9/05/2010

Tercera declaración pública de historiadores en apoyo al pueblo mapuche

Los historiadores e historiadoras que suscribimos esta declaración nos vemos, una vez más, en la obligación moral de denunciar la sistemática política represiva que el Estado de Chile despliega en contra del pueblo mapuche. Las comunidades mapuche que han levantado como principales demandas la restitución de sus tierras ancestrales, el respeto a su condición de nación y el reconocimiento a su autonomía política, enfrentan hoy día una triple ofensiva represiva: En primer lugar, policial. El territorio de la Araucanía continúa fuertemente militarizado, las comunidades son allanadas periódicamente y en la mayoría de las circunstancias sus habitantes son objeto de golpes, insultos y acciones de amedrentamiento. Los comuneros han denunciado, incluso, que sus viviendas son destruidas y sus alimentos y enseres son arrojados al piso. El trato que la policía brinda a mujeres, ancianos y niños es vejatorio y humillante. El despliegue policial, además, se caracteriza por el uso abusivo de un sofisticado arsenal, que incluye, helicópteros artillados, vehículos blindados, armamento automático y gases tóxicos.

En segundo lugar, los mapuche son objeto de una cuidadosamente orquestada ofensiva judicial. El Estado de Chile, a contrapelo de todos los tratados internacionales que ha suscrito, niega la existencia de un conflicto político en la Araucanía. En consecuencia, recurre a la legislación que dictara de manera espuria la dictadura militar (Ley 18.314 sobre conductas terroristas), para judicializar tanto las reivindicaciones como las movilizaciones del pueblo mapuche. Cabe señalar que 32 presos políticos mapuche se encuentran en huelga de hambre, en diferentes penales del sur del país, desde el 12 de julio de 2010. Este movimiento denuncia una serie de abusos e irregularidades de los cuales son objeto, entre las cuales destacan: torturas y vejámenes a los detenidos, montaje mañoso e ilegítimo de “pruebas” incriminatorias, uso de testigos encubiertos, doble procesamiento (tanto en tribunales de garantía como en tribunales militares) y solicitud por parte de las fiscalías de la aplicación de penas desmedidas en relación con los delitos que se les imputan. En el caso de Héctor Llaitul Carrillanca la Fiscalía de Cañete ha solicitado más 103 años de cárcel para el inculpado (sin contar los que está pidiendo la Justicia Militar). Cabe consignar que recientemente el cabo de carabineros Walter Rodríguez, responsable del asesinato del weichafe Matías Catrileo, en la zona de Vilcún en enero de 2008, fue condenado por la Corte Marcial a 3 años y un día de prisión. No obstante, este mismo tribunal dispuso concederle al asesino el beneficio de la libertad vigilada. Irregularidades y discriminación son la constante en los proceso que se siguen contra los mapuche encarcelados.

Por último, las comunidades mapuche enfrentan una ofensiva mediática. La mayoría de los grandes medios de comunicación del país, controlados por los mismos grupos económicos que depredan los recursos de la zona sur, no sólo han tendido un cerco de silencio en torno a las reivindicaciones de las comunidades en conflicto y a la larga huelga de hambre de los presos políticos mapuche; también han distorsionado groseramente el fondo y la forma de las movilizaciones y acciones de protesta que los mapuche han desplegado. La verdad irrefutable es que la violencia en la Araucanía ha sido protagonizada, fundamentalmente, por los aparatos de seguridad del Estado, mientras que las comunidades agredidas sólo han hecho uso (por lo demás con recursos operativos muy precarios), de su legítimo derecho a la autodefensa.

Convencidos de la necesidad de detener el accionar represivo del Estado en el sur de Chile y reconociendo el legítimo derecho de los pueblo originarios a la restitución de sus tierras usurpadas y a su autonomía social y política, los abajo firmantes convocamos a los historiadores, profesores de Historia y estudiantes de Historia, a manifestar públicamente estas denuncias el próximo martes 7 de septiembre, a las 12.00 horas en el frontis del Archivo Histórico Nacional.

Santiago, 1 de septiembre de 2010.

LISTA DE FIRMANTES AL 1 DE SEPTIEMBRE DE 2010

Sergio Grez Toso, Universidad de Chile.

Igor Goicovic Donoso, Director Magíster de Historia Universidad de Santiago de Chile.

Josep Fontana, catedrático emérito de la Universitat Pompeu Fabra, Barcelona, Catalunya.

Jorge Pinto Rodríguez, Universidad de la Frontera, Temuco.

Florencia E. Mallon, University of Wisconsin, Estados Unidos.

Julio Pinto Vallejos, Director Departamento de Historia, Universidad de Santiago de Chile.

Mario Garcés Durán, Universidad Santiago de Chile, Director ECO Comunicaciones.

Verónica Valdivia, Universidad Diego Portales.

Alberto Díaz Araya, Jefe Carrera de Historia y Geografía Universidad de Tarapacá, Arica.

Nelson Castro Flores, Jefe Carrera de Pedagogía y Licenciatura en Historia y Ciencias Sociales Universidad de Viña del Mar y profesor de la Universidad de Valparaíso.

Alexis Meza Sánchez, Vicerrector Académico Universidad ARCIS.

Claudio Barrientos, Director Escuela de Historia Universidad Diego Portales.

Luis Castro C., Director Carrera de Pedagogía en Historia y Ciencias Sociales Universidad de Valparaíso.

Pedro Rosas Aravena, Director Escuela de Historia y Ciencias Sociales, Universidad ARCIS.

Rodrigo Ruz Zagal, Jefe Archivo Histórico Vicente Dagnino, Universidad de Tarapacá, Arica.

Patrick Puigmal, Director del Programa de Estudios y Documentación en Ciencias Humanas (PEDCH) de la Universidad de Los Lagos.

Carlos Gutiérrez P., Director Centro de Estudios Estratégicos.

Carlos Molina Bustos, Ministerio de Salud, responsable de la investigación histórica de la Unidad de Patrimonio Cultural del Ministerio de Salud, Chile.

Margarita Iglesias Saldaña, Directora de Relaciones Internacionales Facultad de Filosofía y Humanidades, Universidad de Chile.

Sergio Guerra Vilaboy, Presidente de la Asociación de Historiadores Latinoamericanos y del Caribe (ADHILAC) y profesor de la Universidad de La Habana.

Juan Guillermo Muñoz Correa, Universidad de Santiago de Chile.

Pedro Bravo Elizondo, Wichita State University, Kansas, Estados Unidos.

Francisco Peña Torres, Université Paris I, Panthéon- Sorbonne, Francia.

Carlos Contreras Painemal, Frei Universitaat, Berlín, Alemania.

Jorge Magasich, Institut des Hautes Études des Communications Sociales, Bruselas, Bélgica.

José del Pozo, Université de Québec à Montreal, Canadá.

Augusto Samaniego Mesías, Universidad de Santiago de Chile.

Pablo Artaza Barrios, Universidad de Chile.

Pablo Aravena Núñez, Universidad de Valparaíso.

María Olga Ruiz Cabello, Universidad de Chile.

Claudia Zapata, Universidad de Chile.

Marcela A. E. Cubillos Poblete, Universidad de La Serena.

Miguel Urrutia, Universidad de Chile.

Patricio Rivera Olguín, Universidad Arturo Prat, Iquique.

Rodrigo Sánchez Edmonson, Universidad de Chile.

Enrique Fernández Darraz, Universidad Alberto Hurtado.

Jaime Massardo, Universidad de Valparaíso.

César Leyton Robinson, Universidad de Chile.

Ángela Vergara Marshall, California State University, Los Angeles, Estados Unidos.

Carlos Ruiz Rodríguez, Universidad de Santiago de Chile.

Robert Austin, University of Melbourne, Australia.

Ernesto Bohoslavsky, Universidad Nacional de General Sarmiento/CONICET, Argentina.

César Cerda Albarracín, Universidad Tecnológica Metropolitana.

Luis Corvalán Márquez, Universidad de Valparaíso.

Susana Bandieri, Universidad Nacional del Comahue/CONICET, Neuquén, Argentina.

Daniel Palma, Universidad ARCIS.

Luis Galdames Rosas, Universidad de Tarapacá, Arica.

José Miguel Castillo Mora, historiador y concejal de Yecla (Murcia) España.

Fabio Moraga Valle, Universidad Autónoma de México, México.

Ernesto Bohoslavsky, Universidad Nacional de General Sarmiento/CONICET, Argentina.

Andrea Riedemann Fuentes, Universidad Libre de Berlín, Alemania.

Alberto Harambour Ross, Universidad Diego Portales.

Leonardo León Solís, Universidad de Chile.

Alfredo Lastra Norambuena, Universidad Arturo Prat, Santiago.

Nicolás Iñigo Carrera, Universidad de Buenos Aires.

Rolando Álvarez, Universidad de Santiago de Chile y Universidad ARCIS.

Iván Ljubetic Vargas, Centro de Extensión Luis Emilio Recabarren.

Jody Pavilack, University of Montana, Estados Unidos.

Carlos Mondaca Rojas, Universidad de Tarapacá, Arica.

Pedro Canales Tapia, Universidad Pedro de Valdivia, La Serena.

María Eugenia Albornoz, Université de Lille III, Francia.

Claudio Pérez Silva, Universidad Academia de Humanismo Cristiano.

Francis Goicovich, Universidad de Chile.

César Cerda Albarracín, Universidad Tecnológica Metropolitana.

Milton Godoy Orellana, Universidad Academia de Humanismo Cristiano.

Marcelo Mella, Universidad de Santiago de Chile.

Manuel Fernández Gaete, Universidad Academia de Humanismo Cristiano.

Sean Purdy, Universidade São Paulo, Brasil.

Yvette Lozoya López, Universidad de Santiago de Chile.

Maria Paula Nascimento Araujo, Universidade Federal do Rio do Janeiro, Brasil.

Horacio Tarcus, Universidad Nacional de San Martín, Argentina.

Eliana Ceriani Bórquez, Universidad de Valparaíso.

Eduardo Arias Nilo, Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación.

Mário Maestri, Universidade de Passo Fundo, Rio Grande do Sul, Brasil.

Franck Gaudichaud, Université Stendhal – Grenoble 3, Francia.

Claudio Díaz Pérez, Universidad de Valparaíso.

Salvador E. Morales Pérez, Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, México.

Robson Laverdi, Universidade Estadual do Oeste do Paraná, Brasil.

Geni Rosa Duarte, acadêmica Universidade Estadual do Oeste do Paraná, Brasil.

Dina V. Picotti C., Universidad Nacional de General Sarmiento, Argentina.

Karen Alfaro Monsalve, Universidad Austral de Chile.

Viviana Gallardo P., Universidad Academia de Humanismo Cristiano.

Jorge Cernadas, Universidad de Buenos Aires y Universidad Nacional de General Sarmiento, Argentina.

Marcos Fábio Freire Montysuma, Universidade Federal de Santa Catarina/Brrasil, Tesoureiro da Associação Brasileira de História Oral, Brasil.

Steven S. Volk, Professor of History Oberlin College, Oberlin, Ohaio, Estados Unidos.

Cristina Moyano Barahona, Universidad de Santiago de Chile.

Sean Purdy, Universidade de São Paulo, Brasil.

Fanny Barrientos Cruzatt, Universidad de Tarapacá.

María Graciela León Matamoros, Universidad Jaume I Castellón, España.

Eduardo Arias Nilo, Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación.

Margaret Power, Illinois Institute of Technology, Chicago, Estados Unidos.

Ariel Arnal, Academia de Historia de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, México.

Miguel Valderrama, Universidad ARCIS.

Guadalupe Álvarez de Araya, Universidad de Chile.

Centro de Estudios Latinoamericanos (CELA) “Justo Arosemena”, Panamá.

Wilda Celia Western, Universidad Autónoma de la Ciudad de México.

Carmen González Martínez, Profesora Titular de Historia, Universidad de Murcia, España.

Marisol Videla, Universidad ARCIS.

Gabriela Domecq, Universidad Nacional de General Sarmiento. Argentina.

Maximiliano Juan Pedrazzini, Universidad Nacional de Misiones. Argentina.

Lorena del Canto Flores, Universidad Bolivariana, sede Iquique.

Consuelo Figueroa, Universidad Diego Portales.

Danny Ahumada Vargas, Universidad de Santiago de Chile.

José Luis Cifuentes Toledo, profesor de Historia, Magíster de Historia y Ciencias Sociales.

Walter Delrio, Universidad Nacional de Rosario/CONICET, Argentina.

Myriam Olguín Tenorio, Universidad Cardenal Silva Henríquez y ECO Comunicaciones.

Marcos Fernández Labbé, Universidad Alberto Hurtado.

María Cristina Satlari, Universidad Nacional de Cuyo, Mendoza, Argentina.

Germán Adolfo Morong Reyes, Doctor © en Estudios Americanos, Universidad de Santiago de Chile.

Paola A. Ligasacchi, Doctora © en Estudios Americanos, Universidad de Santiago de Chile.

Emilio Gonzalez, Universidade Tecnológica Federal do Paraná, Brasil.

Mónica Gatica, Universidad Nacional de la Patagonia, sede Trelew, Argentina.

Marcos Fábio Freire Montysuma, CFH / Universidade Federale Santa Catarina, Brasil.

