3/23/2009

¿Por qué homenajeamos al Compañero Sendic?

Texto leído el lunes 16 de marzo, de noche, en la Plaza Sendic, de La Teja (Montevideo), al cumplirse 84 años del nacimiento de Raúl "Bebe" Sendic (hubo una representación del Grupo "Basquadé", rescatando aspectos de la civilización y la cultura Charrúa):

De nuevo Raúl Sendic cumple años en su elemento natural – una humildísima plaza de barrio-, rodeado de los suyos -gente común y corriente que no se resigna a creer que la opresión sea eterna ni eternas las derrotas.

Este 16 de marzo, el de sus 84 años, ni se parece a aquel de sus 37 en el monte del Itacumbú de 1962, en Bella Unión, donde el tímido festejo había sido con caña brasilera, mate dulce y achuras de chancho, entre una muchedumbre de familias cañeras sublevadas desde hacía dos meses contra los yanquis del ingenio azucarero, que más que capitalistas – y menos- se comportaban como auténticos y repudiables amos esclavistas y criminales señores feudales, con la anuencia de caricaturas de gobernantes que todavía se llenaban la boca con las palabras “libertad” y “democracia”.

No somos aquellos 300 heroicos cañeros del Norte resueltos a correr a palos y pedradas al camión repleto de rompehuelgas, arremeter con furia sobre la “inexpugnable” planta de Cainsa, vulnerar el cerco de matones y milicos, ocupar las instalaciones y retener a los gerentes y alcahuetes de la multinacional, hasta conquistar algo tan sencillo como el pago en fecha del mísero salario, la disminución de las brutales jornadas de trabajo y la eliminación de la balanza estafadora y un bono rapiñero con el que se los obligaba a gastar sus pocos pesos en la cantina de los mismos yanquis sin alma.

No somos los peludos del ´62, no somos los obreros del campo y la ciudad que empezaban a mostrarnos con hechos que la pelea de la clase trabajadora es la pelea por la revolución. No estamos en las orillas del Itacumbú agazapados para frenar a los rompehuelgas y los traidores, y a los milicos armados a guerra con la orden de dejarnos confinados a los territorios marginales del hambre y la sumisión, en la antesala de la maldita y corrupta dictadura “cívico-militar”.

No somos, no, la muchedumbre de ayer sublevada contra los capitales extranjeros adueñados del 4 o 5 % del territorio nacional … Hoy somos una pequeña parte de lo que quedó de la derrota de aquellos trabajadores sublevados, y estamos en el Uruguay en el que la tierra sigue enajenándose por multinacionales en más de un 30%, arrebatada de manos de pequeñas y medianas familias de productores estafados y endeudados, que con suerte podrán convertirse en peones zafrales del campo o desgraciados changadores de ciudades ganadas por la desocupación, el asistencialismo inútil y la fantasía de gigantescos supermercados también extranjeros pletóricos de lo que nadie podrá jamás comprar.

No somos lo que tendremos que ser, sí o sí, con muchas más y más fuertes razones que al comienzo de los 60, para que la tierra sea para el que la trabaja y que este país pertenezca al pueblo trabajador y no a una manga de zánganos y chupasangre …

No somos, todavía, ni tantos ni tan buenos, aunque no es poco asumirlo y tratar día a día de contribuir, sin soberbia ni perfilismos, a rehacer, mejor aun que hace 47 años, con más modestia y menos sectarismo, el entramado de rebeldía organizada y revolución sin el que la opresión, la explotación y el crimen burgués, seguirán siendo impunes y triunfantes.

Esto no es el monte del Itacumbú sublevado, y así es hoy el cumpleaños 84 de Raúl Sendic Antonaccio, en su elemento natural y rodeado de los suyos: esta plaza que se llama Raúl Sendic y no Samuel Lafone, y nosotros, apenas este puñadito de pueblo reunido para aumentar nuestra fé revolucionaria recordando el día del nacimiento de uno de los nuestros...

Pues, pese a todo, igual podemos, con emoción y amor revolucionario, festejar este día, alzando, en lugar de copas y papelitos de colores, la voz y los puños, y gritar a los cuatro vientos por qué homenajeamos al querido Compañero “Bebe” Sendic:

Porque fue un hombre que vivió y peleó contra un sistema injusto y murió como vivió; digno y fiel a sus ideas.

Porque esa lucha tiene más vigencia que entonces.

Porque a la miseria se la combate y no se la administra; porque a la injusticia se la denuncia y no se la evita mirando para otro lado.

Porque la gran pobreza de muchos es irracional e injustificada y se elimina luchando contra la mucha riqueza de unos pocos.

Porque no queremos, como “El Bebe” no lo quiso, transas infames; porque homenajear a un luchador social es seguir luchando con los de pata en el suelo por el cambio social.

Porque queremos una realidad distinta y queremos que esa realidad se construya desde abajo; con tierra para quien la trabaja; con fábricas humeando en poder de los trabajadores; con escuelas donde los niños aprendan a ser personas pensantes, con universidades populares de cara a la gente; con gobiernos del pueblo y para el pueblo.

Porque queremos una sociedad distinta: sin explotados ni explotadores.

Porque es posible y necesario.

Porque queremos seguir luchando por hacer realidad sus sueños y los de Artigas.

Porque no vamos a rendirnos y porque vamos a organizarnos para seguir con la llama de la revolución encendida y entregarla, mano a mano, por toda nuestra tierra, para que la tomen otras manos y la multipliquen, hasta la victoria.

El compañero Raúl Sendic vive en el corazón del pueblo en lucha.

Coordinación "Hasta la Victoria", 16 de marzo de 2009, Montevideo

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