muy cuestionables armas de la Ley Antiterrorista, los “testigos sin rostro”, los períodos de “prisión preventiva”, la doble acción de tribunales civiles y militares para juzgar los mismos hechos, y los apremios ilegítimos a los que son sometidos sistemáticamente los mapuches detenidos), más recientemente el fiscal Ljubetic ha lanzado acusaciones aún más inconsistentes que las anteriores. Esta vez su blanco ha sido Pamela Pessoa, trabajadora social del Hospital de Cañete, pareja y madre de cuatro hijos de Héctor Llaitul. En entrevista al diario La Tercera (28.11.2009) Ljubetic ha afirmado que, al igual que Pessoa, tres o cuatro personas más vinculadas familiarmente a presos mapuches trabajan en servicios de salud del Estado. Con esto -confiesa orgulloso de su “perspicacia” el fiscal-“se le agotan las coincidencias” porque estas personas “no forman parte de grupos familiares pasivos, sino al contrario”.

¿Qué significan estas declaraciones sino una innoble persecución contra los familiares de los presos mapuches? No contento con encarcelar “preventivamente” a los weichafes, Ljubetic pretende extender la “caza de brujas” contra todo aquel que tenga algún vínculo personal o familiar con sus acusados. Ni McCarthy llegó a tanto. Ahora se trata de golpear a los militantes mapuches por todos lados, privando de sustento económico a sus hijos y sumiéndolos en un apartheid social. Las afirmaciones de Ljubetic son gravísimas porque comportan un atentado contra los derechos más esenciales de las personas, como ganarse honestamente la vida, viajar o asociarse políticamente. Aunque no sabemos si sus palabras son solo el fruto de su irresistible afán de figuración mediática o si responden a los requerimientos de terceros que le indican cómo proceder, lo cierto es que no deberían dejar indiferentes a las personas que valoran los derechos democráticos y las libertades civiles. Las afirmaciones de este personaje de poca monta pueden ser la punta del iceberg de una ofensiva más vasta, un sondeo para testear las reacciones de la población. Es imprescindible una enérgica reacción ciudadana contra estas prácticas inquisitoriales y las concepciones antidemocráticas que las inspiran. Todos estamos afectados, todos podemos ser víctimas potenciales de la paranoia macarthiana de fiscales como Ljubetic. Todos, chilenos y mapuches.

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En Chile aún se tortura. Hervi Lara B.

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha instituido el 26 de junio como Día Internacional de Apoyo a las Víctimas de la Tortura. Una conmemoración que no debería realizarse, porque la tortura no debería existir.
No obstante, en más de un tercio de los Estados miembros de la ONU, la tortura forma parte de los métodos de interrogatorio o se practica para castigar a los reclusos. Aún más inmoral es la existencia de instituciones que, en los procesos de formación de sus integrantes, se enseña a torturar.

El Informe de la Comisión sobre Prisión Política y Tortura, conocido como Informe Valech, señala que durante la dictadura militar que sufrió Chile entre 1973 y 1990, “la tortura operó como una herramienta de control político, sistemáticamente aplicada(…) Buscaba anular toda resistencia al régimen(…) Fue un quiebre vital que cruzó todas las dimensiones de la existencia de las víctimas y de sus familias.

En muchos casos, las huellas de esa experiencia traumática les acompañan hasta el presente(…) La persona que estuvo en prisión y fue torturada vivió no sólo el silencio propio, sino también el ajeno sobre su experiencia, transformada de este modo en un asunto privado”.

Agrega el citado Informe: “La tortura sufrida por las mujeres menores de edad, y por aquellas que se encontraban embarazadas, subraya la brutalidad ejercida y la gravedad de las consecuencias que les han afectado”. De las denunciantes ante la Comisión Valech, 316 dijeron haber sido violadas. 20 mujeres embarazadas abortaron. 15 tuvieron sus hijos en prisión. 13 quedaron embarazadas de sus violadores. 6 de ellas llegaron con sus embarazos a término.

Hubo hombres que relataron haber sido abusados sexualmente. Hubo numerosas denuncias de violaciones colectivas (a hombres y mujeres). En ciertos casos, la violación se produjo ante familiares.

Es difícil aceptar que aquellos chilenos que se desenvuelven en los círculos de poder, que se enriquecieron y ahora aparecen entre los más ricos del mundo, o que han sido nominados como embajadores en países vecinos, o los que consideran que es excesivo un sueldo mínimo de $180 mil pesos, desconocieran los hechos que, indirectamente, les han permitido acrecentar sus ingresos.

