La crisis mundial del capitalismo ha llegado a Chile y está golpeando duramente a los trabajadores. Sólo en enero se produjeron más de 150 mil despidos. Pese a las cuentas alegres de la presidenta Bachelet y su ministro Velasco, la recesión ya está instalada en el país. Las exportaciones, componente crítico de nuestra economía (dada la apertura comercial impulsada por los gobiernos concertacionistas) cayeron un 41% en un año. El blindaje económico prometido es una farsa para millones de modestos compatriotas.
Ante esta situación, el Movimiento Generación 80 (G-80), estima que el principal deber político de las fuerzas de izquierda y progresistas es defender política y socialmente a los trabajadores y al pueblo de los efectos devastadores de la crisis capitalista, y avanzar en la construcción de una alternativa política de carácter democrático y popular, claramente diferenciada e independiente de las dos fracciones en el poder, la Alianza y la Concertación.
El Juntos Podemos nació a la vida política con ese predicamento. Compartiendo esa visión, G-80 se incorporó a este referente para la campaña electoral del año 2005. Siempre hemos entendido que la unidad de la izquierda no es una consigna vacía, sino la expresión de la voluntad de levantar una alternativa que confronte a los bloques que solo administran el modelo neoliberal instaurado.
Lamentablemente, a la vuelta de cuatro años, las principales fuerzas políticas del Juntos Podemos están abandonando esa perspectiva política y han resuelto unirse a la fracción supuestamente “progresista” del bloque en el poder para combatir juntos al sector más “reaccionario”. El instrumento político de esta alianza sería un pacto parlamentario por inclusión con la Concertación y un compromiso de apoyo electoral en la eventual segunda vuelta presidencial a fines del 2009.
Esta alianza se justifica sosteniendo que romperá con la exclusión, basándose en la ilusión de que un par de diputados en el actual Parlamento binominal cambiará sustancialmente el cuadro político, sin embargo, creemos que con ello sólo se consigue dejar de lado la construcción de un referente político alternativo al neoliberalismo. Pronosticamos que de perseverar en esta línea el resultado será lesivo para los intereses populares.
Demostración de lo anterior es el hecho que de los cinco puntos negociados el 2005 por algunas fuerzas del JP con la entonces candidata presidencial, Michelle Bachelet para apoyarla en la segunda vuelta, ninguno fue cumplido. Extrañamente, hoy nadie reclama por ello.
El comportamiento político de estas fuerzas del JP en el último tiempo desmiente el mero carácter “instrumental” del pacto. En la práctica, han adoptado el discurso concertacionista contra la Alianza por Chile y su candidato presidencial, el especulador Sebastián Piñera. Con ello, están renunciando a denunciar el carácter neoliberal de la propia Concertación y sus gobiernos, y a hacer claridad política respecto del verdadero cogobierno que ha existido durante veinte años de eterna “transición”.
Para esta campaña electoral, el Movimiento G-80 planteó al resto de las fuerzas del Juntos Podemos la necesidad de concordar un programa, un candidato y una lista parlamentaria que representaran claramente una alternativa frente al dúo polio Concertación – Alianza. Además, proponíamos dirimir los tres puntos anteriores consultando a las bases del pueblo allendista que desencadenara un proceso de movilización y organización a nivel de todas las comunas del país. Al proceder así, obrábamos en el sentido de los postulados políticos que representaba el Juntos Podemos el año 2005.
La actual posición adoptada por el PC, el PH y la IC significa en los hechos la postergación de la idea de construcción de una alternativa, prefieren sumarse a la fracción “progresista” del bloque en el poder. De esa forma, el Juntos Podemos ha dejado de existir como alternativa política de izquierda. El timbre y el logo seguirán existiendo, pero sólo como meras fachadas, máscaras vacías de lo que una vez fue el intento de agrupar a los sectores consecuentemente democráticos.
Por cierto, no deja de ser curioso el hecho que esta decisión se tome entre cuatro paredes sin dar espacio a que el conjunto de fuerzas políticas y sociales que conformaron el JP emitan su parecer. Las prácticas de definir cupularmente el rumbo de las fuerzas progresistas es un mal todavía muy arraigado en la dirigencia política.
Nosotros seguiremos adelante, buscando reconstruir la unidad de la izquierda, hoy destruida en la práctica. En ese sentido, celebramos los pronunciamientos de los precandidatos de izquierda Alejandro Navarro y Pamela Jiles que se han manifestado por aportar en esa dirección. Saludamos al Movimiento Amplio Social, MAS, por perseverar en la búsqueda de un proyecto de izquierda y rechazamos las críticas que le hacen partidos que, con su accionar, están renunciado a la construcción de una alternativa al modelo neoliberal implantado.
Bregaremos porque en un futuro próximo el conjunto de las fuerzas de izquierda vuelvan a ponerse de nuevo al servicio de los intereses del pueblo. Pero ello requiere previamente levantar una verdadera alternativa política de izquierda independiente, genuinamente democrática, popular y anticapitalista, que sea capaz de encabezar la construcción de una hegemonía alternativa a la hegemonía capitalista que impera en Chile.
Una alternativa política democrática y popular debe ponerse al servicio de los trabajadores y el pueblo, encabezando la lucha contra la crisis y sus efectos, sin andar cuidando la gobernabilidad de la administración concertacionista. Sólo la lucha popular más decidida, sólo la irrupción del pueblo en las calles permitirá abrir espacios políticos, como lo ha demostrado una y otra vez la historia de nuestra patria y la reciente experiencia de varios pueblos latinoamericanos hermanos.
Estamos convencidos que de la actitud con que la izquierda enfrente este año electoral, de profundo desprestigio de la clase gobernante y de grandes impactos sociales por la crisis del capitalismo en Chile, determinará el éxito del surgimiento de una alternativa de izquierda. Este debe ser un año de lucha de los trabajadores y el pueblo. El abordaje de la coyuntura electoral debe estar subordinado a esa tarea.
Como Movimiento G-80 apoyaremos una candidatura que esté dispuesta a expresar y alentar el descontento contra el modelo neoliberal y la lucha de los trabajadores contra los administradores civiles del modelo pinochetista. Buscaremos activamente construir convergencias políticas con quienes estén trabajando en esta misma perspectiva
3/18/2009
G-80: A CONSTRUIR LA VERDADERA ALTERNATIVA DEMOCRÁTICA Y POPULAR
Etiquetas: chile
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario