El voceado barco neoliberal de la economía chilena, que sus constructores, los economistas del sistema, aseguraban blindada, hace agua por todos lados.
El Imacec[1] de mayo mostró una nueva caída de 4,4 % en 12 meses y una contracción respecto de abril. Se acumulan así siete meses de consecutivos de crecimiento negativo. La economía chilena ha caído 5,3 % en los últimos cuatro trimestres (2008-2009). El desempleo llegó a 10,2 % en marzo – mayo y esto significa que en los meses más duros del invierno el desempleo llegará al 12 %, es decir si consideramos que mediante los artilugios estadísticos estas cifran están disminuidos en 2 o 3 puntos porcentuales con respecto a la realidad tendríamos alrededor de un 15 % de desempleo real, es decir, alrededor de un millón de desempleados a los que hay que agregar, a los miles que están fuera de los sistemas estadísticos como los indigentes y otros seres habitantes de las llagas del sistema.
Si bien las proyecciones de los bien aceitados cerebros de los ideólogos del modelo se han ido desplomando uno a uno, en la onda expansiva de la crisis, sorprende el no reconocimiento oficial de que en Chile existe una recesión declarada. El concepto parece haber sido borrado del lenguaje oficial.
También sorprende el desparpajo de los responsables no oficiales de la recesión en curso que refugiados en la vereda de enfrente alzan voces contra el fracaso de la economía, creatura que ellos impusieron en su momento, dictadura de por medio. Economistas como Felipe Larraín Coordinador de la Comisión Macroeconómica de la Candidatura Presidencial de Sebastián Piñera es un buen ejemplo representativo de este desparpajo de clase, tan característico de la burguesía chilena, enmascarada hoy en la denominada Alianza por Chile, (¡Naturalmente por Chile, no faltaba más!) etiqueta que esconde el feo rostro fascista de la derecha chilena.
Esta gente en medio de esta recesión de la cual son socios artífices, ofrece su “nueva” receta económica que tiene como base el “crecimiento económico”, maná que llegará ¡ahora si!, a todos en chorreo interminable. Crecimiento, del 6 % para un improbable 2010 – 2013, que señalan solícitos es más del doble del 2,7 % logrado por el gobierno de Bachelet. Estos magos de la economía crearán 200 mil empleos por año, erradicarán la indigencia para un improbable 2014 y por fin la pobreza, en un aún más improbable 2018. “Así, Chile podría llegar al desarrollo sin pobreza para el Bicentenario de nuestra Independencia.”[2]
Es claro que los logros prometidos tan sueltos de cuerpo “están respaldados por un conjunto potente de políticas” (sic) entre las que los magos de feria muestran la novedad del año: el trabajo “desde el hogar”. Nótese la connotación cálida de la palabra hogar que seguramente traerá poderosas remembranzas a los deudores habitacionales que tuvieron durante interminables días su hogar en las riberas pestilentes del río Mapocho, y que hoy masacran sus cuerpos en una huelga de hambre interminable merced de las gracias y creaciones de estos individuos que manejan tras bambalinas los mecanismos de las deudas hipotecarias, germen generador de la crisis.
También dentro de las potencias para el desarrollo sin pobreza se incorpora la flexibilidad pactada, cuestión que en el lengua retorcido de esta gente, oculta el hecho llano y simple de la aspiración a la totalidad para poder contratar y despedir sin trabas a las “necesidades de la empresa” tan ocupado durante los días siniestros de la dictadura.
Para crecer al 6 % también se requiere inversión y este mágico programa se propone llevarla a un 28 % del PIB ¡en el 2013! Y como ellos dicen con las remembranzas obscurantistas platónicas y medievales, que les son tan caras, creará lo perfecto: el círculo virtuoso entre inversión y crecimiento. No dicen que tras esto está el saqueo de los recursos del país y su entrega a las transnacionales.
Finalmente, nos proponen, un “salto en la productividad” eufemismo para no declarar aumentar el grado de explotación. Los falsos profetas del cambio, proponen las buenas nuevas: nuevos estatutos para la Pymes y mejorar su acceso al financiamiento, parece vana la pregunta de ¿por qué no lo han hecho todo este tiempo, ellos que son los dueños de los bancos y financieras? Reactivación de concesiones de obras públicas, extendiéndolas a otras áreas como educación y salud y claro todo esto a través de una nueva ley de concesiones es decir nuevas entregas del patrimonio social al apetito insaciable del interés privado; reforma del Estado, modernización de las empresas pública, es decir, privatización y reducción de lo que queda del espacio social; promoción de la ciencia y la innovación. Ellos, los mentores del concepto de las ventajas comparativas que han predicado durante años: mejor concentrarse en lo que tenemos ventajas claras como son los recursos naturales y mano de obra barata; y la guinda de la torta la “verdadera mejora en la calidad de la educación”, propuesto esto por los creadores del actual estado de cosas: educación de calidad para quienes pagan y cualquiera cosa para el perraje.
Los tipos de la Comisión Macro-Piñera son notables en su estolidez, pero de la mano de Larraín presienten que toda esta palabrería no tiene sustancia y que están repitiendo la receta hasta el hastío y se trasladan del mundo objetivo de las medidas económicas a un esotérico mundo de los sueños “recuperación del entusiasmo para hacer las cosas bien…para que todos puedan perseguir sus sueños”. “Ese es el Chile que soñamos camino al Bicentenario”.
Uno se pregunta si esta ensalada de proposiciones desgastadas que han sido el caballo de batalla de la derecha chilena tiene alguna credibilidad entre los trabajadores. Ellos han estado sometido a ellas durante casi doscientos años, casi sin interrupciones. Lo que se celebrará en el Bicentenario es la perpetuación del estado de cosas.
Si los trabajadores quieren encontrarse con la voces que le son propias es cuestión que recurran al Programa Histórico de la Unidad Popular donde están plasmadas claras y precisas las medidas reales que permitirían construir un Chile Nuevo y Popular único marco digno para un Bicentenario que marca la gesta libertaria de los libertadores del yugo imperial de 1810.
Santiago, julio 2009
[1] Indice Mensual de Actividad Económica (IMACEC)es una medición realizada por el Banco Central, que tiene como objetivo estimar la evolución de la producción neta de bienes y servicios realizados por la economía chilena durante el período de un mes y constituye una aproximación del comportamiento del Producto Interno Bruto (PIB) en el corto plazo.
[2] Larraín Felipe B. “Economía chilena: mal 2009, mejor 2010. El Mercurio 12 de julio 2009. pg A3
Tomado de www.conbolivarenchile.cl
7/19/2009
Chile: Navegando en la crisis Patricio Malatrassi A., Economista.
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