Enterrados vivos desde hace muchos años por haber luchado contra una dictadura recientemente reconocida culpable de crímenes de Estado: son muchos ex guerrilleros del Mrta( Movimiento Revolucionario Túpac Amaru), organización que la Unión Europea, a pesar de la solicitud del gobierno peruano no ha incluido en la lista de los grupos terroristas. Hemos entrevistado por medio de sus abogados, ya que su régimen carcelario no lo permite de otra forma, al fundador y ex líder del Mrta, Víctor Polay Campos. Quien pide una campaña internacional por una solución política: “nuestra lucha era justa y no ha sido en vano. Pero el tiempo de las armas ha terminado en Perú y en una América Latina a la que hay que mirar con esperanza y optimismo”.
Había una fiesta el 17 diciembre de 1997 en la residencia del embajador japonés en el Perú del dictador Alberto Fujimori, cuando catorce guerrilleros del Mrta (Movimiento revolucionario Túpac Amaru) encabezados por Néstor Cerpa Cartolini irrumpieron en el salón tomando como rehenes a los encumbrados invitados, contra quienes nunca usaron violencia. Los catorce emerretistas pedían la liberación de 400 presos políticos del Movimiento, desde años encerrados en las cárceles del país, al frío de los 4000 metros como en Yanamayo o en “celdas tumbas” como en la base naval del Callao, llamada la “Guantánamo peruana”, donde ya entonces estaba detenido el ideólogo y jefe político y militar del Mrta: Víctor Polay Campos.
La toma de la embajada terminó en una masacre. Después de cuatro meses de resistencia, ignorada por la política internacional aunque se desarrollaba ante los ojos del mundo entero y en el contexto de una América Latina en las tinieblas de las dictaduras o de los gobiernos neo liberales de derecha, todos los guerrilleros fueron ejecutados, luego de rendirse, en un blitz de las fuerzas armadas especiales de Perú el 22 abril de 1997. Hace doce años. Parece una eternidad. Mucho ha cambiado en América Latina, que vive nuevos amaneceres. En Perú no es así.
En el 2003 la “Comisión de la Verdad y la Reconciliación” ha evidenciado que la guerrilla de los Túpac Amaru se diferenciaba de la de Sendero Luminoso por “métodos y objetivos” por “reivindicar siempre sus acciones, por abstenerse de atacar a la población inerme y en algunas coyunturas dio muestras de estar abierta a negociaciones de paz”. El Mrta considerado por la misma Comisión responsable de apenas el 1,8% de las muertes y desapariciones de persona ocurridas bajo el conflicto armado entre los años 1980 y 2000 (contra el 54% de Sendero Luminoso y el 37% de las Fuerzas Armadas) ha luchado contra dos de los gobiernos más controvertidos de la historia del país.
Víctor Polay ahora de 58 años, ha pasado en la cárcel casi veinte años de su vida. Desde el 1993 se encuentra el la prisión militar del Callao. Antes condenado a cadena perpetua por un tribunal de “jueces sin rostro”, la sentencia fue luego cancelada por las presiones de las organizaciones internacionales de defensa de los derechos humanos. Un nuevo juicio “regular” en 2006 lo ha condenado a 32 años, luego elevados a 35 por la Corte Suprema en 2008; también a los demás integrantes de la cúpula del Mrta han sido elevadas las condenas. Por casi una década ha vivido en condiciones que la Cruz Roja Internacional ha definido “subhumanas”; según la denuncia presentada por su esposa ante la Corte interamericana de Derechos Humanos, ha sido detenido antes en gélidas celdas de montaña en donde la temperatura bajaba a los cero grados sin ropa adecuada, luego en celdas subterráneas con luz artificial por 23 horas y media por día, sometido a torturas y amenzas.
Todavía detenido en el Callao, Víctor Polay contesta a nuestras preguntas por medio de sus abogados. Una manera de quebrar el silencio que rodea su historia y la de sus compañeros. Y de lanzar a nivel internacional por lo menos una campaña para pedir el traslado de Víctor Polay y sus compañeros en una cárcel civil.
Recientemente la Unión Europea ha rechazado insertar el Mrta en la lista de las organizaciones terroristas cómo había pedido el gobierno peruano. Además el 7 abril de este año la Corte Suprema de Justicia de Perú ha condenado a Alberto Fujimori a 25 años de cárcel por haber cometido crímenes de Estado y violaciones de los derechos humanos. ¿Cómo comentas estas decisiones?
Existían pruebas contundentes e irrefutables sobre la participación de Fujimori en diferentes crímenes en donde fueron masacrados civiles inermes. Claro, solo fue juzgado por homicidio y no por terrorismo de Estado como debió ser. Sin embargo la Corte ha reconocido que existía una política general de guerra sucia, violatoria de los derechos humanos organizada y dirigida desde la máxima instancia del gobierno.
En cuanto a la Unión Europea hoy me parece irrelevante la calificación que puedan dar los organismos internacionales sobre el Mrta ya que éste no existe más como organización político-militar. La derecha del Perú hace un enorme escándalo porque la Unión Europea no considera necesario incorporarnos en la lista de organizaciones terroristas. Se quiere descalificar para siempre a quienes tuvieron la osadía de levantarse en armas contra el sistema injusto, porque consideran que es un mal ejemplo.
De hecho la Corte Suprema de Perú ha elevado las condenas a la cúpula del Mrta...