Rubén Isidoro Kotler, Universidad Nacional de Tucumán – Asociación de Historia Oral de la República Argentina.

Ana T. Fanchin, Universidad Nacional de San Juan, Argentina.

Marcela Morales Llaña, Doctora © en Estudios Americanos, Universidad de Santiago de Chile.

Valeria Sonia Wainer, Universidad Nacional de General Sarmiento, Argentina.

Lucía Valencia, Universidad de Santiago de Chile.

Robson Laverdi, Universidade Estadual do Oeste do Paraná, Brasil.

Cristina Viano, Universidad Nacional de Rosario, Argentina.

Gustavo Bassin, Instituto Superior de Formación Docente 9-001 “Gral. San Martin”. Mendoza. Argentina.

Carolina Andaur, Dra. © El Colegio de México, México.

Robinson Silva Hidalgo, Doctor © en Historia, Universitat de Barcelona, Catalunya.

Ricardo López, Doctor © de Estudios Latinoamericanos Universidad de Chile.

Claudia Rojas Mira, Doctora © en Estudios Americanos, Universidad de Santiago de Chile.

Sandra Castillo Soto, Magíster © en Historia, Universidad de Santiago de Chile.

Francisca Giner Mellado, Magíster © en Estudios Latinoamericanos, Universidad de Chile.

Isidora Sáez Rosenkranz, Magíster © en Estudios Latinoamericanos, Universidad de Chile.

Claudia Videla Sotomayor, Magister © en Historia, Universidad de Chile.

Andrea Mella Azabache, Magister © en Historia, Universidad de Chile.

Everaldo de Oliveira Andrade, Universidade Guarulhos – São Paulo, Brasil.

Alondra Peirano Iglesias, profesora ayudante del Centro de Estudios Interdisciplinarios Uruguayos (CEIU), Universidad de la República, Montevideo, Uruguay.

Federico Iglesias, Becario de Docencia de la materia Historia del pensamiento latinoamericano y argentino, Instituto del Desarrollo Humano de la Universidad Nacional de General Sarmiento, Argentina.

Alejandro Brito Peña, Universidad de Concepción.

Carolina González Undurraga, Universidad de Chile.

Renato Hamel Alonso, Corporación Chilena de Estudios Históricos.

Fernanda Del Río Ortiz, Corporación Chilena de Estudios Históricos.

Julián Suzarte Galvez, Corporación Chilena de Estudios Históricos.

Enrique Riobó Pezoa, Corporación Chilena de Estudios Históricos.

Nicolás Sazo Arratia, Corporación Chilena de Estudios Históricos.

Gonzalo Aravena Hermosilla, Corporación Chilena de Estudios Históricos.

Nicolás Penna Vizcaya, Corporación Chilena de Estudios Históricos.

Cinthia Vargas Leiva, Corporación Chilena de Estudios Históricos.

Carlos Rojas Sancristoful, Corporación Chilena de Estudios Históricos.

Soledad Álamos Fuenzalida, Corporación Chilena de Estudios Históricos.

Sebastián Rico Díaz, Corporación Chilena de Estudios Históricos.

Elena Romero Pérez, Corporación Chilena de Estudios Históricos.

Andrés Rojas Böttner, Corporación Chilena de Estudios Históricos.

Juan Maureira Moreno, Corporación Chilena de Estudios Históricos.

Sebastián Leiva Flores, Universidad ARCIS y Universidad de Santiago de Chile

Alberto J. Guillón Abao, Universidad de Cádiz, España.

Carolina González Undurraga, Universidad de Chile.

Michael Reynolds, Universidad de Chile.

Carolina Figueroa Cerna, Universidad de Valparaíso.

Claudio Robles Ortiz, Universidad Austral, Valdivia.

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Chile: Por qué Piñera no es Pinochet

Por Andrés Figueroa Cornejo
1. En esta entrega, quien suscribe, no se referirá a las tendencias generales del capitalismo en Chile, como la concentración monopólica del capital; la ampliación precarizada del trabajo; la alienación comandada por el sobreendeudamiento, los medios de comunicación, la programación de contenidos escolares obsecuentes con el actual estado de cosas y la dirección general de la iglesia católica; la acumulación por despojo –sin cuya comprensión resulta imposible explicar la tasa de ganancia del capital, más allá del solo plusvalor devenido de la sobreexplotación del trabajo-; y de la contradicción esencial resumida en la apropiación privada a escala superlativa de la producción social de la riqueza y de la propia naturaleza, como jamás nunca. Más bien el objetivo de este pobre artículo es determinar por qué Sebastián Piñera no es Pinochet, ni el gobierno de la derecha en los marcos de la democracia burguesa –por más estrecha y antipopular que sea- no es la dictadura militar. Y por qué existen sectores a los que sí les interesa que lo anterior parezca la realidad.

2. Estratégicamente –y adelante con los lugares comunes- desde la mitad de los 70 del siglo pasado el patrón de acumulación capitalista, la organización del trabajo y el campo de las subjetividades en todas las clases sociales fue conmovido estructuralmente por un estadio del capitalismo caracterizado ya no sólo por la destrucción del previo Estado desarrollista, redistributivo y de relaciones más compensadas entre capital y trabajo, sino por la apropiación privada de aquello que suele denominarse propiedad pública y social (industrias, derechos y recursos naturales). Lo que terminó con Pinochet fue una de las formas políticas que demandaba el capital para su reproducción en un momento dado. Los 20 años de Concertación, simplemente, garantizaron de mejor manera los mismos intereses de clase que la tiranía. De hecho, estimando que Chile es, por sobre cualquier partida vitivinícola o de harina de pescado, un paisito exportador de materias primas y en particular, de cobre, vale recordar que a 1990, las concesiones mineras a privados correspondían sólo a un 30 % de lo extraído por la gran minería. Al final del último gobierno de la ex presidenta Bachelet y candidata de la Concertación para el 2013, las cifras se habían invertido. Es decir, un 72 % de la producción del metal rojo y sus ricos minerales adosados ya estaba en manos privadas, mientras el 28 % era estatal. Es cierto, durante la larga transición hacia ningún lado de los Ejecutivos concertacionistas ya no se asesinaba, ni desaparecía ni se torturaba gente como en el horror de la dictadura. Pero también es cierto, que durante esos gobiernos, para los dueños de todo, ya no había mucho que reprimir. La paz social se volvió el orden de las cosas, se desmantelaron las organizaciones populares, se domesticaron los rebeldes, y buena parte de los luchadores antifascistas se fueron para la casa propia o para la casa de La Moneda. Todo lo anterior matizado por excepciones estadísticas. Y, cómo no, por la extraordinaria revuelta estudiantil de 2006, y la huelga contundente de los mineros del cobre subcontratados en 2007. Sin embargo, no ha habido huelgas generales, ni conatos de huelgas generales, ni protestas multitudinarias, ni crecimiento de la izquierda que represente los intereses históricos de los siempre vilipendiados, ni un foco guerrillero, ni un “caracazo”, ni una guerra del agua, ni una crisis catastrófica de la partidocracia, ni disputas intercapitalistas que den pie a vacíos de poder o inestabilidad cierta. Salvo franjas del pueblo mapuche que vienen peleando por su territorio desde cuando el paisito no tenía ni nombre; una cultura libertaria emergente y multiforme; rémoras de los destacamentos de inspiración revolucionaria más resueltos; y ahora último, la sorpresiva –y feliz- aparición de un movimiento espontáneo de sólida sensibilidad ambientalista. En general, todo ha resultado muy marchoso para los que mandan. Esto es, para el capital transnacional e imperialista que subordina al nativo y cuya hegemonía descansa en el capital financiero. Su naturaleza especulativa se entrama y engorda a costa de los abultados ahorros de los trabajadores administrados por el sistema previsional de capitalización individual, la propia industria del cobre, la madera, y un par de exportaciones folclóricas. Se entiende, cómo no, que la mundialización capitalista ubica a Chile como exportador neto de minerales sin elaboración y plataforma de negocios para la subregión. Agregándose, sobre todo en los últimos tiempos y a propósito de la última crisis, la exportación no tradicional del programa económico fundado sobre ajustes estructurales y las líneas matrices –a toda carta y a gusto del consumidor- de las leyes laborales, el sistema previsional y de educación y salud privadas que las grandes mayorías chilenas han tenido la oportunidad de padecer por más de tres décadas. Esta pedagogía de la expoliación y el despojo más brutal, en rigor, es de origen anglosajón, pero la experiencia también tiene su valor y no son pocos los especialistas criollos que hoy asesoran al FMI, al Banco Mundial, a la OMC y a Estados y gobiernos que desean conocer los detalles de la aplicación de las fórmulas mencionadas.

3. Ocurre que políticamente -y porque aún no existe movimiento popular-, en la apariencia de los discursos y las componendas, tanto de la derecha tradicional, como de la Concertación, como comparten el mismo proyecto estratégico y sus distancias son accesorias, le tocó el turno a Sebastián Piñera. La misma gente se percató que Piñera no era Pinochet, y, de la que fue a sufragar ese día, el 29 % de los habilitados para votar, le dio el triunfo pírrico al sujeto, hostigado por Frei Ruiz Tagle, el peor de todos. El multimillonario es un personaje que quiere ser mediático, quiere ser populista, quiere ser estadista, quiere que su alianza política al menos se extienda un turno más, quiere que lo quieran. Al pobre, como pretende demostrar cierta autonomía populista y tecnócrata, le han dado sus buenos jalones de pelo desde El Mercurio, La Tercera y el gremio empresarial (Confederación de la Producción y el Comercio). ¿Por qué? Porque es relativamente “chúcaro”, llevado a sus ideas, gerente general, caudillito, nervioso, impulsivo, teledramático, y rencoroso con parte de la dirección de la UDI –el partido más derechista, integrista, católico conservador y pinochetista que existe en el teatro político nacional de los de arriba y de donde viene Joaquín Lavín, candidato presidencial del sector para el 2013-. Quiso poner técnicos y no políticos en su gabinete, y lo golpearon por la derecha. Para paliar las consecuencias del terremoto, quiso subir impuestos, y lo golpearon por la derecha. Quiso crear una superintendencia de bancos, y lo golpearon por la derecha. Clausuró la construcción de una termoeléctrica en un santuario natural debido a protestas ambientalistas, y lo golpearon por la derecha. ¿Será un marxista tapado que le dará la espalda a su clase y un buen día, sin aviso, estatizará las industrias estratégicas, condonará todas las deudas, promoverá el poder popular, los comandos comunales y lo que va quedando de cordones fabriles? Como es difícil creer en un paisito tan flaco donde todo se sabe rápidamente que haya logrado convencer a la oficialidad de las Fuerzas Armadas, muy pentagonista para aventuras de ese estilo, lo más probable es que Piñera, de cuando en cuando, le haga una desconocida a sus hermanos de clase y salga con alguna pachotada de la cual debe arrepentirse al día siguiente, en portada y a todo color. Por lo demás, continúa ofreciendo palo y duro al trozo de pueblo que asoma la cabeza, encarcela mapuche –igual que la Concertación-, reprime estudiantes en lucha –igual que la Concertación-, continúa precarizando el trabajo y privatizando los derechos sociales y la naturaleza –igual que la Concertación-, detiene sin pruebas a los libertarios –igual que la Concertación- y es, nacional e internacionalmente, un remedo a escala de Uribe, y ahora de Santos en Colombia.

¿Pero por qué, entonces, la Concertación extendida hasta el PC quiere mostrarlo como un Pinochet de los nuevos tiempos y a su gobierno como si fuera la dictadura en versión de baja intensidad, descafeinada? Porque esa es la única manera –por el momento- que tiene la Concertación de crear las condiciones subjetivas para derribarlo en las próximas elecciones presidenciales. Todos contra la derecha, todos contra el fascismo, dice la Concertación. Todas las perversiones del capitalismo más cruento que se aplicaron durante los 20 años de Concertación, ahora implementadas por Piñera, se vuelven horrores apocalípticos.

4. Ese es el juego de los de arriba que, con mano ajena, empleando la desgracia organizada de los de abajo, busca capitalizar la mal llamada oposición. El asunto es que si las fuerzas político sociales de los desheredados, de los trabajadores y los pueblos, por escasas y desrumbadas que estén (aunque no tanto, ni tan poco), no logran en un tiempo relativamente breve encumbrarse a estadios superiores de unidad política y orgánica, es decir, no alcanzan a constituirse disciplinada e inteligentemente en una alternativa que tercie entre las dos componendas dominantes, sus esfuerzos dispersos, su alta vocación solidaria y de lucha, se convertirán en disgusto amplio contra Piñera y electorado dispuesto para una Bachelet de retórica progresista e ilusoriamente, más popular y democrática política y económicamente. Toda vez que 20 años es suficiente en política para saber que intereses representa la Concertación, sea el nombre que se le ocurra ponerse para edulcorar el mismo capitalismo.

La independencia política de los intereses históricos de los trabajadores y las grandes mayorías no es una receta larvada por soñadores de brújula descompuesta. Es la condición sin la cual, una vez más, el empeño de tantos puede echar abajo a un derechista de cualquier tipo, pero resulta insuficiente para prologar la caminata contra la tiranía del capital, de los malos gobiernos, de la pésima vida de los más.