Más difícil de creer es que no los conocieran y son los que ahora se presentan como “pro vida”, o como defensores de “agendas valóricas”, o apoyan nombramientos de obispos que fueron funcionarios de Pinochet, dado que el 15 de diciembre de 1983, la Conferencia Episcopal publicó la declaración “Un camino cristiano”, afirmando que “aquellos que en alguna forma realizan, promueven o colaboran con la tortura, ofenden gravemente a Dios y la dignidad humana”(…) “Por tanto, no pueden recibir la Sagrada Comunión, ni moralmente ser padrinos en los Sacramentos de la Iglesia, los torturadores, sus cómplices y quienes, pudiendo impedir la tortura, no lo hacen”. (Nº 1).

LA TORTURA PERSISTE EN CHILE

Pero la tortura y la complicidad con ella continúa. Por ejemplo, el 4 de junio pasado, ocho gendarmes de Villarrica han sido formalizados tras la denuncia de torturas a trece internos, hecho captado por un celular.

El 10 de marzo, en Hualpén, Concepción, durante horas del toque de queda, cuatro infantes de marina dieron muerte a Daniel Riquelme, tras haber sido maniatado, golpeado y abandonado en una cancha de fútbol, según el testimonio de Iván Rojas, quien resultó sobreviviente.

Tras el terremoto del 27 de febrero, al caer un muro de la Cárcel de Chillán, los reos provocaron un motín, fugándose 269 internos, siendo capturados posteriormente 60 de ellos. Tres reos murieron por efecto de disparos de los gendarmes: Luis Guillermo López Valenzuela (26 años); Jonathan Andrés Aguirre Aguirre (21 años); Rodolfo Leal Medina (32 años). Horacio Núñez murió aplastado al encontrarse encadenado a su cama. Para el entonces Ministro de Justicia, este resultado fue “un triunfo el que se hubiese mantenido el orden”.

En 1984 se promulgó la ley 18.314, conocida como Ley Antiterrorista y que continúa vigente. Desde el 2001 se aplica al pueblo mapuche, por lo que en este momento hay 36 presos mapuche procesados por esta ley, que es contraria a las recomendaciones de Roberto Stavenhagen, Relator Especial de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, quien en 2003 dijo que “bajo ninguna circunstancia deberán ser criminalizadas o penalizadas las legítimas actividades de protesta o demanda social de las organizaciones y comunidades indígenas”.

Similar planteamiento tiene el Informe de Amnistía Internacional, que señala que al seguir aplicándose la Ley Antiterrorista, se está incumpliendo “tanto las promesas formuladas anteriormente por el gobierno respecto de no hacer uso de estas leyes, como las recomendaciones de diversos organismos internacionales de derechos humanos”.

Es un hecho que la Ley Antiterrorista viola las garantías procesales establecidas en normas internacionales como el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, que subraya la importancia de tener derecho al debido proceso, puesto que la Ley Antiterrorista admite “testigos sin rostro”, que pueden acusar e inculpar sin identificarse, violando así el derecho al juicio justo.

OTRAS CRÍTICAS INTERNACIONALES AL ESTADO CHILENO

En mayo de 2009, en Ginebra, durante el período de sesiones del Comité contra la Tortura de la ONU (CAT), sobre el cumplimiento de compromisos contraídos al ratificar la Convención contra la Tortura y otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanas o Degradantes, algunas recomendaciones se refieren a las deficientes condiciones al interior de las cárceles. Por tanto, se recomendó al Estado de Chile prestar atención ”particularmente en lo relativo a las condiciones materiales, el hacinamiento y los abusos y sanciones injustificados en la aplicación del régimen disciplinario”, así como también garantizar las necesidades fundamentales de todas las personas privadas de libertad. (Artículo 16).

Otras recomendaciones de la CAT al Estado de Chile se refieren a establecer un mecanismo nacional de prevención que tenga competencia para efectuar visitas periódicas a centros de detención, con el fin de implementar plenamente el Protocolo Facultativo a la Convención contra la Tortura.

Además, se pide establecer medidas de seguridad acordes con el respeto a la dignidad de las personas privadas de libertad, de manera que se eliminen las celdas de aislamiento.

El Consejo de Derechos Humanos estipuló que la definición legal de la tortura que señala la legislación chilena no se ajusta a la Convención de la ONU. Así como que la Constitución de Chile debe establecer “un sistema electoral más democrático”, que incorpore los derechos humanos “en su plena dimensión”, incluido el derecho a no ser víctima de torturas y otros tratos crueles, inhumanos o degradantes.