Existe en el país lo que yo llamaría el “populismo penal”, es decir mostrar que la protesta o conflictos sociales se resuelven con mayores penas. Esto no es gratuito, forma parte del arsenal ideológico del neoliberalismo que utiliza para estos fines la casi totalidad de los medios de comunicación.
Durante nuestro juicio y en particular en los días previos de la sentencia se discutió en los medios una avalancha de declaraciones, informes y artículos muy negativos contra nosotros que sin duda alguna influenciaron en la decisión de los jueces. Ellos tuvieron el terror de ser linchados mediáticamente. La pena máxima de 35 años se cumplió a través del ¡ay de los vencidos!.
Después de la caída de Fujimori, ¿usted y los demás presos políticos pudieron constatar una mejora de las condiciones carcelarias?
En forma paulatina se estuvo reduciendo el aislamiento interno entre los presos. Hoy se abren las puertas de las celdas individuales a las 9am. y se cierran a las 8pm; sin embargo aún se mantiene el aislamiento externo ya que las posibilidades de visitas son muy restringidas, solo están autorizadas las de los familiares directos. Yo solo recibo la visita de una hermana; mi madre está delicada y puede venir muy pocas veces y mi esposa e hijos viven como refugiados en Francia.
Además por el hecho de estar en un cuartel de la marina existen muchas restricciones. Y mientras se supone que todos los regímenes son progresivos, es decir conforme pasan los años se van obteniendo más beneficios, yo sigo prácticamente en la misma situación. Mi mundo está reducido a ver a mi hermana y 3 presos que están en la Base.
A la luz de la condena de Fujimori, ¿cree que el país esté listo para una amnistía para los presos políticos como usted y sus compañeros?
En los casi 200 años de la historia republicana, las amnistías han sido una forma de buscar la reconciliación de las personas después de una conflicto armado interno. Así fue con los insurrectos apristas de 1932 y 1948 y, luego con los guerrilleros de la década de los ’60. Ahora soy conciente que el problema es principalmente político y que se necesita una campaña muy fuerte para que la opinión pública nacional e internacional influya en una salida política. Pienso que ya ha llegado el momento de plantear este problema en el país porque estoy seguro de los que fuimos capaces de entregar nuestras vidas por un ideal de justicia, en las nuevas condiciones que vive el país podemos contribuir sin armas a la construcción de una sociedad solidaria y menos injusta, sin el uso de las armas. No basta la democracia formal y representativa, si no está acompañada de una democracia económica social y participativa.
Centenares de presos del ex Mrta que han salido en libertad, están rehaciendo su vida, resolviendo sus problemas de substistencia, estudios y familiares etc. No es facil volver a la vida normal después de 10 a 15 años de militancia. La reacción quisiera que regresaran con la cabeza gacha y se olvidaran de sus inquietudes sociales, pero esto es imposible para quien ha entregado su vida a un ideal. Además sabemos que el pueblo a pesar de todas las campañas de satanización contra nosotros tiene un respeto y cariño especial a los que combatieron consecuentemente y no se sometieron a la dictatura.
¿Y por la reintegracíon de los ex integrantes del Mrta en la vida política del país? Usted afirmó ante la Comisión de Verdad y Reconciliación que la lucha armada no es más una solución para resolver los problemas del pueblo.
Desgraciadamente muchas de las causas que dieron nacimiento a la insurgencia se mantienen . El crecimiento económico no ha traído un desarrollo social. El actual modelo neoliberal basado en la mano de obra barata, reprimarización de la economía y dirigido principalmente a la demanda externa sigue haciendo más ricos a los ricos, y mantiene en la exclusión a las mayorías nacionales.
La tarea de la hora es formar una fuerza social y política capaz de levantar un programa de transformacíon.
Hoy muchos ex miembros del Mrta, junto con nuevas generaciones de militantes se encuentran organizando el Movimiento Patria Libre que quiere participar en la lucha política y en las próximas elecciones del 2011. Lo único que pido es que no se les persiga, ni acose, como vienen haciendo, ya que las libertades democráticas no pueden ser discriminatorias. La democracia es para todos y todas
Desde El Callao, ¿qué esperanzas tiene usted en países cómo Bolivia, Venezuela, Ecuador, Cuba, que proponen al mundo otro modelo de organización social, de democracia, de justicia ecológica nacional e internacional, de vida por fin, un modelo en donde también los ideales y prácticas indígenas son tan importantes?
Gobiernos como ellos están demostrando que otro mundo es posible, junto a los trabajadores del campo, de la ciudad, los jóvenes, las mujeres, los pueblos indígenas, las minorías, los defensores del medio ambiente, los olvidados. Se han convertido en un referente que avanza impetuoso a la conquista de sus derechos históricos.
El Mrta trató de hablar al mundo desde Lima con la toma de la embajada japonesa entre diciembre de 1996 y abril de 1997. El mundo entonces no escuchó. ¿Usted cree que ahora sería diferente? ¿Y cuál sería el mensaje?
La condena a Fujimori ha demostrado que la insurgencia del Mrta era justa. Hoy daría un mensaje de optimismo y esperanza porque los peores años de la reacción han pasado, si vemos en el tiempo los años de la lucha no han sido en vano. Sus sueños siguen viviendo en los nuevos brazos que se alzan a lo largo del Perú y América Latina.
por
Marinella Correggia
Annalisa Melandri - www.annalisamelandri.it
il manifesto (Roma, Italia)
10/9/2009
11/19/2009
Túpac Amaru en espera del alba. Entrevista a Víctor Polay Campos.
Etiquetas: nuestramérica, perú
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