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PASAR DE LAS FRONTERAS A LOS PUENTES, UNA TAREA DE HUMANIDAD

"Patria es humanidad, es aquella porción de humanidad que vemos más de cerca y en que nos tocó nacer… por lo que, de modo especial, allí está obligado el hombre a cumplir su deber de humanidad".
José Martí

72 seres humanos, hombres y mujeres, asesinados y abandonados en el desierto, en la frontera de México con los Estados Unidos. No hay novedad. Hace cerca de un año se hizo público el listado de 13.250 migrantes muertos entre los años 1993 y 2009, intentando alcanzar algo del esquivo sol de la prosperidad de la fortaleza europea (United for intercultural Action: 2009). Al norte global lo rodea una grieta de muertos, heridos y mutilados, en la ruleta rusa contra sí mismos que juegan para alcanzar el sueño de las oportunidades.Periódicamente, los organismos internacionales especializados claman en el desierto de las conciencias del poder por la ya sistemática y estructural violación de los derechos humanos de los migrantes, los nuevos parias de la pretendidamente inevitable economía capitalista neoliberal, en crisis pero aún dolorosamente hegemónica y operante.

El hecho de que este nuevo horror aparezca en suelo mexicano, no puede ni debe ocultar la mayor responsabilidad del más poderoso. La política de Estados Unidos de “desplazar” de hecho sus fronteras, amagando la soberanía al condicionar la supuesta “ayuda” económica a los gobiernos de países vecinos como México y Guatemala a su compromiso de detener la migración irregular en sus territorios, ha generado verdaderos vía crucis infernales en esos países para los migrantes, quienes sufren ahora abusos, maltratos, robos, violaciones sexuales y aún muerte, a manos de mafias delictuales, “maras”, y de funcionarios corruptos y abusivos, mucho antes de acercarse siquiera a los EE. UU. Procesos que convierten a muchas de las actuales fronteras internacionales en nuevas “tierras de nadie”, ante cuyas violaciones de los derechos y la dignidad humana, aparecen “pálidas” aquellas que hicieran famoso al muro de Berlín hace unas décadas atrás, cuando los olvidadizos gobiernos del norte global que hoy día levantan criminales muros eran públicos propagandistas del derecho a circulación y residencia.

¿Es acaso necesario e inevitable que el principio de regulación e institucionalidad sea incompatible con el de humanidad? ¿Está condenada la especie humana a que le sea imposible organizarse sin cometer crímenes contra sí misma? ¿Su desarrollo histórico y de conciencia no ofrece disyuntivas, posibilidades de caminos alternativos? Ningún espacio muestra más descarnadamente el crujir estructural histórico del actual orden mundial, ni pone con más urgencia estas interrogantes en la conciencia humana, que las fronteras. Frente a una humanidad que crece en tanto práctica y conciencia de una sola comunidad de destino, la obsolescencia e inadecuación de estas políticas sólo puede asumir por contrario la forma de la inhumanidad, de la deshumanización.

Ya la sola mención de la palabra da miedo: “Frontera”. Los precisos bordes territoriales donde la administración de cada Estado nación se ejerce y el tamiz a través del cual se des-ciudadaniza aquel que entra al territorio de un Estado nación del cual no es nacional y por tanto tampoco ciudadano o menos ciudadano. Lejos de ser lugares de encuentro e integración, aparecen como zonas hostiles para los pobres y excluidos que buscan desesperadamente la inclusión; donde la sospecha y la desconfianza recaen sobre el que llega; donde mafias de traficantes y tratantes de gente esperan a las víctimas de la exclusión para explotarlas laboral o sexualmente o usarlas como “burreros” transportadores de droga; pandillas delictivas, “maras”, los violentan para robarles, o violar sexualmente a las migrantes; bandas de caza migrantes los golpean, entregan a la policía o simplemente los asesinan; y algunos funcionarios o policías los extorsionan, abusan o discriminan; donde mueren de sed en los desiertos, quebrados al caer de muros y rejas, mutilados por trenes en marcha de los caen extenuados, pisoteados en el tumulto, ahogados en los ríos, o arrojados al mar por los traficantes antes de ser descubiertos por la policía, que puede abandonarlos sin alimentos ni abrigo en plenas pampas andinas, sin alcanzar el suelo ajeno que los medios masivos de comunicación, contradictoriamente, insisten en mostrar como una tierra de oportunidades para todos.

En las grietas de esta inadecuación de las políticas restrictivas, los poderes fácticos del crimen organizado crecen casi inconteniblemente con nocivas influencias en los aparatos públicos a los que tienden a volver corruptos, ilegítimos y débiles, deteriorando al conjunto de la institucionalidad democrática. Es el sórdido, pero rentable, negocio de la desesperación humana. Es el caso en Latinoamérica del turismo sexual y el servicio de burdeles a bases militares, especialmente norteamericanas, muchas veces con la cooperación de éstas, que abren mercados a la prostitución forzada. Y de la emblemática Ciudad Juárez en Chihuahua, México, fronteriza con los Estados Unidos, donde centenares de mujeres jóvenes y pobres han sido brutalmente asesinadas en los últimos años en completa y pública impunidad.

Sin embargo, todos estos han de ser dolores de parto. Las heridas que deja en la piel de la humanidad una política migratoria que le queda cada vez más estrecha y deviene en criminal. En las mismas fronteras internacionales, donde la crisis se muestra más aguda e incontrolable, están también las potencialidades para aportar a la construcción de una nueva, legítima y eficiente regulación. Convertir las fronteras en espacios de encuentro y humanización de los flujos e intercambios migratorios es la única alternativa viable frente a aquellas crecientes amenazas. Pasar de las fronteras a los puentes que faciliten ese proceso es un paso imprescindible. Las alternativas para ello son múltiples y reclaman precisamente una actitud creativa, de elaboración de lo necesario, teniendo como horizonte de futuro la construcción gradual de espacios de integración regional donde las fronteras simplemente desaparecen como límites centrados en el control, para avanzar finalmente al planeta entero como espacio de libre circulación, residencia y trabajo para la humanidad.

Esto que ya está prefigurado y en construcción, aunque enfrentando innumerables obstáculos, es ya no sólo una tarea histórica sino un deber urgente de humanidad.

Ricardo Jimenez

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Álvaro García Linera: “El sujeto revolucionario es el que hace la revolución”

Vinicius Mansur, Elena Apilánez Piniella
La historia política de América Latina, en cierta manera, se mueve en base a ciclos y, en las décadas recientes, puede verificarse la existencia de una ola de preeminencia de la Izquierda –aunque con algunas contradicciones entre los diversos países-. ¿Cuál es su valoración de este proceso? ¿Son distintos los procesos en cada país, hay distintos grados dentro de ese mismo proceso?

Creo que éste es un ciclo muy novedoso que no tiene parangón en los últimos cien años de la historia política latinoamericana. Lo único común en el Siglo XX latinoamericano fueron las dictaduras militares; fuera de eso, la Izquierda tuvo una presencia esporádica, descompasada de un lugar a otro. Un proceso parecido de presencia de la izquierda fue la ola de lucha armada, pero sin lograr una victoria de la izquierda sino una presencia combativa y resistente de los grupos más radicalizados. Entonces, en estos cien años hay una especie de sintonía territorial de los gobiernos progresistas revolucionarios de Izquierda en el continente. La Derecha tenía esa habilidad de continentalizar las acciones como poder dominante; la guerrilla intentó la continentalización de sus luchas pero fracasó y hoy la Izquierda -creo que sin buscarlo- logró un proceso de continentalización de su presencia victoriosa en el gobierno, en el poder del Estado.
Esta situación tiene que ver, evidentemente, con el ciclo de crisis neoliberal continental que más o menos golpeó a todos los países de una manera casi simultánea en sus efectos y eso es lo que ha permitido una oleada continental de gobiernos progresistas que han asumido el control de los gobiernos. Por eso, éste es un proceso muy novedoso: por su carácter continentalizado, por la búsqueda de políticas post-liberales -unas más radicales, otras menos-, porque es un ascenso de la Izquierda a través de las urnas, de la vía democrática, de la vía electoral..; es novedoso porque, por primera vez, la Izquierda se plantea estrategias de carácter estructural coordinadas a nivel continental.
Antes la Izquierda manejaba la mirada del continente en términos de la conspiración revolucionaria y de la lucha armada, nunca en términos de economía, de comercio, de defensa. Son reflexiones muy novedosas: ¡en su vida había pensado imaginar la Izquierda eso!… así, la Izquierda está asumiendo una serie de retos que tienen que ver con el ejercicio del gobierno, con una madurez de su propia reflexión. Lo novedoso es que se hace sin un pensamiento único de ya que no hay un referente común: no está la URSS –¡por suerte!- no está China -¡mejor todavía!-; ser de izquierdas es ser muchas cosas ahora: puedes ser marxista ultra radical, puedes ser socialista, puedes estar vinculado al postmodernismo ultra virtual, puedes ser más nacionalista… todos son Izquierda y eso es también muy novedoso y muy rico porque permite una pluralidad de reflexiones, de discursos, de ideas…Estamos en un momento de reconstrucción plural muy rico y diverso en el pensamiento de Izquierda todavía muy primitivo -evidentemente-, de niveles muy de base, pero se está reconstruyendo.
Éste es un momento germinal, inicial y no tiene todo: eso es lo novedoso. Éste es un proceso complejo y de largo aliento y se van a requerir todavía varias oleadas de ascenso social y popular que permitan despertar toda la potencia del momento: Marx maneja el concepto de la revolución por oleadas: van y regresan, luego pueden ir más allá y regresan un poco… Estamos apenas en la primera oleada y quizás luego haya un pequeño reflujo a la espera de una nueva oleada que permitirá -y eso va a depender de lo que hagamos los hombres y mujeres de carne y hueso- que se puedan expandir a otros ámbitos territoriales y profundizar los cambios que hasta ahora, hoy por hoy, son cambios -en algunos casos- superficiales, parcialmente estructurales.

- ¿Cree que la superación del capitalismo está en debate de nuevo y este proceso continental de la Izquierda lo coloca en el punto de mira?

No es un tema tanto de teoría o de discurso, es una cuestión de realidad. Mirando la realidad, tal y como se presenta hoy en el continente, está claro que la primera meta que se han planteado las fuerzas populares diversas (obreras, ciudadanas, indígenas, campesinas, estudiantiles…) es ponerle freno a este proceso de vaciamiento de derechos, de vaciamiento democrático y de vaciamiento material que caracterizó a los gobiernos neoliberales. Vaciamiento material mediante la externalización de los excedentes, vaciamiento social mediante el retiro de los derechos sociales conquistados en los últimos cien años por la sociedad y vaciamiento cultural mediante el aplanamiento de una doctrina única, liberal e individualista que comenzó a prevalecer en la vida cotidiana. Esa es la primera tarea que se ha planteado la sociedad.
El segundo momento ha venido por el lado de reconstituir y ampliar los derechos de la sociedad, asumir el control del excedente económico y expandir la generación de la riqueza con su distribución.
Estamos en este primer horizonte, en esta primera y segunda generación de demandas sociales que van desde el año 1995 hasta el 2009 -quince años-; estamos ante unas demandas de carácter democrático-social en el sentido marxista del término. Sin embargo, en medio de ellas, como parte de ellas, ya han comenzado a emerger, a visualizarse, demandas más radicales así como populistas –digámoslo así- pero todavía incipientes, parciales, fragmentadas. O el potenciamiento de las estructuras comunitarias -como discurso y como acción- mediante la búsqueda de un desarrollo diferente ante la maquinaria de la economía de escala, mediante tecnologías alternativas, articulación de producción. Es decir, estas potencias comunistas de la sociedad –porque no hay comunismo que no venga de la sociedad, no hay comunismo de decreto, no hay socialismo de Estado, eso es unsinsentido- este potencial comunista desde el ámbito de la sociedad en la toma de decisiones: el asambleismo y, en el ámbito económico, desde la producción: empresas sociales, control y gestión social y comunitaria de esas empresas tiene todavía una fuerza muy dispersa, una presencia todavía muy embrionaria.
Entonces, siguiendo esta lectura, hoy -2009- no estamos ante la perspectiva de una superación del capitalismo; decir otra cosa es engañarnos. Lo que sí está claro es que hoy -2009- han ido emergiendo de una manera dispersa, fragmentada y débil acciones de la sociedad que apuntan hacia a una sociedad socialista como un hecho construido por las propias clases trabajadoras… Sí, emergen, están ahí, hay señales, hay semillas, hay florecimientos, pero todavía no constituyen la razón dominante de la sociedad, aunque están latentes, están presentes. ¿Cuánto madurarán? ¿Cuánto no madurarán?. Eso nadie lo puede saber; lo que sí puede hacer el revolucionario es a cada semilla, a cada atisbo de socialismo -como reapropiación de los productores de su propia producción, como democratización y socialización de la toma de decisiones- potenciarla, reforzarla para que se expanda… ¿Cuánto durará eso? ¿Un año, diez años, veinte años, treinta años? Eso no se puede definir. El comunismo es el movimiento real de la gente, de su capacidad de hacer, de asociarse, de producir y, cuando surge en un pequeño lugar, el deber del revolucionario es potenciarlo, reforzarlo, mejorarlo, ampliarlo… Pero está claro que todavía hoy ese movimiento real de la sociedad que supere el orden capitalista es aún incipiente, fragmentado, débil y disperso.
Marx indicaba, cuando evaluaba la revolución de 1850: “se va a requerir decenas de luchas, miles, de fracasos, de pequeñas victorias, de nuevos fracasos para que de la propia experiencia de la clase trabajadora emerja una necesidad de asociarse para tomar el control de la producción.”