Se exige la delimitación de la competencia de la Justicia Militar; el término de la aplicación del DL de Amnistía de 1978; la anulación del principio de obediencia del Código Militar; se cuestiona la labor incompleta de las comisiones de verdad, que dejaron fuera a muchas víctimas; y se condena la aplicación de la Ley Antiterrorista contra el pueblo mapuche.

La ONU también explicita que el Estado de Chile aún no ha ratificado la Convención Americana sobre Desaparición Forzada de Personas; la Convención de 1968 sobre imprescriptibilidad de crímenes de guerra y contra la humanidad; se condenan las discriminaciones que padecen los pueblos originarios; los niños; los migrantes; las mujeres que carecen de derechos patrimoniales, además de carecer de derechos sexuales, reproductivos, sufren violencia doméstica e injusticias en los empleos y los ingresos.

También se enfatiza la ausencia de instituciones de protección de las personas frente a las violaciones de los derechos humanos y el no reconocimiento constitucional de los pueblos originarios.

Quienes hemos asumido una responsabilidad ética, continuaremos trabajando hasta que la tortura deje de existir.

* Hervi Lara es Integrante de la Comisión Ética Contra la Tortura (CECT)

Fuente: http://www.elciudadano.cl/2010/06/28/en-chile-aun-se-tortura/

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QUERIDO DIEGO, “PELUSA”, “PIBE DE ORO”, “DIEZ”, “DIOS”, “GORDO”:

PARA EL CASO DE QUE NO GANEMOS ESTE CAMPEONATO DEL MUNDO.
Quiero hacer memoria, para que no se te olvide a vos, ni a ninguno de los argentinos.
Eras un pibe de la villa miseria de Fiorito. Uno de esos asentamientos informales, insalubres y laberínticos, de viviendas precarias en las que se hacinan los desplazados. Síntoma brutal de la marginación y la pobreza, del que los políticos prefieren no hablar porque es poner en duda toda la estructura legal del sistema.
Jugabas porque el fútbol es la expansión de los humildes, un acto atemporal que los saca de las desdichas cotidianas. La vida te había negado casi todo, y vos, como miles de chicos argentinos, con tus zapatos rotos, te desquitabas a patadas.

En 1973 alguien te dijo:

- Che pibe, vamos a armar un equipo para jugar en el “Torneo Evita”, ¿Entrás?

Con tus piernas flacas y tu rostro de “negrito”, te convertiste en la pesadilla del torneo, nadie quería enfrentarte. “Los Cebollitas”, (así se llamaban), se llevaron la copa y al año siguiente ganaron el Campeonato de la 8ª División. El conjunto se mantuvo invicto 136 partidos y gracias a que “Los Cebollitas” se convirtieron en una sensación, conociste Perú y Uruguay, donde los invitaron a jugar. No tenías 12 años y ya eras campeón.

A alguien se le ocurrió hacerte debutar en las inferiores del Club Argentino Juniors. Resultó fácil, fue el primer acto ilícito de tu vida: te cambiaron el nombre y mintieron la edad, agregándote dos años para que te aceptaran. Algo completamente inútil porque tu brillo era tal que cuando te vieron jugar, todos preguntaban: ¿Quién ese pibe? ¿De dónde salió ese prodigio?

Entonces decidieron que era mejor ponerte en el entretiempo de los partidos de la Primera División para que entretuvieras a la hinchada haciendo malabares con la pelota. Naciste mago. Siempre la pelota ha hecho todo lo que querés, ¿O será al revés?

Llegaste a la villa eufórico:

- ¡Mamá, me pagaron!

Doña Dalma te dio un beso y tu padre Diego te regaló una sonrisa y una palmada afectuosa. Hasta hay un viejo comercial de Coca Cola, donde se ve a aquel muchachito haciendo maravillas.

La primera vez que figuraste en los diarios, (esos que cada vez que pueden, intentan destruirte por tus ideas), tenías diez años. El Clarín decía: “Había un pibe con porte y clase de ‘crack’…”. Este periodista no sabía que aún faltaban por llenar muchas páginas hablando del “Pibe de Fiorito”. Porque en dos años ascendiste ocho divisiones en Argentinos Juniors, de novena a primera, y comenzaste a dibujar tu historia con goles: en 1978, aunque te consagraste como el goleador del Metropolitano, el flaco Menotti te dejó fuera de la Selección que ganó el campeonato porque eras muy niño, pero al año siguiente nos trajiste la Copa del Mundial Juvenil.