- Existe un enfoque claro de articulación regional en los últimos años; este enfoque se da, seguramente, porque hay un contexto político que permite que se dé. En este proceso de articulación, ¿cuál es la importancia del ALBA? ¿Qué futuro se proyecta para el ALBA? ¿Cómo ubica al ALBA respecto de UNASUR? ¿Qué papel están jugando los movimientos sociales en la construcción de estos dos espacios de integración regional? ¿Ustedes analizan la posible vulnerabilidad del proceso de cambio continental en el caso de que haya, nuevamente, un giro político? Ahora estamos en un contexto político muy favorable, pero ese contexto político puede cambiar...

UNASUR es un proyecto de carácter continental fruto de esta sorprendente simultaneidad –en una buena parte del continente- de gobiernos progresistas. Eso, desde este enfoque de la Izquierda, nunca se imaginó, nunca vio el continente más allá de la lucha y ahora es una mirada continental la que hay que hacer en términos de estructura, de materia, de economía, de sociedad, de cultura, de legislación… Un gran salto, ¡un gran salto! La Izquierda no reflexionaba sobre esas cosas antes. Este “chip” de pensar así, en clave continental más allá de la formación de grupos, es muy interesante. Quienes tratan esos temas siguen siendo los funcionarios de Cancillerías tradicionales pero, ¡no es una construcción de esos dinosaurios!, es una construcción de gobernantes progresistas que no tiene el acompañamiento del intelecto social progresista.
UNASUR significa un esfuerzo por mirar continentalmente la construcción de un espacio común; ahora, como se trata de una mirada continental, un proyecto continental de integración y tiene que tomar en cuenta la unanimidad de los criterios de cada país, es un proceso mucho más lento, estructural y tiene que tomar en cuenta la dinámica de cada Estado. Por eso tiene un ritmo más pausado: hay que hacer continuamente acuerdos, consensos y pasan los años… La perspectiva es buena pero la velocidad es lenta, como tiene que ser un buen proceso de integración, no hay que desesperarse…. La UE se construyó en cuarenta años, en treinta años, está en ello todavía….
La construcción de Estados-Región o Estados-Continente son procesos siempre complejísimos y que requieren mucha paciencia. Esos son los que van a contar en el momento de la toma de decisiones, de la influencia en la economía. Está bien apuntado pero hay que esperar, respetar los ritmos que requiere una cosa tan complicada.
El caso del ALBA es distinto porque el ALBA es una iniciativa de gobiernos progresistas mucho más afines políticamente, mucho más afines en sus líderes, mucho más afines en su mirada de las adversidades comunes y eso está permitiendo que las cosas puedan tener una mayor velocidad respecto a UNASUR. Visto en la distancia, tanto MERCOSUR como el ALBA algún día deberían disolverse al interior de UNASUR cuando UNASUR se consolide.
Mientras tanto, éstas son estructuras de tareas –por usar lenguaje militar; se habla de tareas porque son de acción inmediata-. Entonces, voy a llamar estructuras regionales de tarea a esa serie de iniciativas más rápidas, más efectivas. Claro, al interior del ALBA se están articulando varias cosas, no solamente las reuniones de Presidentes, las reuniones de movimientos sociales o el debate conjunto sino también temas muy específicos que tienen que ver con la articulación económica y usando reglas que, por afinidad política, no pueden ser tomadas en otro escenario. Son unos flujos interesantes de ida y de vuelta que hablan de esfuerzos -yo diría bastante audaces-, de complementariedad. En el ámbito económico se están dando pasos muy interesantes para buscar otros mecanismos de integración que no estén basados en las regulaciones de mercado. El siguiente paso es el Sucre, como un mecanismo de pago que podría ser un nuevo piso en este proceso de construcción de algo muy novedoso que no se da en ninguna otra parte del mundo y que aquí, de manera humilde, está dándose. Y esto es muy relevante ¡Ojalá se consolide!
Otro paso va a poder ser el de las empresas gran-nacionales: empresas del Estado, esencialmente, que empiezan a vincular la Región, a tomar decisiones, a hacer actividades conjuntas y a tener una mirada de gestión de la economía de manera regionalizada y no únicamente localizada respecto sus países. Yo creo que Bolivia va a poder dar ese primer paso de la empresa gran-nacional con Venezuela a muy corto plazo, dadas las condiciones materiales para este proceso.
Son velocidades distintas de procesos de integración que en algún momento deberían converger en un mismo escenario; pero, en tanto el gran escenario continental no se consolide con todos los mecanismo internos, estos otros mecanismos regionales como MERCOSUR o como ALBA permiten asumir tareas específicamente regionales y comenzar a visualizar lo que debería ser, a mayor escala de aquí a una década, UNASUR.
Los movimientos sociales. No tengo todavía una figura completa sobre éstos, pero creo que la articulación de los movimientos sociales a nivel continental, su participación en estos procesos de integración es todavía muy, diríamos, ¿qué concepto usar?... todavía muy básico. Está habiendo un proceso de conocimiento mutuo después de mucho tiempo; yo tengo la impresión de que en los años treinta y cuarenta había una articulación entre obreros del continente más intensa que la de ahora pero el liberalismo fragmentó todo y redujo la articulación a la unión vía ONG. No era una articulación autónoma, era una articulación mediada si bien hoy recién comienza a haber un encuentro de compañeros cara a cara, que se visitan.
Cuando hay reuniones del ALBA, se reúnen los movimientos sociales y debaten temas complementarios a los de los Presidentes; eso es un gran avance, más aún cuando varios de los temas que plantean los Presidentes han sido previamente discutidos con los movimientos sociales o con, al menos, los liderazgos nacionales y regionales; eso es también otro gran avance. Pero todavía falta un mayor proceso de acercamiento directo entre los movimientos sociales; encontrarse con sus pares y comenzar a crear sus propias redes de movimientos sociales que luego se activan y están en el debate. Ahí yo noto que todavía se ha avanzado poco y que requiere más. ¡Y ya no digamos que aún no se ha creado todavía una plataforma continental de los movimientos sociales en términos de propuestas! Está complejísimo plantear eso; incluso a nivel de país, cuando se logra crear una plataforma nacional del movimiento social… ¡eso es una revolución! Pero eso también falta a nivel continental, falta… el mirarse como continente, no solamente acompañar las acciones de los Presidentes, sino el mirarse a sí mismos continentalmente como movimientos sociales. Es dificilísimo, pero quizás sea un norte que hay que plantearse y necesitamos crear una Internacional Continental de Movimientos Sociales que se reúna, debate, plantee sus cosas.
Necesitamos una estructura bolchevique -en el buen sentido del término- del movimiento social. Esa la tienen que hacer los movimientos, tiene que nacer de ellos, tienen que plantearse un norte, una movilización, un debate. ¡Es que ahora el movimiento social tiene que proteger su continente! Luchó y, en el caso de Bolivia, logró la toma del poder. En otros países participa en reivindicaciones y demandas pero tiene que tener una mirada continental de lo que es su proceso; al fin y al cabo, si esta oleada progresista se detiene o va para atrás, quienes más van a sufrir son los movimientos sociales. Quienes tienen que defender, apuntalar y empujar más allá este proceso son ellos, ¡son los más interesados! Están obligados a pensar continentalmente … se necesita una estructura bolchevique del movimiento social para debates, toma de decisiones y acciones continentales; una especie de Internacional … ahora se necesita una Internacional de Movimientos Sociales continental. Una Internacional de Movimientos Sociales con una mayor capacidad de vinculación en sus decisiones, de movilización hacia los países, de articulación entre movimientos y de una agenda común, debatida y discutida continentalmente entre los movimientos sociales para defender este proceso, para apuntalarlo, para radicalizarlo, para profundizarlo.
Con modestia aparte, creo que Bolivia es la experiencia más avanzada de movimientos sociales, más que Brasil. Es un país más pequeñito y de menos gente, pero la eficacia político-estatal del movimiento es la más radical en el continente y, por eso, el proceso boliviano es más original ahora respecto otros procesos. Todo esto es movimiento social: en el Estado, por fuera del Estado, por debajo del Estado, por encima del Estado… Tiene que haber un grupo, una alianza de movimientos sociales continentales fuertes, que sean los articuladores. Una auto convocatoria así va a ser muy complicada, tiene que haber unos cuatro, cinco, seis que se lancen y, sobre eso y de manera muy respetuosa, con democracia de base ir articulando el debate con los demás. Alguien tiene que dar el primer paso, y tiene que ser pronto. Esta nueva década tiene que nacer ya con una plataforma mucho más sólida. Hay que rescatar esta experiencia de Marx.

- ¿Cuál es el sujeto revolucionario en el continente, o en Bolivia para centrarnos en su caso concreto?

El sujeto revolucionario es el que hace la Revolución. No hay una predestinación, para que adivine quién debería ser…: ese fue el gran error del debate ocioso de la Izquierda desde los años cincuenta –o un poco antes- hasta ahora. La Revolución esperaba, seguía esperando a su jefe y su jefe estaba en otra cosa. ¿Paranoico, no? Por suerte, ahora no hay mucho de eso, pero el sujeto es el que hace la Revolución. Y está claro que ese sujeto que hoy está haciendo la Revolución viene del mundo del trabajo: bajo la forma de campesino, bajo la forma de comunario, indígena comunario, bajo la forma de obrero, bajo la forma de intelectualidad, o bajo la forma de vecino… pero es desde el mundo del trabajo que se ha complejizado infinitamente frente a lo que Marx conoció, pero sigue siendo el mundo del trabajo.
Dependiendo de cuál de estos espacios del mundo del trabajo asume un mayor protagonismo, el proceso tenderá a visualizar tales o cuales aspectos en detrimento de otros. Si es el mundo indígena campesino, visualizará el tema de la tierra, el tema de la biodiversidad y no visualizará otros -el salarial, por ejemplo-. Y, en su momento, volverá a emerger de nuevo el mundo del trabajo en su forma salarial visualizando este tema, de aquí a unos años… unos diez o veinte años, porque hay todo un proceso de reconstrucción del mundo salarial en el continente. Si es más vecinal, visualizará los temas de derechos, de necesidades básicas, aunque sean obreros. Eso es lo que pasó en Cochabamba: quienes participaron en la Guerra del Agua en Cochabamba eran obreros pero no se movían como obreros, como sindicato obrero, se movían como vecinos o como regantes. Porque moverse como obreros significaba ser botados de las fábricas, por eso tuvieron que canalizar sus expectativas de otra forma. No hay que estar esperando: ¡tiene que ser el obrero de fábrica que se vuelve sindicato para hablar del protagonismo del mundo laboral en el continente!
En el caso de Bolivia, este mundo del trabajo tiene como liderazgo al movimiento campesino indígena. Son trabajadores, trabajadores que quieren estructuras locales, asociativas, formas de gestión común de la tierra, trabajo individualizado, vínculos con el mercado parcial y quieren un protagonismo: llevan el liderazgo. Pero, en el medio, están también otros mundos laborales, asalariados, no asalariados que también se movilizan, con menor intensidad, con mayor dificultad…El sujeto es el trabajo, ¡no cabe duda! ¿Cuál de las modalidades del trabajo será a quien le tocará en la siguiente década asumir el protagonismo? Habrá que ver, la lucha lo va a decidir; no lo decide un texto, lo decide la lucha de la gente.
En el caso de Brasil, está claro que, en la medida en que hay una recomposición geo-económica de la producción (Brasil es ahora el taller del mundo) y, si no hay una presencia fuerte de su mundo asalariado, está claro que la eficacia del movimiento social va a ser débil; pensar en un proceso de radicalización revolucionaria ahí hace pensar en su mundo obrero, en tanto toma cuerpo y respira y se reorganiza ese mundo asalariado brasilero, ese MST que ha asumido la posta de mantener la vigencia de la presencia de la sociedad en el debate, en la experiencia y en la construcción de alternativas. Pero si no le acompaña de aquí a una década el movimiento obrero, lo que va a hacer el MST va a ser poco frente la necesidad que requiere una potencia mundial como es Brasil.
En el caso de Bolivia no es así, aunque -a su modo- Bolivia ha tenido también unos procesos de asalariamiento complejizados muy interesantes. Todo lo que está haciendo el movimiento indígena campesino, si no logra avanzar más es porque el movimiento obrero aún no ha logrado organizarse, o el gran movimiento obrero se modificó su estructura material, se lo pulverizó, como gran sindicato se ha diversificado como micro sindicato, compuesto por jóvenes y mujeres que no tienen experiencia sindical, que no se identifican como obreros; pero si ese mar de obreros de aquí en cinco, diez, veinte años no logra unificarse con identidad y acción colectiva, lo que pueda hacer el movimiento indígena campesino va a encontrar un límite. La clave va a estar en los dos brazos y habrá que esperar entre diez y quince años hasta que se reorganice el movimiento obrero. Este nuevo siglo es del movimiento obrero, resultado de este proceso de recomposición territorial de la fuerza de trabajo planetaria. Entonces, ese es el sujeto, el que surge como revolucionario.

- ¿Y ahí están las mujeres también, aunque no sean obreras?

Sí, depende de su lucha. Lo que sí está claro es que las mujeres tienen una fuerte presencia en el movimiento indígena en Bolivia haciéndose respetar gradualmente, con muchas dificultades, porque el movimiento indígena también tiene estructuras machistas. El ideal hombres-mujeres hasta ahí nomás funciona: la realidad habla de un movimiento muy jerarquizado entre hombres y mujeres.
En el caso obrero, la mitad de la fuerza obrera de Bolivia son mujeres jóvenes pero todavía el sindicalismo obrero, el que conocimos, no le da cabida, no las reconoce. Las mujeres no logran asociarse autónomamente en tanto mujeres, prefieren moverse como estudiantes –yo tenía obreras estudiantes- o como vecinas o amas de casa; aún no como obreras, eso va a requerir un gran proceso en que se modifique la idea del sindicato.
El sindicato que hemos creado es de estructura machista jerarquizada y el sindicato que va a permitir reorganizar u organizar ese nuevo mundo obrero de jóvenes, feminizado por la presencia de mujeres, va a tener que ser otro tipo de sindicato, no el que hemos conocido con este cambio: que modifique el tema de los horarios, el tema del discurso y otros porque esos son mecanismos que anulan. Si la reunión es a las diez de la noche, ¡qué mujer va a ir! ¡La sacan a empujones de su casa! Horarios del sindicato que permitan que las mujeres participen, que tome en cuenta la presencia de niños y niñas que todavía quedan bajo control -en muchas sociedades- de las mujeres.
Sin mujeres no va a haber movimiento obrero. El viejo movimiento obrero, masculinizado, donde las mujeres eran excepción (cocineras o lavanderas), ha desaparecido. Antes, la condición obrera en Bolivia era de hombres que estaban en el sindicato. Hoy, la condición obrera es de hombres y de mujeres y va a haber mucha mujer, mucha mujer. Pero el sindicato que se construyó en el Siglo XX correspondía a la condición obrera masculinizada de los obreros, por eso ahora ese sindicato ya no cuaja con la nueva condición obrera, porque las prácticas, el discurso, el saber, los tiempos, la dinámica de este nuevo mundo obrero, joven y con muchas mujeres, no entra en la estructura masculinizada. Se requiere que esa estructura sindical se modifique y surja un nuevo sindicato que sea capaz de articular a las mujeres, en su discurso, en su dinámica. ¡Eso va tardar veinte años! Sí, hay que esperar, hay que ver la Historia así, a largo plazo. Hay que planificar en décadas lo que nos va a llevar adelante.

- En Bolivia, el papel del discurso campesino indígena y del discurso no indígena es chocante para quien viene de otro país. A veces, trato de entender lo que pasa y hablando con las personas de las organizaciones, me dicen que con una formación político-occidental de izquierda tradicional no se puede comprender el proceso de acá. Como intelectual de tradición marxista ¿nos puede explicar nuestras limitaciones? ¿Hay puntos de encuentro: cuáles son, cómo se articulan estas dos visiones? ¿Es exagerada esta visión indigenista de cómo ejecutar toda la tradición de izquierda?

¡No hay que meterse con asesores! O con ONG que asesoran la política, porque ahí está ese tipo de discurso. Cuando ustedes van a las organizaciones, con los regantes, la CSUTCB, las comunidades, no vas a encontrar eso; ese tipo de debate no existe, sólo se mueve a nivel de los asesores muy influidos por las ONG: es un falso debate y no estás dialogando con quien de verdad tienes que dialogar. Esta adscripción reciente al mundo indígena -porque antes estaban involucrados con la Izquierda más tradicional-, ha llevado a que radicalicen sus puntos de vista un poco ostentosamente.
Pero no, el movimiento indígena campesino, en esos niveles intermedios y de base, no está en ese debate. Hay que entender que se trata de una reacción debido a que, durante mucho tiempo, la Izquierda tradicional de nuestro país desestimó al movimiento indígena; entonces, una inteligencia indígena se formó en los años setenta, ochenta, noventa, siguiendo las tesis de Fausto Reinaga en el rechazo a ese discurso izquierdista -yo diría “falsamente izquierdista”- porque era una lectura bien primitiva del mundo de Izquierda. Hay una inteligencia indígena que se ha formado en batalla, que peleaba con la Izquierda que los devaluaba y que repetía una discriminación defendiendo que, quienes tienen que conseguir los logros son los obreros y los campesinos eran la masa de apoyo en cuyos hombros irán los obreros y encima de ellos irán los intelectuales. Van a encontrar ese tipo de lecturas por parte de conversos recientes, o de antiguos luchadores indígenas que han tenido que enfrentarse a la lectura de Izquierda -pseudo izquierdista- de los años sesenta, setenta y ochenta.
Hemos ido a buscar un encuentro entre el marxismo y el indianismo. Yo creo que ese encuentro ha sido fructífero. Yo reivindico mi vertiente marxista y cada vez más me reivindico también indianista aunque no sea indígena; eso no es para mí ningún problema, ni me acompleja pues no tengo por qué ponerme a hablar para reivindicar mi indianismo como proyecto de sociedad. El indianismo tuvo la gran virtud de denunciar la colonialidad del Estado; lo denunció y lo visibilizó: esa fue la gran virtud y no podía haber sido otro que no fuera el movimiento indianista. El indianismo denunciaba la colonialidad del Estado, la desenmascaraba y la visualizaba pero, al mismo tiempo, era impotente en el tema del poder y era imposible definir una estrategia discursiva y de alianzas que permitiera el acceso al poder. Había que indianizar el Estado: ¡Muy bien!... ¿Y cómo se hace eso? ¡Silencio! porque su discurso era movilizador pero solamente denunciativo. Entonces, la vertiente marxista, con sus debilidades y sus incomprensiones, era la que planteaba el tema del poder pero lo hacía al margen del movimiento indígena. Eso pasó en los años setenta, ochenta y noventa. A finales del siglo XX se fusiona este indianismo denunciativo y movilizador con el marxismo -que plantea la cuestión del poder- y entonces el indianismo pasa a plantearse la cuestión del poder y el marxismo pasa a plantearse la cuestión de la acción de masas: dándose una fusión virtuosa entre indianismo y marxismo a principios del siglo XXI.
En términos de discurso y de creación teórica intelectual, esa es su originalidad. En términos de acción –digamos- política es la gran movilización de masas: en los levantamientos, en las insurrecciones está su originalidad. Es un siglo de movilizaciones gigantescas a nivel social, a nivel intelectual y este encuentro entre inteligencia indígena e inteligencia marxista es el que permite crear un escenario y una estrategia.

- ¿Qué tanto las bases se apropian de esos discursos teóricos?

Se trata de espacios cotidianamente diferentes: por un lado, el mundo de la Academia -a quienes se les paga para que estén pensando 24 horas y de eso viven- y, por el otro, el mundo de la vida laboral, asociativa y sindical del movimiento campesino. Lo que están detectando son los canales de comunicación de ciertas cosas de acá a acá con distintos lenguajes. Pero hay momentos en que esto se acerca mucho más y tiende a crear un espacio de precisión más grande: son los momentos de los grandes ascensos en los que lo que esta intelectualidad progresista reflexiona es lo que día a día está siendo debatido en las asambleas y donde lo que aquí ha surgido en un texto de periódico, en un discurso o en un folleto, es ampliamente retomado por los niveles dirigenciales que los llevan hasta las bases. Momentos de esos son la Guerra del Agua…
Pensar esta fusión del espacio intelectual y académico con el movimiento social es imposible. Es falso. Lo que sí hay son vasos comunicantes -yo diría fluidos- que han llevado incluso a que el ámbito intelectual en diez años vaya entrando en otros temas. Hasta los sectores conservadores tienen que reflexionar sobre los hechos ¡Están vivos! La Constitución, el ámbito del Derecho Penal, ¿cómo se va a vincular con la NCPE?. Hoy por hoy, hay vasos comunicantes; en momentos son ríos comunicantes, ya son fusiones incluso, parciales y, luego, separaciones; es la dinámica, yo creo, de cualquier proceso de transformación. Otra vez por oleadas, nada es perpetuo. La idea de Revolución permanente no es tan cierta; los hechos demuestran que son procesos por oleadas, cíclicos, que van y vienen, se intensifican o se dilatan. Estos cuatro años, intensos, en Bolivia, demuestran que la existencia de esa dinámica de la oleada de la que hablaba Marx.

- ¿Cómo ve el movimiento estudiantil en el país? ¿Está acompañando el proceso?

No hay movimiento estudiantil universitario hoy: no existe; lo que existe es el eco de los años sesenta y setenta: un gran movimiento estudiantil que asumió el liderazgo, las marchas, las movilizaciones, el debate público, la construcción de asambleismo, de democracia radical de base, de vinculación con las luchas populares, cuyo momento culminante llegó hasta los años 1983 y 1984.
El profesor Pierre Bourdieu hizo una investigación en Francia para entender el ’68 muy interesante y choqueadora frente a la visión romántica que se tiene todavía de ese momento, pero ¿qué es lo que yo veo para Bolivia? En los años sesenta y setenta la Universidad pública, la más grande, estaba compuesta por estudiantes de clase media y clase media-alta, personas que tenían cierta estabilidad económica, que no estaban buscando un ascenso social sino la estabilización y la continuidad de su condición social y que, por lo tanto, tenían más tiempo para disponer para sus estudios, para la movilización. En los años setenta comienza el proceso de ampliación de las Universidades a sectores populares: en el año 1980, 60.000 estudiantes en el sistema universitario, en el año 2000, 300.000 estudiantes en Bolivia (es un elevado porcentaje, en términos de población universitaria, uno de los más elevados del continente) y se da un amplio proceso de incorporación de clases populares a la Universidad; la ilusión del ascenso social vía la educación.
Es una ilusión, pero es una ilusión bien fundada y creída por la gente: los estudiantes no vienen a pasar el tiempo ni vienen a consolidar su condición social sino que vienen a buscar el ascenso social. Son compañeros que no tienen tiempo para la asamblea porque tienen que trabajar. Vienen una hora, algunos caminando o desde El Alto, para pasar sus clases y se tienen que ir luego a trabajar, hay que ir a la biblioteca para buscar el libro (porque no tienen plata para comprar), a cuidar a la wawa o atender a la familia. Pero, además, vienen con otra mentalidad: no están ahí para reclamar mayor democracia en el ámbito universitario, han venido a obtener su título lo más rápido posible porque necesitan su título para el siguiente paso. Las expectativas materiales de este bloque popular son muy distintas a las expectativas materiales de los estudiantes de hace veinte años.

- Pero, sus papás y mamás están participando…

¡Claro! y ellos también: en las revueltas que ha habido acá, las sublevaciones, las insurrecciones… esos estudiantes estaban en primera fila pero no como estudiantes, sino como vecinos, como miembros de su barrio. Una cosa es la clase social como materialidad y otra la clase social movilizada. Eso también pasa con los obreros. Los obreros no se mueven como obreros, se mueven como vecinos, como comerciantes… Los estudiantes no se mueven como estudiantes, se mueven como partícipes de un sindicato, como miembros de la Junta de vecinos, padres de familia… Una cosa es la clase y otra la forma… la clase objetiva y la clase movilizada. A veces coinciden: soy clase obrera y soy clase obrera movilizada; otras veces soy clase obrera, pero soy clase vecinal movilizada. Mi identidad material y mi identidad social pública. Cuando se dan estas “tijeras”, las cosas se complejizan más.
Pero la Universidad es el mejor mecanismo de difusión de ideas en la multitud porque cada estudiante que está ahí se va a la fábrica, se va al barrio, se va al comercio y lleva la idea que está gestando. Las ideas, los libros que lee, los textos, los periódicos... No va a servir para el debate en la Universidad, no tienen tiempo para debatir ahí; eso va a servir para que luego lo vean en El Alto, encolado en el Sindicato o en la Junta Vecinal, resumiendo lo que se ha hablado de una cosa u otra.

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"Métanse su bicentenario por la raja y devuelvan los territorios"

David Aniñir es una de las voces más potentes de la poesía mapuche actual. Y también una de las más irreverentes y lúcidas. Sobre sus pasos actuales, la huelga de hambre en prisiones, el Bicentenario y su nuevo proyecto poético-audiovisual, "Ñukemapulandia", conversó en exclusiva con Azkintuwe.
Por Pedro Cayuqueo - Jueves 26 de Agosto de 2010

“Somos hijos de lavanderas, panaderos, feriantes y ambulantes / somos de los que quedamos en pocas partes”, escribe David Aniñir Guilitraro en “Mapurbe”, libro subtitulado “Venganza a raíz” (Odiokracia Autoediciones, Santiago 2005). Aniñir escribe desde su propias vivencias y las de sus pares. Vive en la comuna de Cerro Navia, en el corazón de la periferia capitalina. Es obrero de la construcción y en sus poemas mezcla, sin pudor alguno, todos los mundos que ha recorrido a sus 38 años; poblador, rockero, mapuche, migrante y un largo etcétera.

Escritor de culto para las nuevas generaciones, el bicentenario chileno lo encuentra abocado a un proyecto fascinante: llevar al cine, al lenguaje audiovisual, pasajes de su opera prima “Mapurbe”. Para ello se unió al director de cine independiente Vicho Montecinos, con quien trama dar vida a “Ñukemapulandia”, “una mirada sarcástica y crítica sobre la realidad del mapuche en la ciudad”, según la define el propio Aniñir. Sobre ello y varias cosas más conversó con Azkintuwe.