Por ese tiempo, aunque River te quería contratar y te ofreció lo mismo que ganaba Ubaldo Fillol, el jugador mejor pagado de entonces, decidiste jugar para Boca, que estaba en serios problemas económicos y no podía comprar tu pase. Nos hiciste campeones, pero duraste poco. Europa siempre ha pagado mejor y te fuiste al Sevilla y después al Nápoles.

El Mundial de México 86, siempre será recordado como “el Mundial de Maradona” y podría escribir muchas páginas con las emociones que nos hiciste vivir, porque cada vez que mandaste la pelota al fondo de la red, no era un gol de Maradona, era un tanto de desquite de todos los humildes de tu pueblo.

La FIFA, aún a regañadientes, (los oligarcas del fútbol no te quieren Diego) tuvo que elegirte como al mejor jugador del siglo XX. Para nosotros significas mucho más. Siempre recordaré cuando como consecuencia de haber caído en los abismos de la droga, te tuvieron que internar de urgencia y una multitud angustiada hizo intransitable cuadras enteras en torno al hospital. Alguien puso un gran cartel: “El cielo tiene que esperar”, otro decía: “Siempre vivirás, Dios no quiere competencia.”, otro: “Jesús resucitó una vez. Vos, miles.”, y quizá el más significativo rezaba: “Diego, no aflojés que vas a salir. No podés perder. No te olvides que Maradona juega para vos.”

Saliste de la droga como también te levantaste de cada golpe que te dieron en la cancha, pero los medios internacionales siempre magnificaron tu adicción a las drogas y cada error que cometías, porque lo que no te perdonan es que a pesar del dinero, la fama y la gloria, nunca olvidaste al pibe de la villa de Fiorito y que cada uno de tus mensajes políticos mueva la conciencia de los pobres y explotados del mundo.

El mercado puede aceptar que seas un genio del fútbol, pero no que te hayas convertido en la compensación para una sociedad frustrada por varias dictaduras militares y desgastada por el accionar de políticos corruptos.

Se acepta, ¿qué otro remedio les queda?, que seas un campeón, más no que reflejes los sentimientos de los despojados que necesitan creer que Dios no está tan lejos.

Eso no te lo van a perdonar nunca Diego.

La FIFA no te puede perdonar que promuevas la sindicalización de los jugadores, a los que llamas “los obreros del fútbol”, porque eso echaría por tierra un negocio que mueve millones de dólares cada cuatro años.

Si Maradona dona una escuela, o promueve una colecta para los niños pobres con parálisis, no saldrá en la primera plana de ningún periódico del mundo, porque lo imperdonable no son estos actos en sí, sino que lo hagas siempre diciendo que sólo estás devolviendo algo de lo que los poderosos roban a la gente.

Demagogo, populista, oportunista, drogadicto, son los calificativos aconsejados por los señores de la SIP para poner junto a tu nombre. Como también aconsejan destacar siempre las declaraciones del señor Pelé, porque ese si es “bueno”. Se coloca debajo de un cartel de alguna firma de productos deportivos, que por supuesto le paga, para reivindicar siempre al sistema y defender sus intereses. De eso vive.

No te van a perdonar tus visitas a Chávez, o que tengas al Ché tatuado en tu hombro.

La única vez que te tuve cerca fue cuando en noviembre de 2005, con motivo de la Cumbre de Presidentes de Mar del Plata, nos invitaste a ir a repudiar la presencia de Bush en la Argentina.

Los grandes diarios del mundo, no publicaron en estos días la foto de la Selección Argentina despidiéndose rumbo a Sudáfrica con una gran pancarta que decía: “Apoyamos a las abuelas de Plaza de Mayo para el Premio Nobel de la Paz”. Ni tampoco la noticia de que recibiste en Pretoria a Estela Carlotto con un gran abrazo.

Eso no se perdona Diego.

El fútbol, vos lo sabés mejor que nadie, es un juego impredecible y como bien declaraste: “No hay favoritos. Cualquiera te puede clavar la pelota en el ángulo y todo lo que hiciste… Chau”. Todo es posible, pero por todo esto y mucho más quiero decirte que si eso sucede, no te hagas ningún problema, porque con nosotros ya cumpliste.

Gracias por ser Maradona.

Gracias por ser nuestra alegría y nuestra esperanza.

Gracias por no olvidar al pibe de Fiorito.

Gracias por representarnos siempre a todos con dignidad.

Gracias campeón.

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