- David, en qué andas por estos días.

Bueno, la verdad “andamos”. Junto al emergente Vicho Montecinos y un grupo de talentosos creadores, estamos abocados en sacar adelante “Ñukemapulandia”, un proyecto audiovisual en formato cine. Considerando todas las adversidades propias de producir cine sin el fuckin kullin, sin ni uno y la poca experiencia, tiene un encanto adicional. Fuera de ello, mis días que son medios nocturnos se precipitan entre una relativa cesantía y la creación poética. Laburo en la “contru” acá en la mierdopolis santiaguina. Escribo, sigo con mi poesía, rebuscando un lenguaje escritural que me represente, insistiendo y porfiando con las imágenes y las formas.

- Algún antecedente previo en esto del audiovisual.

Participé de experiencias de artes escénicas con el Kolectivo Artemapunx, con quienes desarrollamos “Mapurbe; debajo del asfalto”, una experiencia enriquecedora de llevar al lenguaje teatral y visual mi obra poética. Ahora, mi relación con el audiovisual se ha venido dando desde el 2008, con el videista Francisco Huichaqueo, un peñi de Valdivia que reside en Santiazko. Con él, que desarrolla un componente más estético venido de la plástica, hemos fusionado detalles significativos en la imagen, desafiando nuestra concepción de realidad, belleza y lógica a través del video-poesía. Las realizaciones; “Antilef, Salario” (video performance con Eli Neyra) y “Ala-Kabra-pan” son unos de los registros pincelados por mi poesía.

- ¿"Ñukemapulandia" es un proyecto colectivo?

Será parte de una creación colectiva, hemos convocado amigas y amigos a participar. Una mirada sarcástica y crítica sobre la realidad del mapuche en la ciudad, que sueña con vivir en sus tierras, pero vive sometido a una realidad sombría que no lo deja salir. “Ñukemapulandia” es una iniciativa colectiva y autogestionada, que intenta salir de todos las lógicas convencionales de la creación en el arte mapuche contemporáneo, también en su financiamiento. Queremos demostrar que si podemos ser autónomos también en nuestras ideas, crear lenguajes propios, rescatar nuestra cultura y denunciar lo que nos parece injusto.

- ¿Te parece potente lo audiovisual como formato de comunicación?.

En estos tiempos el audiovisual, como medio de control social, es un arma utilizada por los grandes medios en función de intereses ya conocidos por todos nosotros. Ahí tú ves a toda la población de la capital hilando babas con el facho del Kike Morandé y la programación de mierda que existe en la TV oficialista de este país. Deformando la realidad, desinformando, sustentada en una lógica alienante. Eso nos toca muy de cerca frente a la situación que sufrimos como pueblo y principalmente por lo que ocurre con nuestros peñi hoy en huelga de hambre.

- Pero es un arma que puede volverse también hacia ellos....

Ya lo creo. La apropiación del formato audiovisual de muchos inquietos creadores se nos ofrece como un arma filuda y explosiva. Sin más, el caso de Elena Varela o la incautación de registros realizados por los mapuche de parte de los fiscales, son precedentes de cómo el formato audiovisual es en su naturaleza brígido, peligroso para el poder y sin duda un potente formato de comunicación. Claro, nuestro trabajo comprende abordar temáticas desde un lenguaje más artístico, una mirada del crudo reality que nos ha tocado vivir como mapuche en la warria (ciudad).

- Hacías referencia a la huelga de hambre. ¿Cómo la ves?

Recuerdo que la huelga realizada por la Chepa y otros comuneros tuvo una cobertura mediática única, un precedente histórico que consiguió ciertos beneficios carcelarios dejando intactas las demandas reales que motivaban tal acción: la desmilitarización de la comunidades, el término de la Ley Antiterrorista parida durante la dictadura y las históricas demandas territoriales. Hoy las demandas de los peñi en huelga son las mismas. Si no hubo real atención a ellas durante la Concertación, ahora con una derecha facha y racista el panorama lo veo aún más difuso.

- ¿Qué te ha parecido el silencio de los grandes medios?

El bloqueo comunicacional y la nula voluntad política revela la real actitud del Estado. Es lamentable que hayan 33 mineros atrapados en la mina San José donde el gobierno ya surtió sus garras y como broche sellará un sentimiento nacionalista este bicentenario. Es lamentablemente como te digo, pero lo es el doble al darse cuenta de la utilización de un dolor para tapar otro dolor, como lo es la situación de los peñi en huelga. Lamentable cachar que a las grandes empresas y el gobierno les importamos una raja. La huelga de nuestros hermanos es un acto que merece todo nuestro apoyo.

- ¿Qué se te viene a la mente cuando escuchas hablar de “terrorismo mapuche”?

Lo relaciono con una fantasía racista. Con el incremento de películas gringas en la sociedad que compra lo que le venden los medios desde antes de la caída de las Torres Gemelas. Con la obediencia de los gobiernos al gran capital inversionista necesitan mantener ese imaginario ridículo en la sociedad, para resguardo de sus intereses. Aquí no hay muertos del otro bando, solo mapuches, jóvenes y por la espalda, eso es de maricón. Los pacos son eso y el Estado es el único terrorista en esta historia.

- ¿Con qué prensa te informas? ¿La Segunda? ¿El Clinic? ¿Azkintuwe?

Leo La Cuarta (risas). En realidad trato de ver todo lo que esta más relacionado con la temática mapuche, bueno, por mi interés aquello que está cercano a la creación artística de los mapuche o relacionado con la poesía. Cacho que The Clinic con lástima pretende ser lo que nunca fue o lo que no alcanzó a llegar ser. Que La Segunda nunca va a ser la primera en seguir mintiendo pues los últimos serán los primeros. Y que Azkintuwe debería ser postulado al Nobel de Periodismo o inventarles ya un premio (risas). Han salido buenos periódicos, como Diario Uno y el mismo El Ciudadano, de circulación masiva y que es sugerente recomendar.

- Estuviste de gira por Europa, ¿Cómo se dio esa posibilidad?

Esa fue una gran aventura y por mi estilo casi una locura. Sabes que casi me reportan de regreso el primer día que llegamos a la escala de Madrid, casi no llego. Me pillaron fumando en el baño del avión no una vez, sino tres veces. Me requisaron el pasaporte y señalaron me reportarían a la policía internacional por ser un riesgo para el vuelo (risas), quizás me hubiesen acusado de terrorista llegando a Chile, pero no pasó nada. Finalmente, mis compañeros, entre ellos Máximo Corvalán y Francisco Huichaqueo hablaron para hacer caso omiso de la situación. Máximo le dijo al capitán de vuelo antes del arribo: “déjelo, es un nativo que lo sacamos de una cueva por allá en la cordillera de Nahuelbuta” (risas). Claro, por norma internacional es imposible fumar en un vuelo.

- ¿Ibas a un intercambio?

El viaje fue un proyecto de estadía e intercambio. Consideraba Marsella, Paris, Berlín, Barcelona y finalmente Marsella para regresar en día 40 de viaje a Chile. Pagué la multa que te cobran por aplazar el viaje y me fui a Barcelona a patiperrear completando tres meses. Algo así como 40 días y 500 noches, hubiese dicho Sabina. Tuve la suerte, junto a Máximo Corvalán, Bernardo Oyarzun y Francisco Huichaqueo, de exponer nuestro trabajo en todas esas ciudades, en centros culturales, medios alternativos de comunicación y Okupas. De conocer una realidad que si bien te choca y sorprende, también te amplia el sentido de la creación, la percepción de mundo y de reafirmar que nuestro pueblo mapuche no es el único que está sometido al dominio del capitalismo. Que el factor común es “humanimal” y que el poder no tiene banderas, es un mercado globalizado que se está pasando por el culo el planeta y quienes lo habitan aquí y acullá.

- ¿Qué destacarías, de lo bueno?

Participar en Paris en un mitin denunciando la matanza de Bagua, leer poesía frente a la Torre Eiffel, el aroma de la Segunda Guerra Mundial que aún persiste en Berlín con sus noches de tres horas, palpar una fauna cosmopolita en Marsella, un alto porcentaje de la población no es de origen francés, una cuna migratoria en Europa. Y finalmente Barcelona, todos bellos recuerdos. Conocí muchos artistas, también por la facilidad del idioma pude establecerme allí con mayor holgura. En Barcelona terminé el proceso de reedición de “Mapurbe”, con nuevos textos que iba ya trabajando. Junto a un grupo de artistas latinoamericanos formamos un colectivo de arte, grupos que en sus distintas estrategias tratan de hacer arte popular. Pude constatar que la belleza humana es aplacada por la misma mierda capitalista, con distintas moscas obviamente.

- Pasemos entonces a la parte oscura.

Comprobar que nos deben su calidad de vida, su economía. Saber que sus grandes catedrales se deben a las riquezas que han robado y saqueado a los pueblos originarios por muchos años. Eso se manifiesta, entre lo que es visible, por el derroche que existe en las esquinas. Se encuentran desechos en buen estado donde fácilmente un indigente en Chile puede vivir con ciertas comodidades, precarias allá, pero aquí y en el resto de Sudamérica no. Pero como te decía, lo chocante es el contraste. Y cómo te vas explicando que por tantos años hayan desarrollado una sociedad de bienestar en base a los grandes saqueos realizados a los pueblos originarios y que aún se mantienen vigentes.

- A propósito, se viene el Bicentenario. ¿Te dice algo esa palabrita?

Si pues, clarito. Que ya son 200 años en que han estado manteniendo sistemáticamente una empresa de robos y saqueos… ¡que paren el webeo!. Métanse su bicentenario por la raja y devuelvan los territorios donde fundan su falsa soberanía patriotera.

- Cuando podrán tus lectores disfrutar un nuevo libro.

Estoy compilando y escribiendo unos textos que se me van alargando. Son poemas que no quieren ser poemas. Confrontando técnicas. Son imágenes que pasan en movimiento constante y que se van desplazando por géneros inexplorados. Me interesaría sacar algo como cuentos cortos, relatos de la urbe. Con esta confabulación que tengo en la poesía por la prosa, denominaría a mis nuevos escritos “Proesia”. ¿Buen nombre no?... Esperemos a ver que resulta, cacho que para el próximo año, no lo sé. “Mapurbe” ya se ha estado mandando solo, está fuera de mi alcance, creció, salió a callejear y parece que en cierta medida no me pertenece, le pertenece al mundo mapuche.

- Precisamente el año pasado relanzaste Mapurbe, ¿qué tal ha sido?

El entrar a un circuito de poetas y escritores al alero de una editorial te señala. Te pone en relieve y claro se crean expectativas de futuras creaciones. Tuve la suerte de que Pehuen Editores se interesara en esta obra y su reedición con más textos impresos. La distribución en librerías del país me sorprende, es lento pero como decía Leonel Lienlaf, solo te sirve para estar en una plataforma y que cierto segmento conozca tu obra. “Mapurbe” es un precedente, un icono mapuchon de la pobla. Un sujeto que se instala en la conciencia social de los mapuche. Es un material de estudio académico para distintas disciplinas sociales. Es reconocido y el mayor privilegio es ese. Ahora en un país de poetas donde la poesía es un indicador poco rentable, se sostiene finalmente eso, el reconocimiento.

- ¿Y la crítica?…

La verdad no cacho mucho de las críticas que hacen los literarios de mi obra, hablan en difícil, quien habla más enredado es más bacán. Yo escribo solamente.

- ¿Estás leyendo tu poesía?

Estoy asistiendo a variadas invitaciones de lectura en los centros culturales, colectivos, apoyando iniciativas de denuncia, leyendo fuera de Santiasko, fusionando constantemente mi poética con bandas de rock en las tocatas, una suerte de performances de poesía y música con Los Pukutriñuke, La Floripondio, Sandino Rockers, entre otras. Con Carlos Cabezas existe un proyecto de musicalización de poetas mapuche en que están varios cómplices, eso se está macerando y con los Políticos Muertos se viene una wena mano, lenta pero va, espero.

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Bicentenario Chanta

Hizo falta un “sabio competente” como reza la melodía. Porque ya es tarde. Porque hay asuntos que no son de última hora. Se redujo la celebración del Bicentenario de Chile a una agenda mediática, de desfiles militares y navales, inauguraciones de obras que igual se hacían, feriados y espectáculos sin impronta. Remata una Comisión Bicentenario acalambrada por líos de dineros, renuncias enojosas, con ausencia de mujeres y hombres proverbiales para la ocasión, proyectos confusos e inconclusos.
El momento marcado en el calendario de la historia se asoma así como una fiesta frágil, tenue, inocua, cursi. Lo deslumbrante, lo épico, lo reflexivo, lo profundo, lo cimero, lo enaltecedor, lo creativo, lo proyectivo, se torna ausente.
Pareciera que los gobernantes de turno no conectaran con los próceres permanentes. Que los programas contingentes no dieran cuenta de los procesos históricos.

Se lee, leemos, que para conmemorar los 200 años de independencia de Chile, harán un parque “similar al Central Park de Nueva York”. Que dos torres “modernas”, inmensas y neoyorquinas, serán parte de las obras bicentenarias. Como si por ahí vagara la identidad de esta estela de territorio habitada primero por indígenas y luego por mestizos que de neoyorquinos tienen lo que un huemul de un oso. Que habrá dos días más de feriado “para celebrar”, lo que sólo ha generado un debate de ganancias y pérdidas, de comercio y clientes. Que la Parada Militar será única “porque habrá más soldados” marchando. Y suman obras que, en verdad, tuvieron otro origen y otra intención y que ahora, así de simple, la agregan al listado Bicentenario como si se tratara sólo de sumar estructuras. O seres humanos, porque quieren meter en el programa el caso trágico de los 33 mineros atrapados en Copiapó.

Como un sinsentido o lejanía de lo que sería celebrar lo que somos, o lo que quisimos ser, o lo que debimos ser, emerge una agenda reduccionista, ahistórica, gris, livianita, una agenda meramente mediática y oficialista-oficiosa, que no llena ni valora 200 años de vida, luchas, sacrificios, logros, construcciones, épicas, fracasos y consagraciones, certezas y contradicciones.

La identidad, la historiografía, la significación, los hitos, los personajes, los procesos, las tragedias, las rebeldías, la razón de la fuerza y la fuerza de la razón, los colores y las tradiciones, las dignidades y las soberbias, los cantos y las geografías, los monumentos de momentos, las manos y las mentes de los que construyeron estos 200 años, todo lo que enaltece dos Siglos de aquella independencia –no la única ni la primera-, se desvanece, desaparece, se diluye, en los dibujos mediáticos, las inauguraciones tenues de último minuto, los feriados, el show.

Se aparece un Bicentenario chanta. Disminuido. Dócil. Porque si 200 años dejan huella, no habrá huella de la celebración. Cuando era el momento nuestro, de los nuestros, para los nuestros.

Cómo hará falta la mirada del estadista, la melodía intensa, la letra descubridora, el pincel agudo, la historia verdadera, los rostros de los que fueron y nos hicieron, las lanzas de las rebeldías, el color y la fisonomía de esta tierra larga y estrecha, profunda y fuerte, en fin, la intensidad y la bravura de 200 años que no se hicieron para poca cosa porque no es poca cosa.

Momento profundo, de grandes creaciones, de profundas palabras, de espacios gloriosos, de obras enaltecidas, de sellar la identidad. Sin prejuicios, con las contradicciones de una Nación contradictoria, con las verdades enteras y no a medias, con los claroscuros de un país que se fue inventando y creando con la fuerza de la historia y una historia hecha a fuerza.

Era, debió ser, un momento de iluminación, de consagración, de convocatoria, de movilización, de emociones, de profundidades, de fiestas auténticas, de reparación, de restauración, de análisis, de educación. Era el momento de haber convocado a la creación de grandes obras históricas, literarias, plásticas, arquitectónicas, urbanas, juveniles, de abrir al país a sí mismo, en cada región y rincón, de haber llenado los espacios de arte, historia, música, danza, reivindicaciones de la tierra y de sus próceres de todos los ámbitos. Sentir que este es un país que valió, que vale la pena.

Momento para sentir y percibir en espacios abiertos, por ejemplo, el legado de Gabriela, Pablo, Matta, Violeta, Arrau y Víctor. De adentrarse en las historias de los mapuches, de los independentistas, de los guerrilleros, de los sindicalistas, de las mujeres emancipadoras, de las gestas sociales, de los hitos que hicieron a esta patria, que la dibujaron, la perfilaron, la consagraron.

¿Dónde estará todo eso el 18/9/010? ¿En qué mentes, talleres, espacios, corazones, manos, ojos, escritos, sentimientos, creaciones? ¿Estará oculta la identidad de la tierra y del pueblo dos veces centenario? ¿Se asomarán por las cúspides cordilleranas los ojos de José Miguel, Bernardo, Manuel, Javiera, Salvador, Miguel, Luis, Clotario, Raúl, para mirar cómo los recordamos, cómo reivindicamos lo que fueron para que fuéramos? ¿Surcarán las araucarias milenarias Lautaro y Guacolda, Caupolicán, su pueblo, para redescubrir que son los olvidados de siempre? ¿Será para las niñas y los niños una mera fecha de festejos que no calará la piel para sentirse de verdad hijos de una patria que merecen? ¿Habrá algo que lleve la palma de la mano de chilenas y chilenos a su corazón sintiendo que allí late de a de veras una historia tricolor de luchas, sangre y justicia, que al mirar el cielo, el mar y la tierra haga brotar lágrimas de orgullo y que al voltear sean estremecidos por lo que fueron y lo que hicieron los que tuvieron honor, palabra, sabiduría, dignidad, valentía, audacia, arrojo? ¿Habrá alguien o algo que recuerde que en este trozo del planeta se ha bregado para extirpar la ignorancia, la indolencia, la injusticia, la explotación, la desigualdad, la discriminación, la dependencia, la mentira y el olvido?

Chile debería haber sido Bicentenario en cada minuto, hora y día de este año. Por televisión, radio, diarios, avisos, gigantografías, imágenes, debió brotar a cada instante la frase “tú eres Chile, tú eres Bicentenario” para reconocernos en la fecha-hito. Que el Bicentenario nos recordara, nos hiciera recordar, nos llamara a recordarnos.

Por Hugo Guzmán

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El capítulo principal del último libro

Después de publicadas las dos Reflexiones sobre el libro del escritor Daniel Estulin, titulado “La verdadera historia del Club Bilderberg”, el autor envió un mensaje solicitando entrevistarse conmigo. Deseaba que antes del encuentro leyera un capítulo importante de su nuevo libro que está por publicar y debía ser traducido del inglés.
Ayer me lo entregaron ya traducido en Cuba. Su contenido es espectacular y merece ser analizado en sus aspectos esenciales. Seleccionando párrafos de ese material ofrezco una idea del contenido del capítulo, que ofrece importantes datos que para los técnicos implica un desafío.

El autor comienza afirmando:

“Éste es el capítulo más extraño que usted podrá encontrar jamás en un libro, en este o en cualquier otro que se haya escrito [...]. Las últimas piezas del rompecabezas serán puestas en su lugar para que usted pueda ver la imagen del mundo en que vivimos. [...] no será tan fácil hacer que usted crea en ella por razones puramente sicológicas. Ello podría deberse en parte a nuestra propia mentalidad servil que tan esmeradamente creó en nosotros la propaganda inhumana que con tanta fuerza ha estado dirigida contra la humanidad desde el siglo XIX.”

“…pequeños grupos de conspiración han actuado contra Cuba, Laos, Afganistán y Nicaragua. Durante décadas han estado involucrados en todo, desde las drogas y el tráfico de armas hasta los asesinatos, la guerra encubierta y el terrorismo abierto.”

“Personas como George H.W. Bush; William Casey, ex director de la CIA; [...] Oliver North, el ex hombre-punta del Irán-Contras; y Mike Harari, segundo al mando del Mossad son algunas de las más notorias en este glosario de agentes de operaciones encubiertas…”

“Este capítulo trata de las armas de destrucción masiva. Las armas atómicas, las armas nucleares, las mini-armas nucleares.”

“En este capítulo analizaremos el atentado con bomba en la ciudad de Oklahoma, del cual se culpó a la extrema derecha estadounidense; el de Bali, del cual se culpó a los terroristas islámicos; el asesinato de Rafiq Hariri, del cual se culpó a Siria; y el atentado en la Terminal 4 del Aeropuerto de Barajas, del cual se culpó a ETA.”

“Según la información oficial, a las 9:02 a.m. (Hora Estándar del Centro) del 19 de abril de 1995, el camión Ryder, que contenía aproximadamente 2 300 kilogramos de fertilizante y una mezcla de nitrometano, detonó frente al lado norte del Edificio Federal Alfred P. Murrah de nueve pisos. La explosión destruyó la tercera parte del edificio y creó un cráter de 9 metros de ancho por 2.4 metros de profundidad en la calle NW 5th Street próxima al edificio. La explosión destruyó o dañó 324 (¡!) edificios en un radio de dieciséis cuadras, destruyó o quemó 86 autos en los alrededores del lugar y quebró cristales en 258 edificios cercanos. La destrucción de los edificios dejó a varios cientos de personas sin hogar y provocó el cierre de múltiples oficinas en el centro de la ciudad de Oklahoma. Al menos 168 personas murieron y otras 853 resultaron lesionadas; la mayoría de las lesiones eran quemaduras. Los efectos de la explosión pudieron escucharse y sentirse hasta una distancia de 89 kilómetros.”

“Aunque la versión oficial haya sido confirmada por el gobierno de los Estados Unidos y la mayoría de los medios corporativos, no será especialmente difícil desmentir la versión ‘oficial’ con una versión más sensata de los acontecimientos:

“1. Los coches bomba no dejan cráteres; los cráteres sólo pueden ser ocasionados por una carga soterrada. Incluso si usted coloca una bomba nuclear en un camión y la hace detonar, aún en estas circunstancias, la bomba no dejará un cráter.

“2. Los explosivos convencionales no provocan el incendio de los autos en los alrededores del lugar de la explosión…”

[...]

“4. Las explosiones convencionales no le causan quemaduras a sus víctimas -éste es un rasgo típico de las explosiones nucleares- porque esas quemaduras son provocadas solamente por las radiaciones térmicas.

“5. Los explosivos convencionales no provocan ningún impulso electromagnético (EMP, por sus siglas en inglés) que pudiera calcinar las tarjetas de circuitos impresos de las computadoras de los alrededores.”

“6. [...] El monto de los daños era el típico provocado por al menos 10 bombas de 10 toneladas cada una de las que utiliza la aviación moderna, o el provocado por una ‘mini-bomba nuclear’ programada para explotar con la potencia correspondiente -es decir, 0.1 kilotones.”

“9 …una magnitud de 3.52 en la escala Richter es típica de una ‘mini-bomba nuclear’ de 0.1 kilotón -el equivalente a 100 toneladas métricas de TNT.”

“10. Un volumen de 2 300 kilogramos de fertilizante (el equivalente a 1.8 toneladas de TNT), aún cuando se entierre, nunca podría crear una señal sísmica de magnitud 3.0 (y si se coloca en un camión esta carga no producirá ninguna señal sísmica).”

“Un tal Sr. Timothy McVeigh confesó haber cometido el crimen. Fue juzgado, condenado, sentenciado a muerte y ejecutado mediante inyección letal el 11 de junio del año 2001. El ataque había sido el peor acto terrorista en territorio estadounidense hasta el 11 de septiembre. Sin embargo, le dio al gobierno estadounidense la excusa que necesitaba y el pretexto necesario para la adopción de nuevas medidas de emergencia -el Proyecto de Ley contra el Terrorismo, que pocos meses después, pisándole los talones al 11 de septiembre, se transformaría en Seguridad de la Patria, que privaría a los ciudadanos estadounidenses de la mayoría de sus derechos constitucionales.”

“Desde Bali hasta la ciudad de Oklahoma; desde Kosovo hasta Moscú; desde Afganistán hasta Wall Street, estos acontecimientos le brindan al lector una visión de cómo opera el Gobierno en la Sombra, utilizando a traficantes de drogas, criminales y terroristas para que hagan lo que a dicho Gobierno se le antoje.”

“El hombre-punta para esas operaciones fue el veterano agente de la CIA, Theodore G. Shackley, quien trabajó en estrecha colaboración con personalidades de la mafia como John Roselli, Sam Giancana y Santos Traficante.”

“En 1975 Shackley se convirtió en Director Adjunto de la Dirección de Operaciones, quien lo designó a cargo de las Operaciones Encubiertas, la Contrainteligencia e, irónicamente, la Lucha Antidrogas, todas bajo el mando de George Herbert Walter Bush.”

“Fue en este contexto en el que Shackley se desempeñó como ‘consultor’ de actores tales como Bush padre, Oliver North, y el director de la CIA William Casey en su ilegal y sangrienta red de intercambio de armas por drogas cuyos resultados fueron decenas de miles de muertes y el hecho de que toneladas de drogas inundaran nuestras calles.”

“Desde Bahía de Cochinos hasta el caso Irán-Contras; el atentado con bomba en la ciudad de Oklahoma; el vergonzoso bombardeo nuclear contra los kurdos en Kirkuk, al norte de Irak; el bombardeo nuclear contra la famosa mezquita chiíta de Khillani, en Bagdad y el bombardeo nuclear cuádruple sin precedentes contra la secta satánica Yazidi cerca de Mosul en Irak, que impuso un nuevo récord en víctimas humanas -más de 550 muertos y varios cientos de lesionados.”

“Siendo aún miembro del ejército, Timothy McVeigh le escribió una carta a su hermana donde le decía que había sido seleccionado para integrar la Unidad de Operaciones Tácticas (CTU por sus siglas en inglés) (los Boinas Verdes) de las Fuerzas Especiales, (que estaba involucrada en actividades ilegales).”

“Es muy probable que se le haya dicho que tenía la importante misión de infiltrarse en una organización terrorista y evitar un ataque con bomba. Este es un cuento que un hombre joven e impresionable como McVeigh se hubiera creído.”

“De cualquier forma, el hecho de que existieran dos ‘Timothy McVeighs’, así como existieron dos Oswalds, sugiere la existencia de una sofisticada operación de inteligencia, destinada a colocar a McVeigh en el lugar equivocado y en el momento equivocado. Al igual que Oswald, McVeigh probablemente se creyó que era un agente del gobierno, que era parte de un proyecto secreto.”

“…fue engañado, lo convirtieron en cabeza de turco y finalmente lo mataron. Caso cerrado. Las pruebas fueron destruidas. Sin embargo, las preguntas aún no han sido respondidas.”

“12 de octubre de 2002. Atentado con bomba nuclear en un club nocturno de Bali.”

“Según la versión oficial del atentado con bomba en Bali, una tonelada métrica de explosivos convencionales colocada en un vehículo tipo jeep explotó en las inmediaciones del Club Nocturno Sari, provocando la muerte inmediata de 187 personas, lesiones fatales a muchas otras, enormes bolas de fuego, provenientes supuestamente de los balones de gas para cocinar, la demolición de los edificios circundantes al lugar de la explosión y grandes fuegos que se esparcieron por los alrededores.”

“Una de las primeras informaciones sobre el atentado con bombas en Bali llegó a través de Fox News: ‘Atentado con bomba en club nocturno indonesio es catalogado como acto terrorista’. ‘La explosión tuvo lugar alrededor de las 11:p.m. [...] El lugar se encontraba abarrotado de personas, y se incendió en un milisegundo’.”

“La palabra ‘milisegundo’ constituye uno de los lapsos más imperdonables. Al igual que ‘nivel cero’, esta palabra está reservada para las explosiones nucleares. De modo que nunca, bajo ninguna circunstancia, uno utilizaría esta extraña palabra al referirse a una explosión, a menos que estuviésemos hablando de una explosión nuclear.”

“El problema es que una explosión convencional, por grande que sea, no produce ni calor ni llamas.”

“Otro turista [...] declaró lo siguiente: ‘Sentí que mi hotel se sacudió violentamente y corrí a mirar por la ventana. En la distancia pude ver una gran nube blanca en forma de hongo, y supe que no estaba observando un ataque ordinario’.”

“Yo creo que todo el mundo sabe qué significa en realidad una nube en forma de ‘hongo’.

“Además, las explosiones ordinarias no provocan incendios en los edificios aledaños. Son las explosiones nucleares las que provocan incendios en los edificios aledaños -debido a la intensa radiación térmica que emana instantáneamente de las bolas de fuego.”

“La policía indonesia declaró que el número total de muertes había ascendido a la increíble cifra de 202 víctimas. Usted no podría ser capaz de matar instantáneamente a un par de cientos de personas y lesionar no sólo a otros cientos, sino a miles con una carga de 1000 kilogramos de explosivos convencionales colocados en un jeep.”

“¿Acaso sabía el gobierno de Indonesia que lo que había explotado en Bali había sido una bomba nuclear? Por supuesto que sí. Por ejemplo, el vicepresidente de la Cámara, A. M. Fatua, al referirse a un supuesto terrorista que supuestamente había colocado la bomba, declaró lo siguiente: ‘Mi conciencia me dice que él no es el autor principal. No creo que Amrozi (el supuesto terrorista) haya tenido la capacidad para haber realizado todos los preparativos para el ataque con bomba, como la detonación de un tipo de mini bomba nuclear en Bali’. De modo que, el vicepresidente de la Cámara de un país con una población de más de 200 millones de personas sabía que se trataba de una ‘mini bomba nuclear’. ¿Lo sabía la entonces Presidenta de Indonesia, Megawati Sukarnoputri? Y si lo sabía, ¿por qué no dijo nada?”

“Existe una versión ‘confidencial’, conocida por supuesto por el gobierno indonesio, los funcionarios del gobierno de los Estados Unidos y el Mossad israelí -según la cual se trató de una ‘mini-bomba nuclear’ que detonó con una potencia de 0.01 a 0.015 kilotones según la potencia equivalente en TNT, y que la ‘mini-bomba nuclear’ pertenecía a ‘Al Qaeda’.”

“En el capítulo anterior he demostrado de manera concluyente que a Al Qaeda le sería más fácil armar, a todo correr, una nave espacial de madera y aterrizar en la Luna que tener acceso a una mini-bomba nuclear. También he demostrado que cuatro naciones cuentan con la capacidad técnica para fabricar una mini-bomba nuclear -los Estados Unidos, Rusia, Francia e Israel. Fuentes confidenciales indonesias le confirmaron a la inteligencia nuclear rusa que la bomba pertenecía al Mossad de Israel.”

“Las pruebas fotográficas que demuestran el uso de un arma no convencional fueron eliminadas casi de inmediato de todos los principales medios de difusión, aunque no de la cámara de video de un aficionado que proporcionó la foto que se aprecia en la parte central superior. [...] La sola presencia del propio cráter demuestra que el arma fue detonada por debajo de la superficie del suelo, mientras que la profundidad del cráter, además de su diámetro, demuestra la profundidad a la cual el arma fue colocada originalmente.”

“Comenzaremos por el final: Fue una gran explosión nuclear que no tenía nada que ver con ninguna ‘mini-bomba nuclear’. Sin embargo, oficialmente se dijo que había sido un ‘coche bomba’, como ha sido la tradición. [...] ‘confidencialmente’ varios ‘patricios’ dijeron que había sido una ‘mini-bomba nuclear’.”

“El 30 de diciembre de 2006 la banda terrorista ETA coloca una bomba en una furgoneta que iba cargada con entre 200 y 500 kilos de explosivos, según las Fuerzas de Seguridad del Estado. La agencia EFE, recoge de fuentes de la investigación que las primeras estimaciones policiales apuntan a que ETA podría haber utilizado cerca de 500 kilos de explosivos para cometer el atentado.

“Estas fuentes han añadido que el cálculo (200-500 kilos) está basado en los efectos visibles de la explosión y en la experiencia de los técnicos en desactivación de artefactos.

“La furgoneta bomba, un Renault Traffic, estalló el mismo día, un sábado, 30 de diciembre de 2006 a las 9:01 en el aparcamiento D de la T4 del madrileño aeropuerto de Barajas. La explosión provocó una densa columna de humo y el hundimiento de cinco plantas del módulo D del aparcamiento de la T4.

“Como consecuencia del atentado se ha derrumbado el 60% del módulo D y ha afectado a tres de los seis módulos que conforman el aparcamiento de la T4, en el que los etarras aparcaron la Renault Traffic de color granate. Los bomberos confían en que las llamas terminen por extinguirse solas.

“Sobre el vehículo utilizado, la Policía ha emprendido una línea de investigación que apunta a que la furgoneta fue robada hace tres o cuatro días en alguna localidad del País Vasco. En concreto, informa EL MUNDO, podría estar matriculada en la localidad guipuzcoana de Ordizia aunque fue robada en Francia.

“¿Puede alguien en su sano juicio creer que se puede demoler una parte tan grande de una estructura de concreto reforzada con acero utilizando sólo 200 kilogramos de explosivos convencionales colocados en un solo lugar? [...] El máximo daño que una explosión convencional de 200 kilogramos pudo haber causado, habría dañado parte del concreto de las instalaciones que se encontraban en las inmediaciones del lugar de la explosión; los pisos (el piso superior y el inferior, no más) y varias de las columnas de los alrededores.”

“…la estructura real no estaba hecha sólo de concreto, sino de concreto reforzado con acero. El radio de un área tan dañada sería muy limitado (de 20 a 30 metros como máximo). Una vez más, las posibilidades de que una gran estructura reforzada con acero colapse por la detonación de 200 kilogramos de explosivos colocados en un solo lugar son nulas.”

“Lo más que usted podría lograr en este caso (si usted fuera un experto profesional en demoliciones y fuera a colocar su coche bomba en el lugar exacto) sería el debilitamiento total de una columna. Sin embargo, usted no podrá debilitar dos columnas a la misma vez con un solo coche bomba. Ahora, observe nuevamente la foto anterior y medite. ¿Cuántas columnas de concreto reforzadas con acero tendría usted que debilitar para hacer colapsar toda la estructura central que ahora no existe?”

“…una sola explosión convencional no provoca la demolición de un edificio. Alguna otra explosión lo demolió. Lógicamente, es de suponer que fue demolido por una ‘mini-bomba nuclear’ -esa sería la típica verdad patricia acerca del acontecimiento. Pero, desafortunadamente, usted no puede demoler un edificio tan grande reforzado con acero, con tantas columnas y tanto espacio vacío entre sus pisos aunque detone una ‘mini-bomba nuclear’. Aún en el caso de que usted haga detonar su ‘mini-bomba nuclear’ a la máxima potencia disponible -1 kilotón- esto no sería suficiente para demoler completamente una estructura tan grande, fuerte y casi vacía.”

“Ni un solo vehículo presentaba indicios de haberse quemado, como ocurrió en la explosión de Bali. [...] destruiría los autos restantes que se encuentren en las inmediaciones con su tremenda onda expansiva. Pero ninguno de estos efectos esperados fue reportado después de la explosión del ‘coche bomba’ en el aeropuerto de Barajas. Por tanto, podemos tranquilamente descartar la teoría de la ‘mini-bomba nuclear’.”

“De igual forma aquí están presentes algunos efectos verdaderamente extraños -si usted trata de trazar una línea imaginaria de arriba hacia abajo para indicar el límite exacto de la destrucción, dicha línea no sería vertical. Sería una línea en un ángulo de aproximadamente 45 grados. ¿Por qué una onda destructiva que ha causado estos daños se propagaría con este ángulo de inclinación?”

“Me imagino que usted haya entendido lo que he querido decir. Parece que aquí eso fue exactamente lo que ocurrió. Al parecer fue una gran explosión nuclear bajo tierra a una gran profundidad, debajo de la parte central del edificio del parqueo, la que ocasionó tal destrucción.”

“Además, el hecho de que las Fuerzas de Seguridad del Estado hayan errado sus cálculos acerca del tamaño de la explosión en un 150 por ciento es algo verdaderamente alucinante. El hecho de que el cálculo (200-500 kilos) esté basado en los ‘efectos visibles de la explosión y en la experiencia de los técnicos en desactivación de artefactos’, me hace pensar dos cosas. 1) Estos son los agentes más ineptos que existen sobre la faz de la Tierra, comparables, en el mejor de los casos, con el famoso Inspector Cluzeau. 2) Estos agentes afirmaron inmediatamente que la explosión había sido causada por una bomba nuclear, y trataron de ocultarles las pruebas a la población en general.”

“No tengo dudas de que los dos terroristas ETA de hecho hayan parqueado su Renault Traffic en el aparcamiento D de la Terminal 4. Cuando admitieron su culpa ante los tribunales, estoy seguro que pensaron que sus acciones habían provocado el caos. Sin embargo, el daño real, el daño nuclear, provino de una bomba nuclear enterrada a gran profundidad dentro de la terminal. ¿Quién lo sabía y quién lo hizo? No lo sé. Pero creo que he demostrado quiénes no lo hicieron.

“Conclusiones en relación con los atentados con ‘mini-bombas nucleares’, alias ‘coches bomba’ y ‘camiones bomba’:

“1) Las ‘mini-bombas nucleares’ existen.

“2) Se dice ‘confidencialmente’ que estas ‘mini-bombas nucleares’ pertenecen a varias organizaciones terroristas, casi invariablemente las llamadas organizaciones ‘musulmanas’.

“3) Estas ‘organizaciones terroristas’ no vacilan en utilizar estas ‘mini-bombas nucleares’ contra diferentes objetivos, la mayoría de ellos civiles.

“4) Estas ‘mini-bombas nucleares’ provocan explosiones de una potencia inusual -equivalentes a cantidades irracionales de TNT u otros explosivos convencionales que pudieran apenas caber en el interior del más grande de los camiones, para no hablar de un vehículo de pasajeros.”

Estulin continúa razonando sus puntos de vista en los párrafos 5, 6, 7, 8, 9, 10, algunos de ellos extensos, que omito en aras de la brevedad ya que no son indispensables para comprender su tesis.

Al llegar al 11 en la página 64 una vez más afirma:

“11) Estas ‘mini-bombas nucleares’ sólo pudieron ser fabricadas como máximo por cuatro de los países más desarrollados -los Estados Unidos, Rusia, Francia e Israel.

“12) El ‘Grupo Secreto’ realiza casi todos estos atentados con las modernas ‘mini-bombas nucleares’, probablemente sólo con un par de excepciones. Este ‘Grupo Secreto’, ya sea estadounidense, israelí, francés o ruso, no tiene nada que ver absolutamente con el Islam.

“13) En todos los atentados con las modernas ‘mini-bombas nucleares’, con excepción de un par de casos, se utilizan las ‘mini-bombas nucleares’ de tercera generación -la más reciente-, que son lo suficientemente pequeñas como para que puedan ser ocultadas en el sistema de alcantarillado.

“14) Si bien las ‘mini-bombas nucleares’ pudieran obviamente destruir un área extensa donde existan construcciones de estructuras ordinarias, no pueden derribar completamente un edificio moderno fuertemente reforzado aun si explotan en sus inmediaciones -como quedó demostrado en el caso del atentado con bomba en Oklahoma en el año 1995 y también en el caso del atentado con bomba a las Torres Khobar en 1996.”

Con estas palabras concluye Estulin, en lo fundamental, el capítulo traducido del inglés de su último libro.

Fidel Castro Ruz
Agosto 24 de 2010
7 y 06 p.m.

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